Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC SEVILLA 30-05-1992 página 47
ABC SEVILLA 30-05-1992 página 47
47/112
Ir a detalle de periódico

ABC SEVILLA 30-05-1992 página 47

  • EdiciónABC, SEVILLA
  • Página47
Más información

Descripción

SÁBADO 30- 5- 92 ¿ME A B C 47 El idioma internacional Gestos y señas, claves para comprender a los extranjeros que circulan por la Muestra No se trata del inglés, lengua que se ha convertido en internacional, sino de otra que se aprende sin estudiar y que se practica agudizando el ingenio. Es el idioma que utiliza todo el mundo en la Cartuja, desde vendedores y personal de seguridad hasta camareros o pupis. Fruto del esfuerzo por complacer al visitante que no habla Nos creíamos que esto iba a ser la Cartuja de Babel pero el ingenio de cuantos trabajan en el recinto está superando la carencia del dominio de los idiomas. Aunque hay personas, como Anita, intérprete del pabellón de la Comunidad Europea, que comprenden ocho idiomas- desde los tres ases inglés, francés y castellano, hasta holandés, italiano, portugués, danés o alemán, muy pocos tienen esa suerte y, la inmensa mayoría de los visitantes o trabajadores de la Muestra suple el aprieto en el seguramente se han visto envueltos más de una vez con las dos únicas armas que poseen: el lenguaje de la mímica y una sonrisa. El último recurso- dicen los dependientes- es enseñarles bocadillos o bebidas y que elijan Sevilla. Dolores Chaves castellano, por ser servicial y que el extranjero pueda llegar a su punto de destino o coma lo que desea son todos estos gestos, estas señas con las que se entienden nacionales y forasteros cuando no es posible hacerlo por medio de la palabra. Es el lenguaje de la mímica, que ha adquirido, c o n la Expo, categoría universal. está situado enfrente de Reino Unido. Vienen muchos franceses, ingleses, suramericanos y alemanes y lo que nos suelen preguntar es la localización de un pabellón, dónde está un restaurante, los itinerarios que les recomendamos o el sitio desde el que se coge un transporte. Son muy agradecidos y se portan estupendamente A los trabajadores de las tiendas de souvenirs les dieron un cursillo de inglés, que duró dos días, pero no nos ha servido para nada- declaran- Pero no tenemos problemas para entendernos con los extranjeros. Normalmente, lo que quieren es saber algo acerca de algún producto o de la Expo y, como podemos, se lo vamos explicando Enseñarle el bocadillo Es ésta la fórmula utilizada por todos. Así, la sevillana Eiianne, que trabaja como dependienta en el concesionario Tres Olas, sólo sabe un poco de inglés, lo que aprendí en el colegio, pero que no da para entenderme con los clientes Así, cuando comprueba que los visitantes hablan francés, llamo a un compañero que lo entiende perfectamente y él se encarga de atenderlos. Pero cuando hablan otra lengua, con gestos y señas. Casi siempre me p i d e n un s a n d w i c h Cuando les pregunto que si prefieren que sea bocadillo, no suelen entenderme, por lo que tengo que coger uno y enseñárselo. Es el remedio más rápido A mí no se me ha ido ningún extranjero sin comer asegura Rosa, que trabaja en un quiosco de la empresa Napy. Casi todos los que vienen chapurrean alguna palabra en castellano y más o menos se les puede comprender. Yo lo que sí he notado es que los ingleses se esfuerzan menos en que se les entienda. O yes pikingli o nada Respecto al problema con las monedas, la dependienta asegura que eso es lo más sencillo. La mayoría- declara- te ponen las monedas en el mostrador para que tú cojas el dinero que cuesta lo que hayan consumido Esta es también, en líneas generales, la experiencia de José, que trabaja en la Ibense. Elegir los helados no les cuesta trabajo porque lo miran en el catálogo y lo señalan. A la hora de pagar, van sumando de cabeza y se suelen aproximar, aunque muchas veces confunden la moneda de 500 pesetas con la de diez duros Los Policías Nacionales que trabajan en el interior del recinto también se suelen enfretar a estos apuros con los visitantes. Cuando se nos acercan para preguntarnos por algún pabellón, solemos explicárselo por mímica. Algunas veces hay un compañero que sabe inglés y se entiende con ellos, pero cuando no hay manera los mandamos a información En este departamento, el de información al visitante, es donde seguro que los entienden. Es imprescindible que sepamos dos idiomas, pero la mayoría entendemos más declara María José, que trabaja en punto que Excursiones universales en tropel Sevilla. D. Chaves Las excursiones se han convertido en el denominador común de cualquiera de las jornadas de la Expo. El colegio francés del Sacre Coeur, de Saint Chery, trajo el pasado martes a cien de sus niños para que conocieran la Muestra. Stéphane, Armal y Palmier comentaban lo bonito que estaba todo y cogieron el circular para ver el pabellón del Futuro, que, además del de Francia, el que más ganas tenemos de ver Con estos niños se mezclaban los del colegio Genaro Rincón de Caleta, de Vélez- Málaga, casi cincuenta, con edades comprendidas entre los ocho y los diez años. Menos mal que han venido siete padres a echarnos una mano, porque con tantos chiquillos... comentó una de las monitoras mientras sujetaba una cuerda con la que iban más de diez crios agarrados. Y por haber, había hasta un grupo de marineros, todos uniformados, que acababan de des e m b a r c a r del barco belga Breydel. Sólo seis proceden de Bélgica; el resto, ochenta, son f r a n c e s e s y c o m e n t a r o n que nos vamos a llevar tres días aquí, por lo que pensamos venir a ver la Expo El problema es que, al parecer, tienen que traer puesto, durante sus visitas, el uniforme blanco, cosa que, aunque a algunos les fastidie, reconocieron que suele ayudar a conquistar a las chicas Pero la nota exótica de la jornada la puso una niña llamada Laura que iba vestida con el traje de comunión. La hice el domingo de la s e m a n a pasada, pero no me dio tiempo de venir. Por eso mi mamá me ha arreglado hoy para que viniera Para que se exhibiera por la Muestra y para hacerle fotos, porque la señora, entaconada y arreglada, no paraba de colocar a su hija y a los que parecían hermanos de ésta por cada escenario que le gustaba. Pero la verdad es que pasaba desapercibida. Los visitantes ya no se asustan de nada en la isla de las sorpresas. Una de las chicas que trabaja en la caja declaró que el hecho de que aquí empleemos un vocabulario limitado nos facilita el entendimiento con ellos Pero no son únicamente los trabajadores del recinto los que se esfuerzan en ser gentiles con los visitantes de habla no hispana. Cualquier español que circule por la Cartuja no duda en echarle una mano a un extranjero cuando lo necesita o cree que puede estar en peligro. Así, una señora le pidió ayer a su marido: Paco, hijo, díle algo a esa guiri que lleva la mochila abierta y le van a quitar la cartera Y no se pueden ustedes ni imaginar lo que le costó a Paco que la chica entendiera los peligros de tener un bolso abierto en Sevilla. Los pupis de la Expo solucionan a través de referencias la falta de entendimiento. Así. Alejandro declara que hay veces que me preguntan algo en un idioma distinto del inglés y me suelo dar cuenta de lo que quieren cuando nombran sitios claves El otro día, por ejemplo, vinieron unos rusos que me preguntaron, entre señas y gestos, por el pabellón del acuario. Yo me imaginé inmediatamente que querían saber dónde estaba Monaco y les expliqué cómo podían llegar hasta allí Estas son algunas de las pinceladas de una ciudad llamada Expo. Como se puede comprobar, la simpatía de visitantes y trabajadores ha posibilitado precisamente lo que se quería: una Muestra sin barreras.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.