BLANCO Y NEGRO MADRID 13-11-1921 página 28

preparando la función de despedida, que hubiera sido, seguramente, una manifestación de entusiasmo admirativo. Pero ella, al ver que iba de veras, tuvo un rasgo de rebeldia, y rescindió el contrato. No queria despedirse del público. En el teatro Español hizo una temporada mezquina. Poco después murió, acaso amargada por verse fuera de su teatro... La puntualidad de Balbina Valverde era extraordinaria. Vivia lejos, en la calle de Don Ramón de la Cruz, y un día de lluvia torrencial cayó en unes desmontes, causan dose daño. Lejos de volver a su casa, hizo buscar un coche, y logró llegar al ensayo sin excesiva d e m o r a Otra vez, estando e n f e r m a en Bilbao, instaló su lecho en su camarin del teatro Arriaga, para no faltar a su deber sin desatender el cuidado de su salud. El día de! entierro de la ilustre actriz se había d i s p u e s t o que la f ú n e b r e comitiva pasase por delante del teatro Lara. A la hora convenidla estaban los actores a la puerta, enlutados, dispuestos a arrojar flores sobre el féretro de la que fué su compañera incomparable; el s e x t e t o en el vestíbulo, sólo esperaba la llegada del c o r t e j o para acometer los coraDases de una marcha fúnebre. Pero el tiempo transcurría sin que la triste c o m i t i v a apar e c i e s e Alguien INTERIOR dijo: -Es la primera vez que doña Balbina se retrasa. Pero es porque la traen repuso Tomás Alenza. de una mujer encantadora. La Valverde, en la plenitud de su justo renombre, hacía las delicias del auditorio. Rosell, el incomparable caricato, producía ataques de hilaridad sin más que aparecer en escena. Mariano Larra destacaba su vigorosa personalidad junto a Ruiz de Arana, favorito del público. Y un mozalbete andaluz, apenas conocido aún, se reveló como gran genérico representando el protagonista del famoso juguete de Ramos y Vital. -i Quién es el que hace de Zaragüeta? -se p r e g u n t a b a n los espectadores. ua i. -Pepe Santiago- -respondían los bien enterados. Después... ¿cómo olvidar a Nieves Suárez y Morano en El patio, a C o n c h a Ruiz en Pepita Reyes, a M a t i l d e Rod. rí guez en Doña Cía- riñes f Y la noche inolvidable de Los intereses crea- dosf ¿Y la ejecución p e r f e c t a de Canción de cuna? Y las soberbias lecciones encerradas en Fantasmas, Como hormigas y Cobard ías? Los g r a n d e s autores, como los grandes actores contemporáneos, se han consagrado en el escenario de Lara. Con razón tenía D. Cándido un cariíío e n o r m e por su teatro. Mil neg o c i o s de mayor importancia manejó en su vida, pero por ninguno se desvivió tanto ni otro mereció como éste sus preferencias. Sin mi teatro DEL TE. VfRO- -decía muchas veces- yo no sería más que un hombre adinerado, un ricachón desconocido; gracias a él, mi nombre circula por toda España. Le debo gratitud, y se la profeso. No se crea, sin embargo, que fué D. Cándido El teatro Lara se ha caracterizado siempre por Lara un hombre vanidoso, dado al oropel y a los excelentes conjuntos de sus compañías. De la bambolla. Nada de eso. Un solo da. to íó comaquí los grandes éxitos obtenidos, algunos de ellos probará. No había querido retratarse nunca. Cuancon caracteres de acontecimientos memorables. do un fotógrafo le amenazaba con el objetivo Como olvidar aquel Zaragüeta que nos deleitó para alguna información periodística; negábase hace un cuarto de siglo? Rosario Pino, que aún siempre. -Eso es bueno para los actores, para los liteno había desenvuelto sus amplias alas artísticas, era entonces una deliciosa dama joven, a más ratos. Al público no le interesa conocer mi cara. ...X X. fc cr