ABC SEVILLA 03-06-1988 página 31
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página31
- Fecha de publicación03/06/1988
- ID0003488635
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La festividad del Corpus no es una mera representación escénica afirma el obispo de Huelva Una multitudinaria procesión recorrió las calles de la capital Huelva. S. H. La misa celebrada en la Iglesia Catedral de la Merced y la posterior procesión por las calles de la capital centraron ayer los actos de la festividad del Corpus Christi en Huelva. El obispo de la diócesis pronunció una homilía en la que afirmó que esta celebración no consiste en efectuar una mera representación escénica, sino que, por el contrario, debe ser una jornada en la que hay que aunar nuestra fe en Jesucristo y pedirle que se compadezca de su pueblo Tras finalizar el recorrido, de más de dos horas de duración, monseñor González Moralejo impartió a los fieles la bendición con el Santísimo Sacramento. A las nueve de la mañana comenzaba ayer en la catedral onubense la celebración de la misa del Corpus oficiada por el obispo Rafael González Moralejo. En su homilía, el prelado hizo continuas referencias al Jueves Santo, al que definió como el día en que se institutuyó la Eucaristía, al conmemorarse la entrega voluntaria de Jesús a la muerte. Para mantener vivo su recuerdo, Jesucristo legó su cuerpo y su sangre, que desde entonces, señaló el obispo, permanecen presentes bajo los signos del pan y del vino Ese es- -d i j o- -el Sacramento de la salvación, al que sólo se puede acceder a través de la fe. El obispo de Huelva, en otro momento de su intervención, apeló a la humildad de los hombres, de las familias y de los pueblos, que sucumben en el error de confiar excesivamente en sí mismos, y se olvidan de que necesitan a Dios y vuelven a caer en la esclavitud La festividad del Corpus, señaló, no es una mera representación escénica, sino una jornada que ha de servir para aunar nuestra fe en Jesucristo, para pedir a Jesús que se compadezca de su pueblo. Si acompañamos a Cristo fuera del templo es porque nos comprometemos a hacerlo en nuestro interior Minutos después de las diez de la mañana finalizaba la misa, dándose paso a continuación a la procesión. La multitudinaria comitiva la abría la banda de cornetas y tambores de la Hermandad de La Esperanza, marchando detrás un grupo de niñas con trajes de primera comunión. Otras dos bandas de música, la de la Sagrada Cena y la Municipal, integraban igualmente el cortejo, formado además por la Cruz de guía, jóvenes de las congregaciones marianas, centros parroquiales y asociaciones juveniles de las parroquias y colegios católicos de la ciudad; adultos de ambos sexos, pertenecientes a las parroquias y movimientos apostólicos y religiosos de Huelva; las hermandades de Gloria, con sus varas e insignias, por orden de antigüedad; hermandades de Penitencia, por orden de salida en la Semana Santa; Adoración Nocturna, hermandades sacramentales, sacerdotes religiosos y Cabildo de la iglesia Catedral. A continuación, la Custodia, acompañada por cuatro sacerdotes, e inmediatamente detrás el obispo con el clero oficiante. En la procesión, finalmente, marchaban las autoridades civiles y militares, en representación de los organismos como el Gobierno Civil, la Diputación, el Ayuntamiento, la Audiencia Provincial, Gobierno Militar, Comandancia de Marina, etc. Gallego Morell, pregonero del Corpus de Granada Granada. I. Vilardebó y A. S. Una lluvia de pétalos de rosas acompañó a la Custodia de Granada durante su recorrido procesional por las calles de la ciudad, abarrotadas de ciudadanos que soportaron elevadas temperaturas. Los pétalos fueron esparcidos desde los balcones del centro de la ciudad, por el que discurre la procesión. Al llegar al crucero de la Catedral, la Custodia, obra del siglo XVII en plata sobredorada que era portada por costaleros, fue rociada con pétalos de rosas lanzados desde la cúpula del templo. Dos horas duró la procesión, en la que, como es tradicional, desfilaron los cortejos históricos de los siglos comprendidos entre el XV y e l XIX, con elementos como la corona y el cetro de Isabel la Católica, el estoque de ceremonias de Fernando V de Aragón, las capitulaciones de Granada firmadas entre Boabdil y los Reyes Católicos y él pendón real, que fue la primera enseña nacional. Integraron el cortejo representantes de todas las cofradías y órdenes religiosas, el arzobispo Méndez Asensio, el gobernador militar y las corporaciones provincial y local. Por otra parte, el catedrático de literatura española y profesor emérito de la Universidad de Granada, Antonio Gallego Morell, pregonó las fiestas del Corpus en Granada con una evocación sentida sobre el significado del Corpus granadino a comienzos del siglo XX Corpus siempre de tranvías y coches de caballos, arpillera de los toldos, juncia y maestrazgo de las calles, intenso y derrochante incienso que se metía por los tubos de los órganos de la Catedral y por las rendijas de las casas viejas de las calles de Mesones, Reyes Católicos o de la Cárcel El gran pregón del Corpus granadino era sensorial- -afirmó Gallego Morell- -como lo son sus ciudadanos y lo es la ciudad: en el olor a Corpus que nacía desde el hondón tradicional del día de la Cruz y que acompañaba- -o l o r a C o r p u s- -el tañido de las campanas del Corpus, como alzan los granadinos su mirada hacia la torre de la Catedral; a la hora de la procesión quince campanas en torno a la gorda y destacando el tono agudo de la que traían en su ejército los Reyes Católicos aquel día de 1492: porque 1492 es también el año de la toma de Granada, y, acaso por esa circunstancia, fue el año del Descubrimiento La procesión- -concluyó Gallero Morell- -es el mejor pregón. Los demás nos afanamos por oler, por escuchar el olor a Corpus, el tañido del Corpus, los gritos de los niños esquivando a los cabezudos Gallego Morell había sido previamente presentado por el concejal delegado de Cultura, José Miguel Castillo, como erudito en literatura, hijo de Antonio Gallego Burín, catedrático, especialista en arte e historia, alcalde y gobernador civil de Granada hasta llegar a la dirección general de Bellas Artes o crear el Festival Internacional de Música y Danza de Granada De la labor de Gallego Morell destacó su dedicación a la Universidad granadina, de la que fue rector y, entre sus realizaciones, la ubicación del Rectorado en el Hospital Real y la biblioteca de la Universidad. Monseñor Infantes, obispo de Córdoba, afirma que la fraternidad y el amor salvarán la sociedad de hoy Córdoba. Antonio Gil La fraternidad es hoy el gran reto de las sociedades modernas ha manifestado el obispo de Córdoba, monseñor Infantes Florido, con motivo del Día Nacional de Caridad que coincide con la fiesta del Corpus. Christi. A juicio del prelado cordobés, la vida cotidiana nos coloca muchas veces en situaciones aparentemente insolubres porque nos colocamos siempre entre dos extremos irreconciliables. Parece como s ¡tuviéremos un esquema rígido: opresores y oprimidos, ricos y pobres, justos e injustos. Y la solución a esa disyuntiva parece no ser otra que la victoria de una ideología sobre otra ideología, de modo que volvemos a otra suerte de dominación de los unos sobre los otros. Para el cristiano, no es así. El evangelio no nos mete en un callejón sin salida, sino todo lo contrario. Abre la verdadera puerta a todos los problemas, aun a los que parecen insuperables. Y así, el odio no se vence con la violencia, ni la injusticia con una revolución que dé lugar a más injusticias, ni tampoco el enfrentamiento ideológico se soluciona con al rompimiento Según afirma monseñor Infantes, el mensaje de Cristo es liberador, porque aporta a esas situaciones la única respuesta válida y fecunda: la del amor. El amor cristiano vence al odio porque ve en el agresor al propio hermano. Las rupturas creadas por las injusticias se recomponen con el restablecimiento de la justicia. El enfrentamiento ideológico se subsana a base de diálogo Con motivo del Día de la Caridad, el obispo de Córdoba afirma que la sociedad de nuestro tiempo necesita la revolución del amor proclamado por Cristo. Ni una solidaridad profunda, subraya también, ni una fraternidad evangélica, ni unas Bienaventuranzas del Reino han sido anunciadas al hombre para su mera contemplación, sino para revolucionar las conciencias y la misma vida. Es decir, nos ha sido dada la tierra para transformarla en una auténtica fraternidad, la cual requiere generosidad, compromiso y desprendimiento. Y en este caso concreto, entraña el generoso donativo que se pide y que manifiesta, al menos como signo, esa fraternidad a la que Jesús llamó a los cristianos