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ABC SEVILLA 10-03-1985 página 3
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ABC SEVILLA 10-03-1985 página 3

  • EdiciónABC, SEVILLA
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD 10 POR ANÓNIMA 1985 ESPAÑOLA, MARZO FUNDADO ABC EN 1905 POR DON TORCUATO elección. Un voto de censura contra el Gobierno Suárez, injustificado objetivamente, destinado simplemente a producirle un grave desgaste; una complicidad con ese voto de los que negaron su apoyo al Gobierno, a pesar de temer especialmente su derrota; un amplio despliegue de vanidades suicidas dentro del partido gobernante; una intempestiva disolución de Cortes que alteró todos los programas, desde la visita del Papa hasta la reorganización de las fuerzas políticas; todo esto sumado produjo una situación de anormalidad, de perplejidad electoral; las elecciones mismas fueron, como he dicho, irreprochables, pero se aplicaron a un cuerpo social perturbado y desarticulado. Esa mayoría se está usando no como respaldo normal de una política, como facultad de decidir en última instancia, sino como instrumento para la extensión del poder y, sobre todo, para la transformación de la sociedad, con la clara voluntad de dejarla ya modificada, con enormes dificultades para la rectificación y, lo que es peor, con apariencia de que eso sería un retroceso. El Estado va ganando terreno sobre la sociedad, como los holandeses ganan terreno al mar. Cada vez son menos las cosas que se deciden socialmente por el libre juego de la imaginación, la espontaneidad, los deseos, las voluntades individuales o asociadas, el prestigio. Cada vez son más las cosas legisladas, imperadas jurídicamente mediante decretos o leyes. No se tiene en cuenta la opinión de los millones de españoles que no están representados por el partido mayoritario; y el propio Gobierno tiende a olvidar que el nervio de la democracia consiste en que la mayoría electoral significa que el Gobierno es de todos, en sus dos vertientes: que todos deben acatarlo y considerarlo suyo, que el Gobierno tiene que actuar para todos; es decir, teniéndolos a todos en cuenta! Si REDACCIÓN, ADMINIS- TRACIÓN Y TALLERES: CARDENAL ILUNDAIN 9 S DE E V I L L A LUCA TENA I O creo que los españoles se den clara cuenta de lo que está sucediendo actualmente en España. Unos, los más, están adormecidos por una propaganda extraordinariamente activa y eficaz, que dispone de una altísima proporción de los instrumentos y los usa sin limitaciones; tienen una visión fragmentada del proceso de transformación de la vida pública- y a veces de la privada- que está en curso; en g e n e r a l se les presenta como un avance, un progreso, y como un cumplimiento de sus deseos, de su mandato electoral, aunque no hayan pensado nunca en tales transformaciones y les produzcan vaga zozobra. Los otros, los que están resueltamente desazonados e inquietos, los que en principio se oponen a ese proceso, están también muy desorientados. La oposición automática a todo produce fatiga; se la da por descontada, se la espera en cada instante, y deja de hacer efecto; si se llega a sospechar que sea maniática, resulta contraproducente. Su universalidad la hace peligrosamente igualitaria: se tratan por igual las cosas importantes y las minucias o las anécdotas; se llama la atención del lector o del oyente, de manera extremada, sobre algo que apenas tiene interés, que es una insignificancia, y esto lo lleva a resbalar sobre asuntos de enormes consecuencias. En cuanto a la oposición estrictamente política, casi nunca queda claro a qué se opone de verdad y a fondo; por ejemplo, no se sabe qué medidas de legislación o de gobierno serían eliminadas y corregidas en el caso de que uno u otro grupo ocupase el Poder; y no se puede evitar la impresión de que, en muchos casos al menos, la oposición es verbal, y se dejarían correr las cosas contra las cuales se ha protestado. Los que estamos lejos de la juventud recordamos muy bien lo que sucedió después del triunfo electoral de las derechas -perdónese la vacua palabra- en noviembre de 1933: no se modificó la legislación que se había condenado como antirreligiosa, destructora de la moralidad o de la patria; lo que más se notó fue la rebaja de los salarios, y esa actitud, llevada a sus últimas consecuencias, fue la que llevó a la disolución de esas Cortes, a las elecciones que dieron el triunfo al Frente Popular en febrero de 1936 y a todo lo demás; es decir, al desastre mayor de nuestra historia. Lo que está sucediendo no es terrible ni melodramático, pero es muy grave, y su gravedad se acentúa por el hecho de que, como he indicado, no se advierte con claridad y, por tanto, no hay una toma de posición adecuada. Estamos gobernados por una mayoría absoluta. Esto es perfectamente normal y legítimo, y depende de los resultados de las elecciones de octubre de 1982, que fueron irreprochables. Lo que encerraba ya un coeficiente de anormalidad fue la situación política que fue objeto de N LA MAYORÍA COMO MECANISMO EJEJSSEJSSEIEJEJEJEJEJ Diseño y confección de muebles especiales s donia O DONNELL 18 esto no ocurre, el partido dominante tiende a considerarse partido único, que forma y verbalmente reconoce a otros, pero no en el ejercicio real del Poder. Naturalmente, la situación efectiva no permite fácilmente ese engaño, porque hay instancias que lo estorban: por una parte, la Constitución; por otra, la Corona. Pero no basta con su mera existencia para asegurar la libertad de los individuos, de las instituciones sociales, de la sociedad en su conjunto; es decir, la vida de una democracia que no sea ni orgánica ni popular La Constitución- m e cansé de advertirlo cuando se estaba haciendo- tiene una alta proporción de ambigüedad, y tolera interpretaciones divergentes. Algunas se intentan forzar, a pesar de que las discusiones en las Cortes fueron claras de cuál fue la mente del legislador Hay, claro está, el Tribunal Constitucional, encargado de aclarar las dudas y determinar si algo es fiel a la Constitución o contrario a ella. Pero su lentitud es inquietante: los profanos no comprendemos bien por qué se necesita tanto tiempo para decidir si algo viola o no los preceptos constitucionales. Y si prospera la eliminación del recurso previo si no se detiene la legislación sospechosa, esa misma lentitud puede tener consecuencias gravísimas, pues una disposición podrá surtir efectos inmodificables, aunque luego sea declarada inconstitucional. Y esto tiene consecuencias muy delicadas para la Corona. El Rey tiene que cumplir y hacer cumplir escrupulosamente la Constitución; la historia reciente de España muestra lo que pasó cuando Alfonso XIII, después de darle el Poder al general Primo de Rivera, no convocó nuevas elecciones en el plazo fijado constitucionalmente. El Rey debe sancionar las leyes o decretos; pero si ha de hacerlo cuando hay dudas sobre su licitud constitucional, antes de que el Tribunal decida sobre ellas, podría verse obligado a aprobar algo que se declararía haber sido contrario a la Constitución. Parece difícilmente aceptable, y en todo caso contrario a la alta autoridad y el prestigio intacto que debe guardar el Rey. Es muy posible el embalamiento de los que ejercen un poder que les parece ilimitado y no lo es. También se comprende que la exasperación de los que no lo ejercen los lleve a un automatismo de la crítica, sin distinción de gravedad e importancia. La pasividad inducida por la propaganda en el cuerpo social lleva a uri estado de anestesia que permite la manipulación y suprime los reflejos y, lo que es peor, el ejercicio de la inteligencia y la voluntad. La vida humana no es un mecanismo, sino una actividad proyectiva y libre. Es urgente que todos los españoles lo recordemos para no recaer en situaciones que parecían definitivamente pasadas. Julián MARÍAS de la Real Academia Española JÉ

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