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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-12-1972 página 16
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-12-1972 página 16

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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MARÍA TERESA MARCH: ESTUDIO SOCIOLÓGICO DE LA (NOVELA ROSA) La rosa es la prolongación de la novela por entregaSy con todo el rigor de sus desdichas. Tiene que haber un interés, en mayúscula, por la Virtud, la Bondad y la Belleza; el t alor es para ellos, los protagonistas, Por Julio COLL T A fórmula de la novela ro sa Sencillez, b r e v e d a d, acción y diálogo. Lo demás, según los editores, es paja. Paja o literatura superflua es aquella que incide en el pormenor de las descripciones. -Por paja entienden la minuciosidad en las explicaciones de cómo son los locales o ambientes en donde transcurre la acción- -me informa M ar i a Teresa March por boca de Laura Denis, uno de sus dos seudónimos, precisamente empleados para alcanzar los datos necesarios para una sociología de la novela rosa- a menos que esos ambientes equivalgan a precipitar psicoquimicamente los sentimientos emocionales de los lectores. Hay que, en cada caso, emocionar, si no, no sirve. Una puesta de sol tiene que ser descrita muy brevemente, mera alusión para desencadenar un estado de ánimo. Por si misma, una puesta de sol hace sospectiar ya la proximidad de la noche; la noche nos lleva a la oscuridad; y en la oscuridad, fácil es darse un beso, casto y furtivamente. Otrosi, la lluvia. Invita a pensar habrá que guarecerse ¿Dónde? En casa de él. O en el zaguán del hogar de los padres de ella... Doña María Teresa March, ensayista y socióloga, me recibe en el suntuoso cuarto de estar de su hogar matrimonial. -La descripción de un hogar, según los editores de novela rosa, son tiempo muerto. No interesan las columnatas del castillo, ni las losetas medievales, ni el recamado de (os cortinales, ni el trenzado de las esteras, aunque sean auténticamente persas. A lo sumo, adjetivar de prisa: Muy lujosO una f sola vez; y seguir con la historia; Se respiraba un ambiente amoroso no más; La escalera que conducía a sus habitaciones particulares pues si dicha escalera no conduce necesariamente a sus habitaciones particulares, ni siquiera habrá que nombrarla. Hay que escribir con suscitaciones de noviazgo en potencia, de pasiones a punto de ser desatada, o de reencuentros amorosos, después de un largo periodo de separación. Los artesanados, reposteros y candelabros- -estos últimos, a memos que haya un apagón, y sea necesario utilizarlos para encender sus velas- -mejor no nombrarlos. ¿Cómo piensa titular su estudio sobre tan especialisima literatura de consumo- -le pregunto. la- De la novela de tjoudoir a foto- novela da como colección por Juventud le dio el nombre. De ahi proceden todas las colecciones. Paralelamente existió la llamada novela de boudoir, rayana con la frivolidad más descocada y picaresca. Este género tuvo sus genios como los tiene cualquier tipo de literatura especializada. Corin Tellado, por ejemplo, lo es de la actual novela rosa. En aquellos lejanos tiempos de la literatura de boudoir existían títulos y autores. Hoy solamente hay autores; los títulos no se recuerdan ni importan. Antes, Un grito en la noche por ejemplo, equivalía a citar a uno de los autores más conspicuos de la tendencia. Además escribían muy bien. Pedro Mata, El Caballero Audaz José Zamora- -que fue durante veintitantos años decorador del Follie s Bergére parisiense y hombre de confianza en la elección de sus coristas, todas ellas de igual tamaño e idénticas proporciones físicas, y que mucha gente ignora aún que obra tan francesa fue labor de un español- Felipe Trigo, de quien se puede decir que era más audaz que Caballero en la confección de la novela boudoir. O de boudoir, ¡vaya usted a saber! María Teresa March, catalana, de Barcelona, afincada ya en Madrid, opera aquí como estudiosa del género. -La Biblioteca Rosa que antes mencioné, creó la novela rosa- grande, cuyos autores fueron punteros: Carmen de ¡caza, de fértil imaginación creadora; Concha Linares Becerra, especialista en situaciones difíciles; Luisa María Linares, de poderorosa garra y gran técnica; y, por encima de ellas, el pionero Rafael Pérez y Pérez, quien, además de poseer el don de la eficacia, estaba dotado para intuir hasta dónde se podía llegar con una escena y su interés, y hasta qué momento era válida una situación sin interés para que lo tuviera. Me intereso- -así se lo digo- -por la eficacia de sus sondeos en tan original encuesta sociológica. -Después de un periodo de preguntas en directo me di cuenta de que no valia el sistema. Ideé, entonces, la situación del policía que se hace pasar por gángster con el fin de entrar en el grupo que persigue. Me contraté con dos editores utilizando dos seudónimos: Laura, para España, y Sindola, para Sudamérica. Como Laura Denis escribí doce títulos, a cuyos libros seguí su pista, según sallan de imprenta, entraban en quioscos y se revendían en el Rastro, o se alineaban, magulladas ya, en las alacenas de las Bibliotecas de alquiler en donde muchas de ellas, después de múltiples arriendos y subarriendos, se ¿De dónde le viene llamarse novela rosa al género? -La Biblioteca Rosa funda- Laura Oenis y Sindola Martín fueron los dos seudónimos de María Teresa March en sus novelas rosa medio empleado para reunir datos con destino a un estudio sociolójiico sobre el género. FOTOGRAFÍAS: JAIME PATO

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