ABC MADRID 09-06-2002 página 11
- EdiciónABC, MADRID
- Página11
- Fecha de publicación09/06/2002
- ID0004806907
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ABC DOMINGO 9 6 2002 Opinión 11 JAIME CAMPMANY A Ana Botella hay que buscarle enseguida una presidencia para facilitar el trabajo a los aduladores SEÑORA PRESIDENTA LA Academia, muchas veces tan perezosa y tortugona, admite que jueza es la mujer que desempeña el oficio de juez, como alcaldesa es la que ejerce el cargo de alcalde, boticaria la que regenta una botica y presidenta la que preside. Sólo en lenguaje coloquial aceptan los señores académicos que jueza sea la mujer del juez, alcaldesa la del alcalde, boticaria la del boticario y presidenta la del presidente. Hay por lo menos una excepción en este hábito de distinguir entre la acepción primera y natural de la del uso coloquial, que el Diccionario dedica a la coronela. Se conoce que los inmortales no conciben aún que una señora llegue a tener en la milicia un grado tan alto, y para ellos la coronela es siempre la mujer del coronel. Desde que las mujeres, gracias a Dios y para satisfacción del género femenino, pueden ser juezas, alcaldesas, boticarias y presidentas sin necesidad de que sus maridos sean jueces, alcaldes, boticarios o presidentes, ha caído muy en desuso el modo coloquial que registra la Academia. Ya no se le llama embajadora a la mujer del embajador, porque hay mujeres embajadoras de nombramiento y no por vía conyugal, ni se le llama notaria a la mujer del notario, porque hay notarias a manta de Dios, como mi sobrina Blanca Valenzuela, que es notaria de La Unión, el pueblo de la plata y de Carmen Conde, precisamente la primera mujer que fue académica y no porque lo fuera su marido Antonio Oliver, que siendo también buen escritor no llegó a sentarse en el sillón. Resulta curioso que algunas mujeres rechacen esta denominación de juezas, alcaldesas, notarias y presidentas porque lo sean por sí mismas, que es una conquista de la sociedad moderna, y quieran ser llamadas señora juez, alcalde, notario y presidente. Y no digamos las poetisas, que se empeñan en ser llamadas poetas, quizá porque piensan que lo de poetisa se queda en poeta menor. Llamar ahora gobernadora a la mujer del gobernador, ministra a la del ministro o generala a la del general suena a una miaja de guasa y cachondeo. Casi tanto como llamar ministro a Pedro Arriola, que es el marido de Celia Villalobos. Ya habréis adivinado que digo todo esto porque en el Foro de la Familia le han llamado a Ana Botella eso de señora presidenta no porque presidiera el Foro, que no es el caso, sino porque es esposa del presidente del Gobierno. Bien sé yo que en estos compartimientos de títulos rigen normas y usos desiguales y caprichosos. La mujer del rey es reina y la del duque duquesa, pero el marido de la reina o de la duquesa son sólo rey consorte o duque consorte Total, que a Ana Botella hay que buscarle enseguida una presidencia para facilitar el trabajo a los aduladores. ALFONSO USSÍA No se puede deshonrar a nadie cogiendo con pinzas el fundamento del castigo. Puede ser el ex alcalde de Ponferrada culpable, pero esta historia no es de un malo y una buena. O culpabilidad compartida, o inocencia de ambos. Aroma o tufo de venganza personal EL ACOSO H OY me he tendido junto a una joven pura como a la orilla de un océano blanco como en el centro de una ardiente estrella de lento espacio Pablo Neruda, por estos versos, habría sido hoy condenado por acoso sexual y muy probablemente- -por haberse tendido junto a una joven pura- también por abusos de menores. Toco tu delirante superficie los poros silenciosos, jadeantes, la circular carrera de tu sangre su reiterado golpe, verde y tibio Octavio Paz detenido por orden judicial después de ser denunciado por una joven con los poros jadeantes. Es la mujer un mar todo fortuna, una mudable vela a todo viento A Juan de Tassis, conde de Villamediana, por menospreciar a la mujer, se le retiran de la venta sus libros de poesía en las librerías feministas. ¡Ay, ven! Y en la gruta, de musgo cubierta en pláticas dulces pasemos la siesta Francisco Martínez de la Rosa permanece detenido en la prisión de Granada por intentar, con engaños, seducir a la zagala donosa, linda espigadera, con pláticas durante la siesta. Trae Jarifa, trae tu mano ven y pósala en mi frente que en un mar de lava hirviente mi cabeza siento arder José de Espronceda, condenado a diez años de prisión por abusar de una inmigrante a la que obligó a posar una mano sobre su frente. Aunque Espronceda declaró ante el juez que fue ella, Jarifa, la que inició las relaciones, la sentencia no deja lugar a la duda. Espronceda es un sinvergüenza. A ti, por quien moriría me gusta verte llorar. En el dolor, eres mía en el placer, te me vas Eduardo Marquina ha sido expulsado de su oficina por acosar indirectamente a una secretaria. La conocida viudita cascabelera se querella contra Fernando Villalón por sus versos Tan, tan, tan, ya son las doce: Yo me sentaría a tu mesa, y en tu boca comería, luna lunera Ajustada a la sola desnudez de tu cuerpo entre el aire y la luz eres puro elemento Jorge Guillén multado por su descripción pornográfica de la mujer. Las decisiones judiciales tienen que ser acatadas, pero no siempre respetadas. Me refiero, porque frito me tiene, a la sentencia no unánime que ha condenado a un amante por acoso sexual a su amante. El fundamentalismo feminista ha definido al sancionado de terrorista sexual Un fiscal, que se fue de lengua y descortesías, nubló el proceso. La bellísima acosada, ya roto su romance con el maduro berciano, reservó en Valladolid una habitación doble para que ambos descansaran del ajetreo de una boda. La opinión pública, más que la Justicia, ha dictado sentencia desde el fundamento de que lo políticamente correcto es condenar al varón por acoso sexual. ¿Cómo puede acosar sexualmente un hombre a una mujer cuando uno y otra han sido fogosos amantes, cuerpos entrelazados, y fundidos ciervos, gamos saltadores montes, valles, riberas, aguas, aires y ardores San Juan de la Cruz, amonestado por la Conferencia Episcopal Española por erótico y concupiscente. ¿Me tienes preparado el albarán? Sí, guapa como vuelvas a decirme guapa en el trabajo, te denuncio, marrano, que siempre estás pensando en lo mismo Tan edificante charla se produjo la pasada semana en un despacho de Madrid. Cuando el honor y el futuro de una persona dependen de una sentencia judicial, la culpabilidad tiene que estar sobradamente demostrada. Un miembro del Tribunal considera que no existe ninguna prueba en contra del condenado. No se puede deshonrar a nadie cogiendo con pinzas el fundamento del castigo. Puede ser el ex alcalde de Ponferrada culpable, pero esta historia no es de un malo y una buena. O culpabilidad compartida, o inocencia de ambos. Aroma o tufo de venganza personal. Tanto te quise amor, que no te olvido Agustín de Foxá, también condenado.