BLANCO Y NEGRO MADRID 19-03-1960 página 42
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página42
- Fecha de publicación19/03/1960
- ID0005259194
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ÍMI EN EL DE MADRID VIVEN 568 SEMINARISTAS, DE LOS QUE SOLO 65 PAGAN PENSIÓN COMPLETA 16 n que sobrecoge. Desde el coro, las voces melodiosas de los cantores. SE ROMPE EL GRAN SUilNCIO La misa ha terminado y con ella el silencio que impera en el viejo caserón. Una alegría repeiítina parece inundar el Seminario. Charlas, risas y gritos se. escuchan por todas partes. Chictuillos y grandes, se dirigen a desayunar. Café con leche, pan y mantequilla. Al llegar el prefecto se levantan. Una mesa preside el comedor. En ella tienen su sitio el rector, los prefectos y los padres espirituales. Siguen los diálogos. El fútbol es uno de los temas preferidos. Se finaliza el desayimo. O l prefecto reza E en acción de gracias. Los seminaristas, en grupos, abandonan el comedor y se dirigen a sus habitaclones. ASEO, ESTUDIO Y CLASES Al margen de sus deberes estudiantiles en el Seminario se tiende a formar a los futuros sacerdotes en un ambiente de austeridad. Por ello, cada uno de los seminaristas tiene la obligación de saberse servir por sí mismo. Míos se hacen sus habitaciones, baten sus colchones y de vez en cuando también cogen la escoba para limpiar el polvo del suelo. Después de realizar estos quehaceres, más o menos domésticos, dedican dos horas att estudio. Terminado este tiempo asisten a clase. Los latinos dan las asignaturas del bachillerato corriente, insistiendo en el latin que para ellos es fundamental; los fílósbfos ética, psicología experimental y racional, historia de la filosofía, etc. los teólogos dogma, moral, teología, etcétera. nes, La presidencia dirigía la polémica. El latín era el idioma que se hablaba. Alvaro y yo nos mirábamos sorprendidos. Aquello era un mundo desconocido para nosotros. Un mundo de lenguas muertas que, sin embargo, tiene vida perenne. COMJDA Y RECREO 3 seminarista que me acompañaba indicó que había llegado la hora de comer. Nada más decirlo, timbres y campanillas comenzaron a repiquetear por todo el Seminarlo. Acudimos al comedor. Las preces de costumbre. El menú, como era día de vigilia, potaje de garbanzos, lin par de huevos fritos con patatas y ima naranja. Terminado el aümuerzo llegó él recreo, que aproveché para hablar con los seminaristas. Preferí hacerlo con los mayores, los teólogos y subinios al Beato El Beato s una especie de ea sinillo. AUf h billares, mesas de ping- pong y partidas de dominó. Formamos una tertulia en la que intervinieron unos cuarenta seminaristas y yo. Los temas tratados fueron múltiples. El diáHogo animado. Se trató del enfoque que daban los seminaristas al mundo actual. ¿Cuáles son los temas de vuestras conversaciones en el Seminario? -De todo. Aquí se trata de todo. El presente y el pasado, Nuestras conversaciones tratan lo mismo de fútbol que de temas teológicos. ¿Cómo veis e mundo de Ips seH glares? -le pregunté. Nuestra obligación es conocer los problemas. Tenemos un ansiii de conocimiento. Hay que tener ea cuenta que nosotros, como semll aristas, tenemos la obligación de ayudar al débil moral y físico. Nuestra misión es la de salvar almas X acudir siempre en ayuda del quft necesite nuestra ayuda y apoyo. -El seminarista verá, el sacerdocio con un punto de vista, ¿cuál es éste? Para nosotros el sacerdocio es un deber de servicio, una labor de apostolado. ¿Inquietudes... -Muchas. Ahora, adquirir conocimientos para que cuabdo llegue el momento estar pr arados para servir a Dios. Ayudar al débil, al que lo necesite. Salimos con vsKO. des ilusiones y pedimos al Señor PRIMERAS HORAS En estas fotografías se ofrecen varias escenas de las primeras horas de la mafíana en el seminarlo. Como los seminaristas son muchos y no hay lavabos para todos, hay que guardar cola. Después del oseo baten los colchones y hacen las camas, aregorlo, el seminarista más Entramos en el Aula Magna. Alvaro Oarcía- Pelayo, el fotógirafo que me acompañaba, se quedó sorprendido. En el estrado, presidían dos profesores. En los extremos, dos seminaristas hablaban en latín. Uno de ellos exponía sus puntos de vista filosóficos sobre cierto tema. Su compañero le rebatía en el Idioma de Cicerón. Unos ochenta tilumnos escuchaban la diferentes posicio