ABC SEVILLA 02-06-1943 página 3
- EdiciónABC, SEVILLA
- Página3
- Fecha de publicación02/06/1943
- ID0002667551
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DI A R I O I X U S T R A DO D E INFORMACIÓN GENERAL. 25 C É N T I M O S DfARIÓ ILUSTRADO D E I N F O R M A CIÓN GENERAL. 25 C É N T I M O S SUSCRIPCIÓN: SEVILLA, tW MES, 5 PESETAS. PROVINCIAS: TRES MESES, 15; SEMESTRE, SO; AÑO, 60. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: PRADO D E SAN SEBASTIAN. SUSCRIPCIONES Y ANUNCIOS: VELA 2 QUEZ, 12. SEVILLA. APARTADO 49. DOÑA EMILIA se llamaba en el P. OR O N D A S Y l A N A C I O N E S mundo literario y en todos los círculos sociales españoles a la eminente polígrafa condesa- de Pardo Bazán. Después de algunos v años de injusto olvido vuelve su nombre a la actualidad de los periódicos por un generoso rasgo de su hija, -la marquesa ¡viuda de iCavaleanti, que hoy ostenta por sí los títulos condales de la Torre de Cela. y de ¡Pardo Bazán. L a edición de algunos. de sus cuentos, a beneficio ¡délos huérfanos de los j periodistas, ha motivado el r e n a c e r dé su ¡figura en la memoria de las- gentes, y a fe! que la autora de- San Francisco merece de los españoles actuales e s t u d i o y reflexión. Ningún otro escritor de su época supo incorporar a la novelística y a Jas letras- españolas en general esa corriente de brillos y calidades plásticas que llega al arte. de la palabra escrita desde el. campo de la pintura y de las. materias preciosas, regalo de 1 a vista y co; pia de la luz. Son los Esmaltes y camafeos jde Gautier; las estampas japonesas de los iGoncourt; los mármoles y bronces de los ¡parnasianos, con José María de Heredia al ¡frente; el bizantinismo brillante de Barbey d Aurevilly; el tono decadente de Huysmans; el espíritu de unidad en la belleza sin mutilaciones que reside en la relación de la pintur a con la poesía, tal orno la estudia el abate Dubos en el siglo xvii de Francia y cómo se ofrece a los estudiosos en el Laocoonte de Lessing. Coloqúense todas estas tendencias de sensibilidad y dejarte en el sincretismo de un alma católica y española y se tendrá una yiea de lo que fué doña Emilia en la cultura y las letras de su tiempo. A los pocos días de su muerte, en 1921, su hija Carmen, fallecida años después, puso, en mis manos los escritos inéditos de su madre. Eran todos ellos e s t u d i o s sobre literatos franceses modernos y habían servido para sus lecciones en la cátedra de la Universidad. E n el Ateneo habíamos oído leer a la autora algunas de estas cuartillas. L a sensibilidad exquisita y el juicio certero de la eximia profesora nos hacían sentir y comprender 3o que representaron en el pensamiento europeo de hace medio siglo los nombres de Baudelaire, V e r 1 a i n e Mallarmé, Maeterlinck, Rimbaud... Hubiéranse podido sacar de aquel legajo de cuartillas cuatro o cinco volúmenes. Sólo salió a luz. como obra postuma, El lirismo en la poesía francesa, con unas líneas mías a modo de introducción. E l resto, que yo vi guardar a Carmen Quiroiga en un arca de su gabinete, cuando ya se ¡ío hube devuelto, se lia perdido en la catástrofe de los años rojos y a mí en los registros de mi casa se me llevaron el índice y las notas que de aquellos papeles había sacado. ¡Del Hernán Cortés no se conservaba la menor alusión en las cuartillas mecanografiadas de la condesa. ¡Lamentemos la desaparición irremediable de varios capítulos de crítica española sobre el pensamiento y las formas literarias de fuera y entreguemos el alma al deleite y al estudio de la labor copiosa que durante medio siglo esparció la insigne escritora por libros, revistas y periódicos. Un escritor español tiene ahora a su cargo el componer un libro sobre doña Emilia. Seguramente sabrá ofrecer a les oíos de tocios v a k admiración de F. spr. fia! a magnitud de su figura y de su obra. 1 FAMILIARMENTE así EL L sustanciero era un hombre que, allá de higos a brevas- -porque no todos los días son martes de Carnaval- -se iba de. casa en casa haciendo oscilar a modo de péndulo un hueso de jamón que llevaba pendente de una soga, y decía a grito pelado: ¡Sustancia! Quién q u i e r e sustancia para el puchero? Traigo un hueso riquísimo. De vez en cuando, una pobre mujer, que ya tenía su olla al fuego, lo llamaba: -Déme usted una perra gorda de sustancia- -le decía- pero a ver si n: e la sirv; como es debido. E l domingo pasado retiró usted el hueso demasiado pronto. -No tenga usted cuidado, señera- -la respondía el sustanciero- Y a verá qué puche ro más sabroso le sale hoy. Y cogiendo con su mano derecha el cord? l a que estaba atado el hueso de jamón, introducía éste en la olla, mientras con la mano izquierda sacaba del bolsillo, un reloj para contar- los segundos que pasaban... Supongo. que si un día se hubiera equivocado introduciendo en la- olla el reloj- -que tenía, al efecto, -una cadena muy a- propósito- -en vez de, introducir el hueso, el resultado huhie. ra- sido más o menos el mismo; pero no se ¡equivoca- ba nunca, y cuando el reloj marcaba, el término de la inmersión el sustanciero reclama- ba su perra gorda y se iba en busca de nuevos clientes. Yo, la verdad, nunca creí. que la industria del sustanciero pudiera llegar a ser: superada un día por nadie en ninguna parte del mundo, pero ahora, -y s e g ú n cuenta la revista Time, le ha salido al hombre en América un competidor que deja tamañita su memoria. Se trata- de un afortimado mortal que a estas alturas posee todavía un trozo de roquefortauténtico, con el que recorre cada día los grandes hoteles- y, a la hora del postre, se lo. da a oler a los comensales mediante un estipendio de cincuenta centavos p o r cabeza. Luegoel buen señor recoge su. queso, lo en- vuelve cuidadosamente en- un paño, húmedo y lo deposita en una casa bancaria hasta la próxima olfación. Esta manera de servir el roquefort mediante ondas y emanaciones, que no disminuyen nunca su volumen, se parece, en cierto modo, a un tratamiento terapéutico por radio, y, en realidad, no se sabe cuál de las dos cosas es hoy más rara ni más preciosa en el mundo, peto ¡qué quieren ustedes Así los rjourmets no se ven completamente privados de su queso favorito, y- -hombres que han saboreado simpre sus manjares mucho más con la nariz que con la boca- -ya que no puedan comerlo, se permiten, a lo m e n o s la enorme voluptuosidad de olerlo. Después de todo es en el olor donde está, realmente, el alma de un buen queso, como la de un buen café o la de un buen cigarro. Lo demás es sólo cuerpo, masa, volumen y. en una palabra, materia: materia más o menos vi! pero materia al fin y al cabo... 1 E A L M A D E L ROQUE F O RT A del alba es la hora en que, bajo un repique de campanas, sale de 1 a iglesia rural y atraviesa el pueblo la rogativa. Desñle, más que vistoso, edificante. Tras de la cruz parroquial, el sacerdote sin otros ornamentos que el blanco roquete y una estola morada. Los hombres, en dos filas; las mujeres, -en grupo. Sin endomingarse; que es un. día cualquiera de labor. Soló que hoy toca bendecir la campiña en rome. sa desde uno de los ángulos del término local. Y por eso pueblan- el aire, de madrugada, las gra- ves letanías de los Santos. Extrañando el recio clamor, salmodiante, iadra un perro, furioso, desde. el portal; luego amaina un momento sus ladridos, porque ha visto a su amo en el desfile; después vuelve a ladrar con nueva furia. Campo adentro, en breve y sencilla ceremonia, la bendición. Porfía de alegres, pájaros, gotas de rocío en las, flores silvestres, primicias de sol; no lejos, el sonar inmusicable del río. Sobre el verde lustroso de los campos, abarcándolo todo en amplia perspectiva, signa cruces al aire la mano sacerdotal. Antes de que al tallo le nazca la espiga, ya es bendito el pan que ha de venir. vuelve la rogativa. Nuevo repicar de bronees en el campanario. No ladra el perro de antes; mas, pegado a la- puerta, mantiene un largo refunfuño. A peste, fame et bello... -entona el cura otro renglón litúrgico- y los campesino? sin entender latines, contestan reciamente: Libera nos Dómine De la peste, del hambre y de la guerra... Asciende este clamor en la mañana limipia. Culpables pesadumbres son la peste del alma. Los amantes de la virtud despiertan cantando, porque les nace dentro la luz que nunca muere. Hay un pan más sabroso que el de trigo. Cocido al fuego de la caridad, en el horno de- mutuas comprensiones. E l egoísmo individual olvida que todos necesitamos comer en corro de familia sobre limpios manteles. La c u a r t a petición del Padre Nuestro se cumplirá mejor cuando nadie derroche lo que a otro hace falta. Cunde una guerra, sorda y sutil, de malas voluntades. L a verdadera paz se obtiene en rudo batallar contra nuestras pasiones. Importa, sobre todo, vencerse uno a sí mismo; que entonces toda guerra está vencida. Reanuda el pueblo campesino sus diarias faenas. Flota. sobre los tejados humo de hogares. E l encanto primaveral de esta hora enraiza en un hondo sentido cristiano; supera en mucho a la clásica terneza virgiiiana. Y la ciudad dormirá todavía su trasnocheo de ayer. FERMÍN M U G U E T A L LA ROGATIVA Luis A R A U J O- C O S T A JULIO C A M B A