ABC MADRID 19-05-2002 página 16
- EdiciónABC, MADRID
- Página16
- Fecha de publicación19/05/2002
- ID0004804511
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16 Nacional DOMINGO 19 5 2002 ABC LOS PACTOS El 22 de julio de 2000 José Luis Rodríguez Zapatero es elegido, por un estrecho margen de votos, nuevos secretario general del PSOE. En su discurso de clausura del XXXV congreso, invita al Gobierno a negociar acuerdos en materia antiterrorista, de Justicia y de inmigración y anuncia que desarrollará una labor de oposición lo más civilizada posible Tan sólo cuatro días más tarde, el 26, es recibido por Aznar en el Palacio de La Moncloa. Los dos dirigentes vuelven a verse el 15 de noviembre de 2000, en una cena secreta en La Moncloa para dar el espaldarazo definitivo al Acuerdo por las Libertades y en contra del Terrorismo. El 12 de diciembre de este mismo año se firma en Moncloa, con la presencia del jefe del Ejecutivo, José María Aznar, el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, pacto histórico que pone en marcha una serie de iniciativas para luchar más eficazmente contra ETA y su entorno como es la nueva Ley de Partidos Políticos. PP y PSOE también rubricaron un Pacto de Estado por la Justicia, el 28 de mayo del año pasado. El Pacto, orientado a dar soluciones para ligrar más agilidad y eficacia en la administración de justicia, incluye serias reformas legislativas con esa pretensión. El 27 de julio los barones socialistas, con el respaldo inicial de la dirección del partido, dan el visto bueno al nuevo modelo de financiación autonómica, al que se suman todas las Comunidades autonómas y el resto de los partidos. La ruidosa oposición interna no ha doblegado el pactismo de Zapatero El pacto antiterrorista ha permitido avances legales en la lucha contra ETA El talante pactista del que hizo gala el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, nada más coger el testigo ha permitido grandes avances, fundamentalmente, en materia de lucha antiterrorista y de Justicia, siendo la nueva Ley de Partidos el mejor ejemplo. Tampoco han faltado, sin embargo, significativos enfrentamientos, sobre todo, en política educativa. ABC MADRID. El mismo día en que se clausuró el XXXV congreso del PSOE (julio de 2000) su nuevo líder tomó la palabra para proponer al Gobierno un pacto por la Justicia, otro contra el terrorismo y un último sobre la inmigración. Desde el principio dejó muy claro cuál sería el talante de la nueva dirección del PSOE, diametralmente opuesto al de sus predecesores. Su disponibilidad al pacto, de la que él mismo ironiza, se ha traducido, efectivamente, en hechos concretos y cuantificables, aunque los más escépticos siempre han avisado del peligro de apropiación de los mismos por parte del Gobierno y ponen por ejemplo el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, del que el Ejecutivo aparece ahora como su principal valedor. La vieja guardia no ha dudado en pedirle que sustituyera la oposición de guante blanco por otra mucho más dura. Del acuerdo antiterrorista, firmado en diciembre de 2000, han ido sur- giendo propuestas de gran calado para la lucha antiterrorista como la Ley de Partidos Políticos, la del bloqueo de cuentas bancarias del terrorismo, la modificación de la Ley de Financiación de los partidos para evitar que Batasuna reciba subvenciones públicas, sin olvidar la puesta en marcha de equipos conjuntos de investigación o un ambicioso paquete de medidas para mejorar la seguridad de los concejales vascos, que se rubricará la semana que viene. Discrepancias en el País Vasco La estrecha colaboración en materia antiterrorista se vio ensombrecida, por la dimisión de Nicolás Redondo y su sustitución por Patxi López, visto con gran recelo por parte de los populares. La unidad de acción PP- PSE en el País Vasco tocaba a su fin. Sin embargo, Patxi López no parece haber cambiado en lo sustancial la estrategia de los socialistas vascos. Además, Zapatero no se ha olvidado de los redondistas trayendose a uno de ellos, Javier Rojo, a la dirección federal del partido. El Pacto por la Justicia también se convirtió en una realidad aunque ello no ha ahorrado grandes broncas a cuenta de la renovación de los órganos institucionales y de las últimas votaciones en el seno del CGPJ. Peor suerte corrió la propuesta de Zapatero de un pacto sobre la inmigración, aunque la anunciada reforma de la Ley de Extranjería abre nuevos horizontes para un futuro entendimiento, disponibilidad que ya ha expresado Mariano Rajoy. Los barones socialistas también se sentaron a la mesa para rubricar el pacto sobre financiación autonómica, aunque, finalmente, la dirección federal del partido decidió recurrirlo ante el Constitucional. En lo que concierne al Pacto Local, interlocutores de uno y de otro partido han celebrado alguna reunión, aunque la proximidad de las elecciones municipales no facilita el camino. Sin embargo, en estos casi dos años desde que Zapatero accediera a la secretaría general del PSOE tampoco han faltado fuertes discrepancias a raíz del PHN, la Ley de Universidades o la de Calidad educativa. Además, Zapatero apoyó ayer los motivos esgrimidos por los sindicatos para convocar una huelga general. Quizá este último detalle impida la celebración de una reunión con el jefe del Ejecutivo, que Zapatero viene reclamando desde hace meses. El clásico reparto de papeles convierte a Caldera en el duro ABC Jesús Caldera es el ariete de Rodríguez Zapatero en el Congreso Chema Barroso MADRID. La estrategia que, se supone, tiene marcada Rodríguez Zapatero desde que asumió el liderazgo del Partido Socialista hasta las elecciones generales del año 2004 pasa por no enfangarse en aquellos debates parlamentarios que le pueden resultar más incómodos bien por su significado político o por no sentirse demasiado preparado para ellos. Éste último es el caso de los debates presupuestarios. Ni en el 2000- -cuando una pérdida familiar le impidió acudir al mismo- -ni el año pasado, Zapatero ha intervenido en el debate económico anual más importante que tiene lugar en el Parlamento y en el que, además de las grandes cifras macroeconómicas es el momento de exponer las principales líneas políticas en materia de empleo, fiscalidad o gastos sociales, por ejemplo. Además, el líder del PSOE deja recaer la mayor parte de las tareas parlamentarias más ingratas en su portavoz, Jesús Caldera, con el que tiene, de algún modo, repartidos los pa- peles. A Caldera le ha tocado en muchas ocasiones interrogar al vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, sobre asuntos económicos relacionados con su familia en la sesiones de control al Gobierno, que se celebran todos los miércoles en el Congreso de los Diputados. Él ha llevado el principal peso de un interrogatorio en el que también han participado otros diputados socialistas como Juan Fernando López Aguilar, Jordi Sevilla, Ángel Martínez San Juan, Maite Costa, Máximo Díaz Cano, Arantxa Mendizábal o Germá Bel, pero nunca Zapatero. Un oportuna gripe le apartó igualmente de otro rifirrafe parlamentario de alta intensidad: el motivado por la información falsa de la visita, también falsa, de Felipe González a Marruecos. Durante varias semanas el PSOE preguntó incansablemente por el origen y difusión de este bulo. El líder del PSOE prefirió, sin embargo, mantenerse al margen y no salir en defensor abanderado de su predecesor más importante.