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ABC SEVILLA 12-06-2001 página 3
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ABC SEVILLA 12-06-2001 página 3

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ABC MARTES 12- 6- 2001 3 FUNDADO EN 1903 POR DONTORCUATO LUCA DE TENA E D I T A D O P O R DIARIO A B C SOCIEDAD LIMITADA ABC D E S E V I L L A F U N D A D O E N 1929 P O R D O N J U A N I G N A C I O L U G A D E T E N A A visita del presidente Bush a España, como primer país de la primera gira europea, va a ser una visita importante desde todos los puntos de vista. Para muchos observadores políticos y económicos esta puede ser una magnífica oportunidad de conocer con cierta precisión qué género de presidencia podemos esperar e incluso en qué estrategias y en qué acciones se puede concretar. La nueva administración americana se ha esforzado desde el primer momento en diferenciarse lo más posible de la administración anterior pero no ha definido todavía un modelo propio. Hay sin duda algunos datos significativos de cuál podría ser ese modelo pero quedan aún muchas más dudas e interrogaciones que respuestas y existe la esperanza de que ese desequilibrio pueda alterarse en el curso de este viaje. Habrá que advertir por de pronto que los sucesos que rodearon la elección del nuevo presidente no van a debilitar, en forma alguna, su capacidad de acción. Es cierto que en el proceso se pusieron en dolorosa evidencia las graves imperfecciones del sistema electoral y sobre todo la excesiva politización de la justicia. Ambas cuestiones, sin embargo, han desaparecido ya del debate político. La sociedad americana mira muy poco al pasado y no tiene el más mínimo interés en abrir ese proceso crítico- -y aún menos en forma autocrítica- -ni a medio ni a largo plazo. El ajustadísimo resultado electoral no va a ser tampoco un dato influyente. A la vista del empate técnico entre los dos candidatos (Al Gore obtuvo incluso más voto popular) se pensó en algún momento que el presidente Bush se sentiría obligado a buscar en sus nombramientos y en su política algún género de consenso que reflejara mejor y suavizara en alguna medida la división ideológica del país. No ha sido así. Ha sido justamente lo contrario. Tanto las personas elegidas como las ideas y los proyectos manifestados son inequívocamente conservadores en su sentido más clásico y en su nivel más intenso. Los cuatro grandes del nuevo Gobierno (Colin Powell, Secretario de Estado; Paul O Neül, Secretario del Tesoro; Donald Runsfeld, Secretario de Defensa; y de forma significada John Ashcroft) simbolizan a la perfección, con auténtica excelencia, los valores republicanos en todas sus facetas. Esos mismos valores se manifiestan igualmente en las primeras decisiones en materia de defensa, economía y medio ambiente, unas decisiones polémicas con las que el presidente Bush ha querido dejar bien claros tres conceptos claves: en primer lugar, que los intereses de su país prevalecen sobre cualquier otra consideración; en segundo lugar, que lo que se llama la América. Inc es decir, el mundo de los negocios y las empresas poderosas, tendrá una influencia clara en la política económica; y en tercer lugar, que aunque las escuchan con interés no le preocupan en exceso las reacciones de L George W. Bush, un presidente conservador otros países y en concreto las posiciones europeas. La pax americana -tenemos que partir de esa base- -va a ser durante los próximos años un ejercicio intenso de poder alimentada por esos tres conceptos claves. Estados Unidos es en estos momentos un país especialmente consciente de su supremacía en todos los órdenes y no quiere desperdiciar la ocasión histórica que se le presenta de ejercer esa supremacía en un mundo en el que el colapso del marxismo, la larga y profunda crisis japonesa y las debilidades estructurales europeas le van a permitir tener más capacidad de acción y de influencia que ningún otro país haya tenido en ningún otro momento de la historia. Los temas americanos hoy día son dos: en el orden nacional, las medidas a adoptar para resencia militar en Europa y en el resto del mundo y una actitud general, que no será aislacionista- -como se apresuró a asegurar Colin Powell- -pero sí fuertemente unilateralista, en el sentido de actuar sin consultar demasiado a sus aliados y amigos en el mundo occidental. Esta actitud se ha puesto de manifiesto ya en el ataque a Irak, y asimismo en el anuncio del escudo anti- misiles y la revisión de sus acuerdos con Rusia. Las relaciones entre Europa y Estados Unidos han entrado en una dinámica negativa y peligrosa. La fotografía de las manifestaciones de pacifistas y ecologistas contra la visita del presidente Bush del pasado domingo en Madrid aparecen en la primera página de todos los periódicos del mundo. No es ese el mejor comienzo. España puede y debe ser un país que ayude a evitar un proceso de enrarecimiento y de agresividad entre miembros de la comunidad atlántica. Sería verdaderamente irresponsable ahondar más en lo que nos separa que en lo que nos une. España, en todo caso, debe aprovechar a fondo esta visita. Además de la revisión del asunto de Cuba y la del convenio de defensa y varios temas puntuales de orden económico, el presidente Aznar está en condiciones de convencer a su colega americano de las posibilidades de triangulación en Iberoamérica tanto en el orden político, como en el económico y el cultural. España es el único país europeo, de hecho el único país del mundo, que puede ofrecer este género de proyectos y merecería la pena investigar todas las posibilidades que se nos ofrecen como una cuestión prioritaria de nuestra acción exterior. La gestión del gobierno español con la administración demócrata fue especialmente buena y especialmente eficaz. Tenemos que lograr que suceda lo mismo con la nueva administración. La buena relación con un país que, de una u otra forma, va a liderar el mundo es un tema serio. S. M. el Rey ya empezó la tarea durante su encuentro en Washington con el presidente Bush el 29 de marzo pasado, un encuentro que, según todas las versiones, fue especialmente positivo y constructivo, al igual que el resto de su visita que tuvo un marcado acento hispano, tema este al que ya no podemos seguir dándole la espalda. Los ciudadanos norteamericanos de origen hispano van a convertirse en un futuro inmediato en la comunidad o grupo cultural más importante en los Estados Unidos, lo cual abre nuevas y decisivas puertas de colaboración. A través del nuevo encuentro con S. M. el Rey y con el presidente Aznar, el presidente Bush- -un presidente netamente conservador- -deberá darse cuenta de que España puede ser un buen aliado, un buen amigo y también un buen socio. A N T O N I O GARRIGUES WALKER España puede ser un buen amigo, un buen aliado y un buen socio cuperar la increíble tasa de crecimiento que mantuvieron durante los últimos años; y en el orden internacional, la precisión del género de liderazgo que les conviene asumir. En cuanto a lo primero la política del presidente Bush seguirá basada en la defensa a ultranza del dólar y a su utilización como arma económica y como medida coyuntural, una reducciónfiscaldrástica que ya ha provocado una pelea encontrada y difícil con los demócratas, pero que lógicamente acabará ganando. En cuanto al liderazgo mundial, el problema reside en encontrar el equilibrio justo entre la conveniencia de asumirlo y el coste que ello pueda representar. Henry Kissinger, un gran republicano, ya ha advertido que ser líder es a veces muy peligroso porque hay que estar dando ejemplo en toda ocasión y circunstancia y ello puede y suele dañar intereses concretos. Este viaje debe ser muy útil para que el presidente Bush reflexione sobre como cohonestar obligaciones y conveniencias. El presidente Bush tendrá que tranquilizar a Europa en dos asuntos concretos y especialmente sensibles. De un lado su rechazo del protocolo de Kyoto que requiere una explicación más refinada y más comprometida. Es cierto que algunas potencias europeas, por más que digan lo contrario, comparten la tesis americana, pero aun así los Estados Unidos tendrán que dar algún paso adelante, y ofrecer alternativas que no se limiten a un apoyo financiero a la investigación. El segundo tema se refiere a la política de defensa, una política en la que se detectan cada vez con más claridad dos tendencias típicas republicanas: la reducción de la pre- Jurista

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