Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC SEVILLA 20-10-1951 página 3
ABC SEVILLA 20-10-1951 página 3
3/24
Ir a detalle de periódico

ABC SEVILLA 20-10-1951 página 3

  • EdiciónABC, SEVILLA
  • Página3
Más información

Descripción

DIARIO I LUS T R A D O D E 1 NF O R M A C 1O N G E N E R A L j g -jg ép J JL M jf -A IJ jf m J L DIARIO ILUST R A P O ÚW I N- F O R M A C 1O N GENERAL taba con acercarse antes a las antiguas colonias europeas dé Asia y Oceanía. Para ese preamericano ó americano de nuevo cuño, que es, en resumidas cuentas, de- venir y futuro del mundo, colombino, fué concebido el día del Inmigrante. De ios demás expatriados, de las otras especies migratorias, la que, triturada por el quicio de geografías y cronologías antípodas y la que, habiendo vomitado la experiencia, torna a su punto de embarque, ¿quién se acuerda? Hay, en efecto, inmigrantes e inmigrantes, y, según estadísticas norteamericanas que explican. que la población del nuevo mundo no corresponda al sobrante que las demás regiones d é í planeta Í C h n a Japón, Polonia, Alemania, España, Italia y Portugal, principalmente) vuelcan sobre él, si son muchos los argonautas de ida, no son pocos loa que, sintiéndose defraudados, bien por causas extrínsecas, bien por impreparación física o por exceso de sensibilidad, renuncian, reembarcándose, al Vellocino de Oro. No se habla de ellos, como no sea en algiftra novela, a pesar de que constituyen un censo elevadísimo. Los cónsules conocen muchos, muchísimos casps, incontables miles de casos, de una especie en que la ilusión ds volver se superpuso a la precedente ob sesión de partir, pisoteándola y quizá mafe diciéndo a. Queda otra categoría de expatriadosfe la más. infeliz tal vez. Son emigrantes ante su propia patria que no acaban dé ser inmigrantes erila ajeria, y no me refiero, xlaro es, a los de estirpe israelita; hom bres y mujeres que, transplantados hace décadas, no se adaptan ni se adaptarán nunca al medio en que han prosperado. Son los que inventaron la morriña y losr que, deprimidos por la asfixiante nimiedad de las estaciones, la torsura inexorable de almas y paisajes y la nostalgia ds una. existencia anterior, impecune pero ancestral, ruda pero soterrada y asida, crearon la melodía del tango. Se quedaron, se quedarán para siempre a remolque de nuevos intereses y vínculos, cojj disgusto y resentimiento. No pueden regresar o. presienten que, recogiendo el hilo de cometa de su juventud, también acá serían incomprendidos. ¿Cómo olvidar a cierto conductor de taxi ya sexagenario, que, conduciéndome en la noche iluminada por La ciudad abundante, enorme, babeÜcs, ahita de circulación, de escaparate- de rascacielos, de electricidad, de altavoces, de bocinas, dé atracciones, de voluptuosidades; de novelerías me hablaba, ein volver la cabeza con indefinible acento castellano: é REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: PRADO D E SAN SEBASTIAN. SUSCRIPCIONES Y ANUNCIOS: VELAZQCEZ, 12. S E V I l t A EL C U A R T O CÁNTICO E acabado de leer el cuarto Cantico de Jorge Guillén -el últimt) si hemos de creer sus palabras, primera edición completa donde él ha terminado, de escribirlo. E n su contraportada aparecen dos nombres de lugar y dos fechas: Tregastel, Bretaña, 19191950, Wellesley, Massaehusets f Cuánta distancia entre las dos fechas, entre los dos lugares! Y a pesar de la consabida uniformidad de. su poesía, en medio fluye, como un río entre dos puentes, media- vida de Jorge Guillen, dos generaciones de Historia, -entre Versálles y Corea, toda una etapa de poesíá española. Y se interpone la silenciosa soledad del; atlántico. He dicho alguna vez que Guillen se complace en lo cotidiano y recrea un mundo nuevo, correlato poético, irreal, de aquel en que vivimos: de los mundos que va viviendo. Y por eso transfigura el. paisaje, nunca lo describe ni 4o presenta, y- sólo podemos reconocerlo y descubrirlo cuando conseguimos identificar la emoción cuando hallamos en la del poémaí la nuestra, vivida o soñada. Así- r- esta vez con inaudito lujo de alusiones- España, y precisamente Valladolid, en ese poe ma L u z natal que es tal vez el preludio de lo que Guillen pueda darnos después de Cántico Me he complacido ahora en ir rastreando en los claros versos Jas esquirlas metafóricas, los reflejos virtuales de la realidad que hoy me circunda. Es una delicia ¿nueva, que sé agrega a las ya muy complejas que nos ofrece Cáritico Llueven hó. iás doradas, presurosas, que van cubriendo el suelo, desenrollando las alfombras del otoño. Caen de árboles irreales, donde un verde tenue se alia a un oro ruboroso. De una rama a otra brincan pequeños pájaros pesados; de larga cola azulada. De cuando en cuando estallan en él paisaje increíbles árboles rojos, rosas, amarillos, que ponen su imagen en la aguas quietas- del lago Waban, tras el cualasqma el ladrillo oscuro de una torre gótica. Es más fácil admitir su existencia en el reflejo, al fin y al cabo espectral, que cuando nos asaltan- -implacables en su realidad croma tica- -meciéndose- -tan reales y tan inverosímiles- -en el aire nuestro. Y en los caminos verdes, hacia los. edificios cubiertos dé yedra, encuentros imprevistos, inesperados prodigiosa una ardilla que corre enarcando la cola ¡argüí- sima y trepa por un tronco; el ángel de las bicicletas- -que, se le escapó a Albert i- piel sonrosada entre los rizos y rítmicas piernas desnudass todavía infantiles; siluetas jóvenes á lo lejos; un perfil fresco donde se havencarnado la mañana; melenas entre las hojas cotí viento, que han suscitado- -nada menos- -uña décima de nuestro, poeta, que ha ido a alojarse entre las antiguas, tradicionales, tan sabidas, L a cabeza Tierno canto de la frente, -batido por tanta onda Beato si; llón. L a rosa Yo, vi la rosa. clausura- primera de la armonía, -tranquÜa, mente futura) ¡Oh, melenas ondeadas a lo príncipe eíi la augusta vida triunfante: nos gusta surgen! -estas alboradas ver amanecer- ¡doradas H de virginidad, que apenas tú, Profusión, desordenas para que todo a la vez privilegie, la esbeltez más juvenil, oh melenas! Jorge Guillen, con su melancolía, con ciertas notas púdicamente tristes, imperceptibles, con cinco versos sueltos- Nos otros -que estremecen, conserva, acrecentado, el júbilo ante las cosas, la complacencia en. la. realidad, un tembloroso y recatado gozo por lo que existe y pasa a nuestro lado, árbol, avión de noche, radiador, amor cotidiano y compartido, excesivo dolor que no se dice, dama eji. su coche- -quizá beldad, que fascina en un relámpago- niño, ardilla o muchacha en flor. Y ésta es la moral- -moral, Sí -que sirve de fundamento agesta auténtica, nunca caprichosa, poesía. L a del hombre que vé la muerte a lo lejos- alguna vez me angustia una certeza pero se aquieta pensando que no hay apuro todavía; que lo urgente, es 1 maduro fruto Y cabe preguntarse si i s a calma, si esa- álegr de las cosas, última sustancia dé la póesía de Jorge Guillen, entraña de su cántico, e tá hecha de otra materia dé absoluta, ilimitada confianza en la realidad; es de- cir, de- esperanza. v Julián MARÍAS t O M O la hiedra del mimetismo es. en la joven y fecunda República Argentina más trepadora que en parte ninguna, distínguense. allí pata uso propio, ¡tenor de- una innovación europea, que el viejo continente adn ¿nistra con prudencia y sobriedad, numerosos y variados días del año -por ejemplo, el dia del Niño, elídela- Salud, el d e j a Antártida, el del Indio, etc. E n Buenos Aires se festejan casi- tantas fechas corno hojas tiene el calendario. Ahora acaba de celebrar allá el día del Inmigrante un pueblo que, como sus periódicos reconocen, tiene sangre y raíz de inmigración, y procede biológicamente de éxodos cosmopolitas. No consistió encuna jornada cualquiera, pero temo qué la apoteosis no haya sido, en el orden. conceptual, ni acabada ni completa, porque, coexistiendo en él. fenómeno de lá expatriación, en este caso- jmpatriacijpn, tres categorías distintafej a las cuales corresponden sendos destinos dé la vida individual, sólo liria de ellas suele ser vista y considerada. Las AméHcás reconocen como inmigrante a quien, habiéndose establecido en ellas, con matrícula egkl y fijaj conserva dejos de pronunciación exótica, a rrtcdo de reminiscencia y de tenue cordón, umbilical, que no impidierqn o que rió impedirán el trueque de- la nacionalidad de origen por la ciudadanía del país de residencia. No hay duda de que ése es el prototipo oficial, el spéciméri histórico de la inmigración, plasma de la humanidad ultramarinasobré el cual ha escrito Ortega y GasSet capítuloa ejemplares que el propio autor de España invertebrada no ha convertido en sistema o unidad editorial, séarún confesión suya, porque con 5 1 u G EL I N M I G R A N T E EN A M E R I C A ¿Está usted satisfecho aquí? ¡Qué remedio, señor! Me casé acá y tengo hijos y nietos! Y de repente una nuca que se frunce y una cara congestionada, agresiva, que, dando la vuelta sobre su eje, me lanza como una imprecación esta confidencia: -Vea, señor. ¿Gomo quiere que- me vaya bien, aunque gane plata de sobra y este coche sea mió, si ace cuarenta años que ñié vine de 1 a tierra más buena y más bonita, lá tierra mejor del mundo? r- C. üál? -Está en, la provincia de Soria, señor. No supe si reírme o llorar. Mariano D A R A N A S

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.