ABC SEVILLA 30-09-1978 página 11
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página11
- Fecha de publicación30/09/1978
- ID0006218178
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LA MUERTE DEL PAPA Con el Kempis en las manos y la expresión sonriente JUAN PABLO I FALLECIÓ EN SU ALCOBA REPENTINAMENTE La muerte le sobrevino sobre ICES once de la noche del jueves, cuando leía o dormía LLAMADA A LOS CARDENALES. -El cardenal Villot, que con la muerte del una máquina de escribir, habrá descu- Papa asume el- cargo de camarlengo de bierto alguien una máquina de leer? Se- la Santa Iglesia, avisó en seguida por tería un gran invento y de gran ayuda. léfono al cardenal Confalonieri, decano Ayer tarde, a las siete y treinta, había del Sacro Colegio. Este, por teléfono tamrecibido al cardenal Baggio, presidente de bién, hizo las primeras comunicaciones a la Sagrada Congregación para los Obis- los cardenales residentes en Roma. Conpos. E l cardenal le traía una carta con falonieri fue el primero en acudir al Vaciertos documentos que el Papa debería ticano. Poco después lo hizo el vicario de despachar. Mañana sábado, el cardenal Roma, cardenal Poletti. En unos minuBaggio recibiría la respuesta del Papa tos fueron llegando o t r o s cardenales. en una audiencia privada. Tarde, hacia Eran las seis de la mañana. Todavía el las nueve de la noche, el Papa llamé por mundo no sabía que Juan Pablo I había teléfono al arzobispo de Milán, cardenal fallecido, E l cardenal Confalonieri, ayuColombo. Su voz. amable y cordial, no dado por el padre Magee, ofició la primostraba ninguna señal de cansancio. Ha- mera misa por el eterno descanso del cia las diez y treinta, después de pasar Pontífice. por su capilla privada, en el tercer piso A las siete y veinticinco, la agencia itade los Palacios Apostólicos, Juan Pablo I se retiró a su h a b i t a c i ó n Un poco liana de noticias dio el primer, increíble, antes, uno de sus secretarios le había anuncio. La radio dio su información a comunicado el último caso dé violencia las siete y treinta y seis minutos. A las política ocurrida en Roma unos momen- ocho y cinco, la sala de prensa del Vatitos antes. Dos jóvenes habían sufrido un cano emitía el primer comunicado ofiatentado. Uno de ellos había muerto de cial del fallecimiento del Papa: unas polos disparos. E l Papa, entristecido, había cas, escuetas palabras con los datos cocomentado como en una queja: Se ma- nocidos hasta ese momento. A las ocho y quince había ya en la sala de prensa vatan incluso los jóvenes... ticana unos treinta periodistas y un cenE l sacerdote irlandés padre Magee, se- tenar de personas que querían confirmar cretario antes de Pablo VI y ahora uno la inesperada comunicación. E l acceso a de los dos secretarios de Juan Pablo I, la sala de prensa quedó impedido a tosabía que a la mañana siguiente debería dos los que no se acreditaban como inacudir a la capilla del Papa a las 5,30. formadores. Alguien abrió una ventana Juan Pablo siguió después de su elección de los Palacios Apostólicos e izó, a mecon la costumbre de levantarse a las cin- dia asta, la bandera del Vaticano. La co de la mañana: A esa hora se reza y puerta de bronce que conduce por la se trabaja mejor decía. escalera de Pío IX hasta los apartamentos del Papa, quedó cerrada a mitad. NinUNA EXPSESION SONRIENTE. -El guna otra información Por otra parte, en padre Magee, a las 5,30 estaba en la ca aquellos momentos no era necesaria más. pilla privada del Pontífice. Esperó unos Juan Pabló I había muerto. Tenía sesenminutos. Luego se dirigió al aposento del ta y seis años. Había reinado- -la palaPapa. Por debajo de la puerta se filtraba bra resulta inexacta, imprecisa, casi enla luz encendida en la habitación. Llamó gañosa- -durante un mes y tres días. Su a la puerta. Esperó unos segundos. Repi- muerte no apaga las esperanzas de los catió la llamada, y entró directamente sin tólicos; sólo las adormece, las deja conintranquilidad alguna. S o b r e el lecho, fusas. Juan Pablo I parecía reposar. Se acercó el padre Magee al Pontífice llamándolo UN ENCUENTRO MUY DISTINTO. -por su nombre. Luego le tocó el brazo. A media mañana se nos comunicó a los El Papa estaba muerto. La cabeza, ligera- periodistas italianos y corresponsales exmente inclinada hacia la derecha. Una ex- tranjeros que se nos permitiría el acceso presión serena como sonriente en su a la capilla ardiente alrededor de las cara. E l brazo derecho extendido, y en la 12,30. A esa hora nos encontrábamos un mano un libro abierto: una edición de centenar de informadores atravesando la La imitación de Cristo de Tomás de puerta de bronce Hace menos de un Kempis. mes, un millar nos apresurábamos para ocupar un puesto preferente en la sala Inmediatamente el padre Magee hizo dos llamadas telefónicas: una al médico de las bendiciones para el primer encuende guardia del Vaticano; otra al cardenal tro oficial del Papa con la prensa, a los Villot, secretario de Estado, que descan- cuatro días de su elección. Hoy, más bien saba todavía en el primer piso del mis- silenciosos, subíamos por las mismas esmo palacio apostólico. Luego volvió jun- caleras hacia la Sala Clementina, donde to al cuerpo del Pontífice. Le impartió la estaba el cuerpo de aquel Papa alegre, absolución y, de rodillas, junto al lecho, que nos había dicho haberse divertido comenzó a rezar. Minutos más tarde lle- mucho leyendo nuestras crónicas, antes de Cónclave, con tantas hipótesis y gaba el medicó; el mismo que acudió jun- mentarios graciosos y equivocados coto a Pablo VI en los últimos momentos El cuerpo del Pontífice reposa sobre de su vida. E l reconocimiento del cuerpo del Papa sugirió el diagnóstico de la cau- un sencillo catafalco envuelto en un paño gris. La cara del Papa aparece pálida, sa del fallecimiento: infarto cardíaco agu- pero no cérea. Serena. Las manos, cruzado. La muerte debió producirse hacia las das, entrelazan un rosario. A la izquierda, once de la noche. un cirio pascual. A la derecha, el báculo (VIENE DE LA PRIMERA PAG. Comunicado oficial del fallecimiento Infarto de miocardio, diagnóstico de urgencia El comunicado oficial del Vaticano anunciando la muerte del Papa dice, según informa Efe: Esta mañana, 29 de septiembre de 1978, hacia las cinco y media, el secretario particular del Pontífice, el padre Magee, entró en lá cámara del Papa Juan Pablo I al no haberlo hallado en la capilla como tenia por costumbre y le encontró muerto en su cama con la luz encendida, como si hubiera estado leyendo. El médico, que acudió inmediatamente, confirmó que la muerte le sobrevino probablemente a las veintitrés horas del 28 de septiembre, de resultas de un infarto de miocardio N. de la R. -Comoquiera que en este primer diagnóstico se apunta la posibilidad de que el fallecimiento se haya producido por infarto de miocardio y esta causa siempre abre muchos in ¿terrogantes, ABC ha querido conocer la opinión de un destacado especialista, en este caso perteneciente al Servicio de Cardiología del Hospital Universitario. Dice él doctor José Rojas que todas tas elucubraciones hechas hasta ahora carecen de fundamento, ya que no se puede diagnosticar un infarto de miocardio mientras no se haga la autopsia del cadáver. Además, normalmente esta enfermedad viene precedida de dolores agudos que llegan a despertar al enfermó, si es que se encuentra dormido aunque tampoco se descarta un paro por infarto sin que el Pontífice se diese cuenta. En conclusión, según el doctor Rojas, el infarto es una posible causa, pero también pueden existir otras muchas que se confunden con éste, como serian trastornos del ritmo cardiaco de otro tipo. del Papa rematado por un crucifijo. Detrás del catafalco, un crucifijo blanco. PRIMERAS DECISIONES. -Esta tarde, a las seis, el capítulo de la basílica de San Pedro concelebra la santa misa en la catedral de la Cristiandad. Mañana por la mañana, a las once, el Sacro Colegio tendrá su primera asamblea general, que, hasta el inicio del próximo Cónclave ¡qué extraño resulta para este corresponsal hablar de próximo Cónclave en relación con Juan Pablo I! reunirá todos los días a los cardenales para adoptar las decisiones oportunas relativas al gobierno de la Iglesia. Una de las primeras decisiones será disponer sobre los funerales y el entierro de Juan Pablo I. Les decía a ustedes al principio el comentario- -más bien el lamento- -de una mohjita que miraba con otras personas un televisor encendido esta mañana en el escaparate dé un comercio vecino a mi oficina de trabajo. Entre lágrimas, la anciana mujer dejó escapar un ¿qué será ahora de la Iglesia? En mi prisa- -y en mi confusión inicial- -no he sabido decirle nada. Ni una palabra de ánimo. Si ahora- -cinco horas más tarde- -la encontrara de nuevo, le diría lo que un cardenal manifestó esta mañana a un colega: Es un momento que nos limita y nos condiciona. E l hombre no sabe dar una explicación a un episodio similar. Debemos pensar en Dios y en su plan di vino. Para el bien de la Iglesia, E l ¡abe a dónde va. Nosotras, no. -Joaquín NAVARRO- VALLS. 1