BLANCO Y NEGRO MADRID 21-12-1957 página 92

Lo que va de ayer a hoy. ARTURO POMAR EL JOVEN AJEDRECISTA HA CONSUMADO EL PEQUEÑO MILAGRO DE SEGUIR TRIUNFANDO, YA HOMBRE, EN EL MISMO ESCENARIO EN QUE TRIUNFO DE NIÑO Actualmente es campeón de España y Maestro Internacional y su fama se e x t i e n d e más allá de nuestras fronteras Por M a n u e l ME N E N D E Z- C H A C Ó N muchas veces les vencía! Sin embargo, aquel niño serio, aquel niño que se dejaba retratar para los periódicos con la indiferencia de un hombre ya cargado de laureles, se interpone entre Pomar y el informador, aunque a ambos les pese la intromisión. Ahora termina de clasificarse segundo en el torneo internacional disputado en el casino de Madrid, que ganó el alemán Darga. Pomar fué el primero entre los participantes españoles. En el transcurso de la conversación. Pomar sacó dos cigarrillos de ventaja al periodista. Puma con avidez, Su cigarrillo pierde poco tiempo en el trayecto de la mano a la boca, porque generalmente lo sostiene pendiente de la comisura de L A primera diñcultad que al periodista se le presentaba al iniciar esta interviú era la de encontrar el tono preciso. Uno era ya hombre adulto cuando hace catorce años se presentó en Madrid y armó el alboroto un niño mallorquín llamado Artiu: lto Pomar. Es difícil sustraerse al Influjo de esa fama precoz que convierte en personaje a un niño, y probablemente algún colega se verá, pasado el tiempo, en parecido trance con Pablito Calvo cuando el hoy pequeño actor haya sumado a su edad los pocos años precisos para que el niño se convierta en hombre, si es que el infantil astro logra el pequeño milagro de seguir triunfando, ya adulto, en el mismo ámbito en que triunfó en su infancia. El fantasma de Arturito Pomar no se esfuma, según sería deseable, tan pronto como el otro Pomar, el Pomar de hoy, campeón de España y triunfador en muchísimos torneos internacionales de ajedrez: se encuentra ante el periodista. El tiempo ha hecho todo lo posible por alejar a aquella imagen y dejarla atrás, porque Arturo Pomar, que marcha a pasos agigantados hacía una prematura calvicie, arrastra una imagen de hombre que está de vuelta de muchas cosas, de muchas su voz conserva algo que pudiera evocar la figura de aquel circunspecto infante que con la mayor naturalidad del mundo se enfrentaba, a los más sesudos varones del ajedrez naMonal e internacional, ¡y experiene s, y sólo en el tono de