ABC SEVILLA 02-10-1987 página 3
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página3
- Fecha de publicación02/10/1987
- ID0003465780
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA 2 DE OCTUBRE 1987 N 1952, hace nada menos que treinta y cinco años, escribí un artículo durante mi primera estancia en los Estados Unidos. Lo titulé El Crepúsculo Industrial, S. A. Me refería a una sociedad establecida en el Estado de Massachusetts y q u e s e l l a m a b a Sunset Industries, Incorporated (literalmente Industrias de la Puesta del Sol) forjé un título español aproximado. ¿Qué tenía de interesante aquella compañía? Simplemente, que todo su personal se reclutaba entre hombres y mujeres de más de sesenta años. Entre las mujeres empleadas entre sesenta y setenta y ocho años, una era bisabuela. Me pareció entonces, hace siete lustros, un extraordinario acierto, que se limitaba a tomar en serio y con respeto la realidad. El hecho, de todos conocido, es que la vida humana se ha prolongado enormemente, al menos en los países occidentales u occidentalizados; desde entonces, bastante más que en 1952. Y no es sólo que los hombres mueran más tarde- -las mujeres todavía un poco después- es que su juventud se prolonga, su madurez es larga y estable, son muchos los que llegan a edades que en otros tiempos eran vejez en la plenitud de sus posibilidades y, lo que es más, llenos de proyectos. En los Estados Unidos, cada vez más, la jubilación va siendo un derecho, no una obligación. Ya era una práctica frecuente que un profesor ilustre, jubilado en una Universidad, fuese contratado por otra, con un sueldo no tan grande- -tenía ya una jubilación elevada- -y menos trabajo administrativo. Una vez dije a un presidente de Universidad: Es como comprar un Cadillac de segunda mano en vez de un Plymouth nuevo. Exactamente me con- testó. Conozco a un magnífico profesor que ha cumplido setenta y nueve años y sigue enseñando con toda normalidad. En vista de todo esto, el Gobierno español ha decidido jubilar a todos los funcionaríos a los sesenta y cinco años y ha hecho oídos sordos a todas las innumerables y razonadas protestas, todavía me inquieta más el ver que ningún partido- -si alguno lo ha hecho y no me he enterado, que me perdone- -ha anunciado su propósito de enderezar el entuerto si consigue el poder. Conviene examinar con un poco de calma lo que significan las jubilaciones anticipadas. Hay un número considerable de personas que las desean- -vaya esto por delante, porque no hago trampas en mis razonamientos- Hay para ello dos motivos principales y ambos me parecen inquietantes. El primero es que mucha gente no tiene interés ni gusto por su profesión; la ejercen porque tienen que ganarse la vida y nada más. La primera parte es justa y nos afecta a casi todos; la segunda es grave; hay profesiones para las cuales es muy difícil tener vocación, ni siquiera afición; pero hay además una presentación negativa del trabajo- -sobre todo a cargo E ABC JUBILACIONES de los que se llenan la boca con esa palabra y con la de trabajadores un desprestigio social de casi todas las funciones, de manera que son muchos los que no dirían nunca que dedican su vida a un oficio o profesión- -menos todavía que la consagran es una deficiente moral del trabajo. El otro motivo es la avidez de la Seguridad Social: nuestro mundo está lleno de los que aspiran a cobrar del Estado automáticamente y sin tener que hacer nada; la consecuencia es la falta de argumento en la vida, y a corto plazo el aburrimiento, pero esto no suele pensarse, por falta de imaginación. Esto explica que haya bastantes personas impacientes por ser jubiladas. Pero hay otras, en altísimo número, que están angustiadas por esa perspectiva o desoladas por su cumplimiento. Empecemos por lo más elemental y prosaico: su situación económica. Son muchos los profesionales que contaban con el servicio activo- -y la remuneración correspondiente- -hasta los setenta años. Toda su vida económica se basaba en eso; educación de los. hijos, tal vez pago de los plazos de una vivienda, acumulación de algún ahorro, etcétera. Contaban igualmente con una pensión de cierta cuantía, que queda cercenada por el menor tiempo de servicio, en muchos casos reducida a una insignificancia. Se ha dicho- -creo que con razón- -que los jubilados antes de tiempo tenían un derecho a ese tiempo de servicio y esa pensión, en vigor cuando alcanzaron su puesto de trabajo; creo que los Tribunales han dicho que no tenían derecho, sino una presunción de él. No soy jurista, y no sé qué justificación legal pueda tener esto, pero estoy empezando a irritarme por el uso de las palabras presunto y presunción Pero lo económico no es lo único; hay además el ejercicio de la profesión, necesario para la vida cuando tiene carácter vocacional, cuando se ejerce con dedicación y entrega, con esmero y, por tanto, con un rendimiento eficaz y valioso. Se despoja a muchas personas de cinco años de vida plena, cuando la variación objetiva de las cosas reclamaría que se les concedieran REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: CARDENAL ILUNDAIN, 9 41013- SEVILLA FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA por lo menos cinco años más. El tedio, acaso la depresión, amenazan a muchos, relegados a la vida inactiva; a las clases pasivas en la plenitud de sus posibilidades. Ahora se habla sin parar de derechos humanos interesan con tal de que sean abstractos o tengan una significación política; si son concretos, si se refieren a hombres y mujeres de carne y hueso, a nadie parecen importarles. Hay, por otra parte, un aspecto distinto de la cuestión, que se refiere a España en su conjunto. Hay profesiones que requieren, no solamente una formación adecuada, sino una larga experiencia, una maduración que las lleva a su plenitud al cabo de muchos años. Son las que pueden llamarse profesiones superiores investigadores, médicos, arquitectos, técnicos de nivel elevado, jueces y magistrados, profesores, escritores, artistas. En muchos casos, llegan a su perfección después de los sesenta años, a veces mucho después, y la prolongan e intensifican largo tiempo. Es además frecuente que su rendimiento sea más alto que en edades más juveniles, porque es precisamente la sazón de la cosecha, cuando se dispone de los frutos de una vida dedicada a una función, una disciplina, una tensión creadora. Todo esto parece desdeñable, sin valor, algo de lo cual se puede prescindir. El error es de tal calibre, que hay que pensar que no es simplemente un error, sino que responde a un propósito determinado. ¿Eliminar del escenario público a una generación que puede resultar molesta? ¿Sustituirla por otra más dócil? ¿Romper la continuidad de la cultura- -en sentido lato- conseguir que los más jóvenes no cuenten con la experiencia de los que han vivido diversas épocas, han hecho ensayos, se han equivocado, han visto las dos caras de muchas cosas, han conocido de primera mano un tiempo de extraordinario florecimiento intelectual? Creo que España tiene graves problemas y a la vez admirables posibilidades. No comparto el pesimismo global que se está difundiendo de manera alarmante. España podrá tener un porvenir atractivo y lleno de valor si supera la tendencia al achabacanamiento, si recobra el tono de la vida, si se esfuerza hacia la calidad en todo, desde la limpieza de las calles hasta el funcionamiento de los servicios, desde la lengua hasta la veracidad, desde la evitación del despilfarro hasta el decoro de la vida pública. Pero esto no se puede conseguir más que con el esfuerzo de todos, con una renovación de la moral nacional; por supuesto, no con la amputación de la fracción en que se ha acumulado buena parte del saber y la experiencia de nuestro pueblo. de la Real Academia Española Síerpes, 73 RkDJa, 13 Serpes, 6 JoveBano 8 yTétití 17 SEVILLA BOLSOS Julián MARÍAS