ABC SEVILLA 18-12-1959 página 5
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página5
- Fecha de publicación18/12/1959
- ID0002798528
Ver también:
TRES MOMENTOS DEL NAUFRAGIO DEL TITANIO Por JOSÉ MARÍA GARATE CÓRDOBA OS icebergs tienen normalmente proporciones de montaña y dureza de ¡roca. Sin la épcca en que navegaba el Titanio el deshielo de los mares boreales desprende por el estrecho de Baffin masas de hielo de mas de 30 kilómetros en cuadro y hasta de 125.000 metros cuadrados, que llegan hasta los bancos de Terranova, haciendo allí tan peligrosa la navegación, que se llama el lugar el cementerio del océano Ufo estará de más recordar que los bloques de hielo emergen sobre el mar con alturas de unos 30 meteos, pero que, veces, llegan hasta 80 y que la parte sumergida es de cinco a nueve veces mayor. En la zona del cementerio del océano naufragaron cuatro barcos en 1880, diez en 1899 y cinco en 1907. El Mongolian estuvo aprisionado des meses entre los témpanos en 1808. Y los vapores KuraJV Lord Cromer y Empressof Britain sufrieron más tarde grandes averias en choques con icebergs. Según navegaba el Titanio descendían por aquellas aguas bancos de hielo de 115 millas de largo por 40 de ancho. Silos habían puesto en situación apurada al Carmania que scrte 6, más de treinta enormes Icebergs cuatro días antes de pasar por allí el Titanio Horas antes tan sólo se tomó desde el paquebot Amerita una fotografía del mayor bloque que se encontró, con una longitud visible de 300 metros. EL ACCIDENTE L Turaine en la tarde del domingo 14, se limitó certésmente a darle las gracias por la información. El Tltanic iba entonces a 25 millas por hora. Al anochecer surgió una densa bruma que impidió ver cómo el Titanic se metía entre los hielos. De pronto, un oficial divisó un témpano a lo lejos. Hizo sonar la alarma. El primer oficial, Mudlook, ordenó desde el puente de mando un rápido viraje que, de momento, pareció oportuno. (Algunos pasaderos percibieron un pequeño choque y seguidamente otro mayor que produjo la parte sumergida del iceberg; pero no llegaron a inquietarse. Sólo Mr. Laurence ¡Beesley, de ¡Londres, que estaba acostado ya, se levantó para enterarse de lo que ocurría. Otras personas ya preguntaban la causa de haber parado las máquinas. En el salón continuaba una par tiúa de brldge, los jugadores habían visto pasar un iceberg y pensaron que tuvo algún ligero roce con el barca. Sin darle importancia siguieron la partida y Mr. Beesley volvió a la cama tranquilizado. Mientras tanto, el capitán Smith entraba en el gabinete telegráfico y advertía a Jack Phillips, el radiotelegrafista: Acabamos de chocar con un iceberg, esté preparado para enviar una llamada de socorro, pero aguarde hasta nuevo aviso. Eran las 1043 de la noche del 14 de abril de 1912. n LA CATÁSTROFE Por desgracia, la avería era grande. El hielo, rompiendo el costado del Tltanic A los dos días de navegación comenza- por estribor a la altura de las máquinas, ron a recibirse en el Titanio mensajes había abierto una enorme vía de agua que de otr. es barcos advirtiendo la proximidad llegaba desde la proa a la mitad del barde los icebergs, pero el capitán Smith co, por debajo de la línea de flotación. pensaba que su ruta iba suficientemente Las máquinas seguían paralizadas. al sur para evitar su encuentro. Por otra Diez minutos después, las 10,25, el caparte, le obsesionaba la velocidad y las pitán ordenó la petición de auxilio, qué órdenes de abreviar el recorrido, hasta el fué radiada sin excesiva prisa, no creyenpunto de no tomar muy en serio los avisos. do aún los telegrafistas en un serio peliAsi, al recibir un nuevo mensaje de La gro. Por su parte, Smith confiaba que llegase algún barco a tiempo de salvarlos. Pero la prca del Titanic comenzaba á hundirse de modo alarmante. La. primera llamada fué recogida a las 10,28, en la costa, por la estación de Cape Race, capital de Terranova, y a bordo dé los buques Karpathia Baltlc Caronia y Olimpic A las 10,55 captaron un segundo mensaje que decía: Nos vamos a pique. A pesar de itodo, les pasajeros no se dieron cuenta de la gravedad de la situación, ni siquiera, cuando el capitán ordenó subir al puente, creyendo que se trataba de medidas de precaución reglamentarlas. Sólo cundió el pánico cuando empezaron a repartirse los salvavidas. La tragedia surgió poco después, cuando Mr. Lightholer, el segundo de a bordo, recibió instrucciones para arriar a babor las lanchas de salvamento. Porque entonces se vio que en el Titanic se había sacrificado al lujo la sgufidad- hasta el punto de que sólo había lanchas para la tercera parte del pasaje, pues de las 16 de dotación, cuatro se destrozaron en el choque. La cubierta se hallaba aún a unos setenta pies s: ¡bre el agua. Pero la. distancia se acortaba visiblemente ya cuando el Jaek Püi iips, Jefe dei servicio radiotelecapitán, los oficiales y la tripulacicín, con gráfico. Mr. Smith, el capitán del Titanio retratado u n o s dia antes del n s u f r a g l o 1! I admirable espíritu, dispusieron la botédura de las lanohas. -haciendo embarcar ¿n ellas a las mujeres y los niños. La confesión inicial debió ser grande, algunas mujeres se negaban a abandonar a sus maridos, varios pasajeros se lanzaron al má ¿con el salvavidas, cuatro itallanópWesobjedecieron resueltamente las órdenes y fueron muertos a tiros, pero, en general, los hombres dieron muestras de gran entereza, ayudando a embarcar quienes no se daban apenas cuenta del sacrificio que ello representaba. -Durante las tres horas de angustia que duró el hundimiento, el telegrafista Phillips se convirtió en el ¿héroe de la jarnada, cursando radiogramas incesantemente. A las 11,36 recibió un mensaje del Virginia diciendo que acudía a toda máquina. A las 11,38 comunicaba que se habían embarcado las mujeres y los niños, y pedia al Olimpio que preparase sus botes de salvamento... Diez minutos después lanzaba un nuevo S. O. S. A las 12 J 10 anunciaba que todo estaba perdido, y siete minutos más tarde dio por última vez la situación del iTitanic 40 46 de ja- 1 titud norte y 80 14 de longitud oeste. ¡El 1 último parte, iniciado a las 12,27, fué recogido por el Virginia a las 12,30. Erjan señales de socorro que se percibían muy confusamente. El agua debió invadir en- tonces la cabina. Allí, en su puesto, que- 1 daba Jack Phillips. Su ayudante, Barcia Bride, se lanza al agua y consiguió salvarse. I. A las doce, totalmente ocupadas Ja lanchas, recibían la orden de alejarse Idel Titanic con la rapidez posible. El salvamento se había efectuado en menos de una hora, lo que indica, frente a toda eón;