BLANCO Y NEGRO MADRID 27-08-1898 página 5
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación27/08/1898
- ID0005101616
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r- rr (m i rnneí Cuando ya sin mirarnos nos veía y eran ciertas las dichas deseadas, estas cosas su naadre me decía, unidos con tiemísima alegría y los dos con las manos enlazadas; Eara hacer nuestro hogar más venturoso y alumbrar el Edén que absorta veo, voy á tener un niño tan hermoso como ya me lo finge mi deseo. Nuestras almas cóntaatas serán su amante y cárifípso abrigo; vas á volverte loco cuando sientas que no es una ilusión lo que te digo I Te sentarás al borde de la cuna para ver cómo charla y se sonríe; tal vez un rayo de la blanca luna dentro de pocas noches nos lo envíe. Por mucho que te asombre, el cielo para ti me lo depara; tendrá tu mismo nombre, tus mismos ojos y tu misma cara. Como esas vagas músicas de amores que los pájaros dejan en los nidos, habrá por estos largos corredores risas, juegos, y saltos y ruidos! Buscaremos los árboles lozanos, vendrán las tardes que sofió el deseo, y formando un cordón con nuestras manos llevaremos al niño de paseo. Jiin sus mejuias, pues serán de rosa, estamparán las gentes sus cariños, y un grupo formará de mariposas al mirarle jugar con otros niños. Le dormiré cantando en mis rodillas, vendrá la. noche que la calma vierte, y los dos (andaremos de puntillas para que nuestro niño no despierte. Así dijo mi dulce compañera con aquella hermosísima alegría de la que ya sin vacilar espera, y cantaba... y cantando sonreía, I y la cuna mecía como si él niño la canción oyera! Mas 1 ay! del ángel las tendidas alas por el azul del aire se perdieron; del bautismo las galas blanco sudario para el niño fueron. Huérfanas nuestras almas, suspirando, del niño íecogieron los despojos; pa 8 Ó, 4 rias tan de prisa y tan callando, que ni aun por vernos entreabrió los ojos. La cristalina perla de rocío se evaporó en la arena áel desierto; ¡el ángelvino, pero el ángel mío tan ángel fué, que sin v i r ha muerto I r ¡Y en tanto, sigue la cansada luna velando nuestras noches de cariño, naientras al lado de la yerta cuna los dos seguimos esperando al niño I A. F. GEILO DIBUJO DE BLANCO COBIS