ABC SEVILLA 21-10-1950 página 5
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página5
- Fecha de publicación21/10/1950
- ID0002704965
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REO interesante la evocación. Se relaciona, en su tituló, caballeresca figura, con la ciudad de Puertollano, y así lo descubro en una semblanza mag, niñea, leyendo la siguiente obra: Historia general sacro- profana, política y natural de las islas del Poniente, llamadas Filipinas, por el padre Juan José Delgado, de la Compañía dé Jesús. -Tomo único. -Manila, 1892. Diré al término de la nota hecha de su portada, y en cuatro líneas- -origen etimológico muy sabido- que el nombre, como refieren Morga y Argensola, fué impuesto a estas islas por el general Ruy Lope de Villalobos, desde su primera conquista y posesión, en honor del príncipe y único heredero de la Monarquía de España, don Felipe, Y esta sencilla interpretación geográfica, sobre la encomienda del rótulo, para añadir al texto ofrecido: El Campo de Calatrava es un territorio de la provincia de Ciudad R e a l que comprende cuarenta y dos lugares, que estuvieron unidos en un Gobierno cuya cabeza era Almagro. La Orden de Calatrava fué instituida eri el reinado de don Sancho III, el año 1158. Y Puertollano e s t á comprendido en las dignidades de su Caballería. S o n rápidas ilustraciones que busqué, y me sirven de preliminar del asunto y matiz biográficotLa mención famosa que ya v o y a transcribir sin detenerme, como recuerdo de lecturas y tributo de simpatía, revela a uno de los más insignes militares y gobernantes de aquel siglo: En 29 de Junio de 1626 tomó posesión del gobierno de Manila el M I. Sr. Don Juan Niño de Távora. Comendador de Puerto Llano, del Orden de Calatrava... Cuando fué señalado para este oficio, se hallaba sobre Breda con el cargo de maestre de campo de un tercio de infantería española, bajo las inmediatas órdenes del Marqués de Espinóla; fué consejero de guerra y había militado muchos años y gastado su patrimonio en servicio del Señor Archiduque Alberto y de la señora Infanta Clara Eugenia, soberanos de los Países Bajos, de quienes fué gentil hombre de Cámara y teniente de sus guardas debajo de la conducta del Conde deHannover... Trató casamiento en México, con licencia de S. M. con Doña Magdalena de Zaldívar y Mendoza, que llegó a Manila el año 1629. Murió D. Juan en 22 de Julio de 1632, y fué enterrado en la Iglesia de la Compañía, en el altar de N. S. de Loreto. Murió a los 47 años de su edad, y allí también los restos de su fiel esposa. El editor de la Historia del padre Delgado publicó la inscripción latina de la C po, don Fernando Niño de Guevara, natural de. Toledo, y a cuya estirpe de Niño quizá perteneció don Juan. Hay un pintor del siglo XVII llamado Juan Niño de Guevara. Y vemos la costumbre familiar, repetición del nombre. Y Felipe de Guevara, autor de Comentarios de la pintura Y su hijo Diego de Guevara, juventud y sabiduría, discípulo de Ambrosio de Morales. Es fundador de la estirpe don Belírán de Guevara, abuelo de fray Antonio de Guevara, cro- nista de Carlos V. Y otro nieto es don Fernando, de quien proceden los marqueses de Ciudad Real. Estamos dentro del Victorial de Gutierre Díaz de Games, crónica de don Pedro Niño, primer conde de Buelna. Nuestro célebre arzobispo cardenal hizo su entrada pública en Sevilla el día 18 de diciembre de 1601. Mostró predilección extraordinaria en favorecer con cargos y honores a los sevillanos, y éstos eran los primeros en su casa. Les dedicó paternal cariño. Y fué muy generoso en limosnas y fundaciones. Admirable en. virtud y cultura, dicen. en otras noticias de exaltación, de su gobierno pontifical, Ortiz de Zúñiga, y don José A. Morgado. Fué uno de sus obispos a u x i 1 iares don Juan de la Sal y. Aguayo, t i t u l a r de Bona en África, qus era la Hipona de San Agustín. En d i c i e mbre de 1604 mandó- formar el Sínodo d i o c e s a n o Constituciones que se- publican en febrero de 1609, por los señores deán y Cabildo de canónigos in sacris sede vacante, pues eí ilustrísitno y reverendísimo señor don Fernando Niño de Guevara, cardenal de Roma, del título de San Martín, i n Montibus arzobispo de Sevilla y del Consejo de Su Majestad, había muerto el 8 de enero, y se enterró en la bóveda del altar mayor de la iglesia de la Casa Profesa de la del tema de la pintura, señalando el afec- Compañía. Pero después de tres años, sus to que gozaba su persona en la Corte de parientes lo llevaron al Monasterio de JeMadrid, su juventud y discreción de maes- rónimas de San Pablo de Toledo, sepulcro tre de campo y consejero de guerra, sin que de su familia, como había dicho en el tesse olvide el impulso de entregar- la fortu- tamento, y donde tiene su epitafio, y en él na, de gastar sus bienes patrimoniales, ge- consta que desempeñó también el cargo de nerosamente, para defensa de la Religión presidente de la Cnancillería de Granada. y el Rey. ¡Junto a Espinóla! Mirando estas razones políticas y sentiSu famosa residencia en Sevilla, y su mentales de sus méritos, documentación grande afición a la literatura, recordemos personal celebrada en Palacio, queríamos que tuvo de secretario a Juan de Robles, y exponer la idea noble y justa que influye fué lector de novelas de Cervantes, en su concertadamente en el ánimo y rectitud de retiro de Tímbrete, dan motivo, imaginanDiego Velázquez. El caballero de Breda y do hechos amistosos, a las conversaciones Manila, de Calatrava y Puertollano, don de Velázquez y el comendador de PuertoJuan Niño de Távora, logró en el maravi- llano, caballeros que se diferenciaban poco lloso lienzo su aristocrática presencia. en la edad. Y pudo ser también que al lleNo es una información plenaria. Sola- gar a Madrid, y despedirse del Monarca, mente propongo el acuerdo momentáneo de contara o explicara directamente la peruna sugestión crítica. Y me queda el argu- sona de don Juan Niño a don Diego Vemento de la amistad entre el pintor del Rey lázquez aquella escena de la terminación y el comendador de Puertollano, celebra- del sitio y capitulación de la ciudad de ción de memorias de Sevilla en su arzobis- Breda. Felipe CORTTNES MDRUBW losa que cierra el sepulcro, y en la nota viene acompañada la traducción del laude. Con pluma brevísima hago mi comentario, y resultará antes que nada el emblema que decora su nombre: comendador puertollanense, dignidad de Calatrava, que es una exaltación del pueblo y del hombre. Inmediatamente, la palabra mágica del triunfo glorioso: Breda, el sitio de Breda, la acción donde interviene don Juan Niño de Távora, militar a quien distinguían Espinóla y el Soberano don Felipe IV. Y apreciaron mucho en su tiempo, con cariño y gratitud, los archiduques, los regios gobernadores. Por la verdad del grande hecho histórico, seria buena conjetura establecer que en el Cuadro de las lanzas Diego de Velázquez retrató al caballero don Juan Niño de Távora en lugar estimadísimo, soldado del Ejército de España, que lucha y testifica la rendición de la plaza fuerte holandesa. Yo además considero esta opinión