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ABC SEVILLA 04-09-1985 página 3
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ABC SEVILLA 04-09-1985 página 3

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EDITADO PRENSA SOCIEDAD 4 POR ANÓNIMA 19 8 5 ESPAÑOLA, SEPTIEMBRE IN embargo, en la última parte del siglo XIX y durante su conexión con el XX, los cambios sociales y culturales y la superación crítica de muchas doctrinas establecidas por los cambios científicos- e l campo electromagnético, la relatividad general, la mecánica cuántica, la evolución, la estructura del DNA, las mutaciones, etcétera- van a tener consecuencias cualitativas sobre la misma estructura interna de la ciencia y sobre fenómenos sociales, tales como la riqueza, la calidad de la vida, el empleo, el liderazgo y la solidaridad. Mas, poco importa que l a ciencia deba abandonar sus reductos de infalibilidad y tenga que modificar sus esquemas de racionalidad, si ello mismo va a soplar en igual dirección que su progreso, Por otro lado, la ciencia se va acomodando a las nuevas estructuras sociales, penetra en la sociedad y en el poder, se vincula de forma próxima a los avances tecnológicos y a la economía, aumenta el número de investigadores e, incluso, va a utilizar el hombre mismo como objeto de la investigación. Así, los objetivos de progreso individual y social comportan beneficio, prestigio y poder y, a la vez, se sitúan en el entorno del crecimiento económico; el progreso económico y social de una comunidad que se conoce como desarrollo. Hasta este momento, el progreso de la ciencia había venido originando sus propios objetivos; desde ahora, las apetencias generalizadas de una sociedad de consumo material e intelectual provocan las estrategias científicas y técnicas de las naciones, tas instituciones y las empresas. El hombre está ya embarcado en un proceso irreversible pero modulable; el hombre ha de ser consciente de las consecuencias del avance científico y buen conocedor de las finalidades que se persiguen; la modulación puede consistir en selecionar, orientar y encauzar el progreso científico hacia el mejor rendimiento de su actividad social. Este progreso integral, el desarrollo, entraña riesgos, inevitables unos que hay que valorar y atenuar al máximo, salvables otros que pueden evitarse mediante normas sociales y de gobierno. Y es en este ambiente, irreversible, repleto de impresionantes logros científicos y de avances tecnológicos, con sus beneficios y riesgos hipotéticos o reales, en el que comienza a jugar un papel decisivo la estructura de la organización nacional e internacional de la creación científica, de la promoción de la investigación y de sus aprovechamientos. Y es de esta forma cómo la aplicación tecnológica, con todas sus caras, utilidades y matices, puede ser fruto de la ciencia inocente y bella, o cómo, al contrario, va por delante la pretensión de una finalidad- l a curación del cáncer o la del SIDA, el logro de nuevos materiales para las comunicaciones y la mismísima guerra de las galaxias- -para cuya consecución se ponen en marcha poderosas creaciones de la ciencia pura. El hombre que se crea sus propios retos ha de elegir sus remedios; y los problemas nacidos de la aplicación de la ciencia han de solucionarse mediante el uso reforzado del método científico. Todo ello abunda en la necesidad moderna de una normativa política que tome decisiones coordinadas en torno a los intereses nacionales, a los que indudablemente contribuyen los requerimientos materiales de la sociedad, la defensa y la s FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC competitividad económica en el comercio internacional. Necesidad política que no hay que confundir con la politización de la ciencia que aporta, entre otros peligros, la creación de resentimientos y animadversiones entre los científicos y el público en general y la frecuente equivocación de éste, aparte de la posible transgresión de la libertad individual. Frente a esta realidad, múltiples son las responsabilidades sociales de los científicos y de los técnicos, ya ejerzan su misión en la industria o en organismos estatales. En muchas circunstancias las decisiones a tomar implican juicios de valor y alcanzan el rango de decisión política; estas decisiones se mueven en un amplio margen de responsabilidades que pueden abarcar desde la correcta actitud crítica frente a los trabajos de otros miembros de la comunidad científica, hasta la implicación en graves cuestiones sociales, pasando por la debida presentación de los límites de la incertidumbre en sus propios resultados y criterios, la generosa liberalidad en el intercambio de opiniones, la ausencia de la polarización extremada de opiniones, la comunicación medida y honesta en el entusiasmo o la denuncia. Son muchos los ejemplos que nos ofrecen el progreso y el desarrollo actuales en los que el científico, la política de la ciencia y el mismo poder político- d i vulgado en algunos casos, en lo más oculto- -han de hacer uso de una sensibilidad ética, de una reflexión ética, fudamentada en el conocimiento científico mismo, es cierto, pero también y sobre todo en el sentido de trascendencia de la vida humana y en la relación del hombre con el hombre, del bien de todos los hombres. En mucha investigación fundamental- l a de la biología molecular, por ejemplo, en muy buena medida- no resulta difícil seleccionar el signo social de su ulterior aplicación y lograr, a la vez que triunfo, y gloria, y deleite, el progreso del conocimiento y de la ciencia y el desarrollo de la colectividad. La historia de nuestros propios días está cuajada de episodios que pueden referirse a las reflexiones anteriores. Cada cual podrá dar a los ejemplos que voy a escoger la importancia relativa que solemos otorgar a las cosas en la medida que las conocemos o nos afectan; son motivos que nos marcan la dirección del progreso, y del hombre, de nosotros dependerá el sentido con que andando el tiempo deban ser recordados. Muy pocos descubrimientos científicos han sido aireados, debatidos y evaluados por la propia comunidad científica en sus beneficios e hipotéticos riesgos como. -entrada la década de los setenta- el denominado DNA- recombinante que permite- insertar fragmentos de, en realidad, cualquier tipo de DNA en otras células- por lo general estirpes bacterianas destinadas a desarrollarse singularmente én medios de laboratorio- -por medio de vectores especializados. Sucedió que unas cuantas hipótesis epidemiológicas y ambientales, tan sólo intuitivas, fueron argüidas como riesgos, REDACCIÓN, ADMINIS- TRACIÓN Y TALLERES: CARDENAL ILUNDAIN, 9 S E V I L L A CIENCIA Y PROGRESO (y II) puestas a disposición del público medio y de los organismos reguladores de tal utilización, frente a los, ya entonces en marcha, beneficios del procedimiento en la agricultura, en la medicina- tales como la obtención de hormonas, vacunas, anticuerpos específicos, etcétera- y en otros medios de producción. Al igual que otras veces en la historia, como a Pasteur mismo le ocurrió, hubo voces dioclecianas para interrumpir sin templanza este tipo de técnicas; a pesar de que los posibles riesgos no tenían soporte científico conceptuarTM experimental, la comunidad científica, ejemplo de responsabilidad, se impuso una moratoria al ejercicio de estas prácticas, durante la que se reconsideraron todos los argumentos y que permitió concluir científicamente la nueva puesta en marcha de esta tecnología biológica, si bien bajo la guía y vigilancia de normativas institucionales adecuadas. Son temas estos que sobrepasan cualquier límite de actuación nacional. Muy actual en este sentido es el ejemplo que nos ofrece el proyecto conocido como IDS (iniciativa de defensa estratégica) por el que van a distribuirse 250 millones de dólares para la investigación fundamental, preferentemente universitaria, en los dominios de los cálculos ultrarrápidos, el transporte de información por protones, los componentes con matrices metálicas o carbonadas, la tribología, los carburantes, etcétera. A pesar de las controversias sobre la militarización de la investigación civil, pocos centros, si alguno, resistirán esta tentación. Es importante de todas maneras que los recuerdos recientes de Hiroshima, a los que nos referíamos al comienzo, hagan olvidar el fin del proyecto Manhattan; ojalá que las reflexiones del aniversario logren imbuir de ética a tanto refinamiento científico como se encierra en esas siglas misteriosas- IDS, EUREKA, ESPRIT, BRITE, RACE, etcéteray a todos los organismos que dirigen y gobiernan estos proyectos. Pero no toda la ética y todo el progreso social han de examinarse a la luz de la guerra de las galaxias- o la paz de las estrellas, según se mire- Un investigador japonés, curiosa coincidencia, por estos mismos días, acaba de demostrar que un solo cigarrillo es capaz de producir en su fumador unas diez mil roturas en una cadena de la doble hélice del DNA; la imposibilidad acumulada de su reparación normal puede producir graves situaciones patológicas por un mecanismo que, trágicamente coincidente, también participa en la agresión de las radiaciones. Las estadísticas también han correlacionado las patologías producidas en los cónyuges no fumadores de maridos o mujeres, tanto da, fumadores. Sea o no absorbida la moral por el derecho, la conducta humana debe acomodarse en este caso, como en los anteriores, al bienestar y progreso de la comunidad. Todo ello para que tanto conocimiento no nos turbe la sabiduría, como advirtiera la escritura sagrada del hinduismo hace cuatro mil años, y para que aprendiendo a ser hombre, con Luis Rosales, confesemos que: amándote, olvidándote y negándote somos tuyos, Señor, participamos en la Creación contigo; somos tuyos, Señor, somos tus manos. Ángel MARTIN- MUNICIO de la Real Academia Española

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