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ABC MADRID 19-05-2002 página 15
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ABC MADRID 19-05-2002 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 19 5 2002 Nacional ENTREVISTA JUAN MANUEL EGUIAGARAY EX MINISTRO Y EX DIPUTADO DEL PSOE 15 El político se recicla mal y con esfuerzo, pero es sano acreditar que se puede vivir de otra cosa La clave del éxito de Zapatero está en entreverar la renovación generacional con la savia de los viejos Se va de la política igual que ha estado en ella: como un caballero. Sin amargura, sin un solo reproche, sin una palabra más alta que otra, sin ruido. Sólo con un baúl cargado de experiencias irrepetibles un enorme agradecimiento algún consejo desinteresado y toda la disposición para seguir colaborando con el partido al que seguiré perteneciendo GONZALO LÓPEZ ALBA MADRID. Juan Manuel Eguiagaray Ucelay- -ex vicesecretario general del PSE, ex negociador con ETA, ex ministro, ex portavoz parlamentario del PSOE, ex diputado y un largo etcétera- 56 años y 26 de militancia socialista, forma parte de una generación que, según dicen sus integrantes, entró en la política por un compromiso cívico con la democracia, aunque la mayoría ha acabado por hacer de esa actividad su profesión. Eguiagaray no ha querido que fuera así, como no quiso en otras ocasiones, pero entonces hubo circunstancias que le hicieron rectificar su decisión- -en 1984, por ejemplo, ya quiso regresar a la Universidad, pero el asesinato de Enrique Casas le determinó a seguir en la política- El 15 de mayo puso el punto y aparte al Fin de etapa que venía rumiando desde hace tiempo, desde la derrota electoral de 2000, y el día 16 lo explicó por escrito de un modo ejemplar que, sin embargo, no pretende que sea ejemplarizante para nadie. -La mayoría de los dirigentes de su generación han acabado convirtiéndose en profesionales de la política ¿Es por la llamada erótica del poder o por dificultades objetivas para regresar a la vida civil -Ni lo uno ni lo otro. El proceso de acceso a la democracia en España fue tan singular que ha marcado a una generación. Éramos demasiado jóvenes para ser tan responsables del futuro del país, en términos relativos y entre comillas, que hemos estado, en los mismos términos, demasiado tiempo. Nos metimos en política como un compromiso cívico y con la intención de estar un rato. El sentimiento de que uno no está en política para estar toda la vida lo he llevado siempre, pero luego me ha llevado más la actividad política que yo a la actividad política. A esa reflexión general se ha unido mi visión del proceso de cambio en el PSOE, del relevo por una nueva generación, no biológica sino política, y del papel que a cada uno le corresponde. -Cuando usted entró de lleno en Eguiagaray, en un alto de la mudanza que el viernes, a solas, preparaba en su despacho del Congreso la política era un profesor universitario de Economía de tan sólo 32 años y ahora tiene 56. ¿Cómo se recicla uno? -Mal, y con esfuerzo. Hay una parte de lo que uno podría haber llegado a ser en el mundo universitario y científico que ya no es recuperable. ¿Cree que sería necesario algún tipo de mecanismo que permita el reciclaje de los políticos a su vida profesional? -Tenemos mal dispuesta la sociedad, y también las empresas y los partidos, para ser capaces de incorporar lo que cada uno puede dar en cada etapa. A mí me ha tocado vivir unas cuantas reconversiones industriales como ministro y una de las cosas que me parecen más nefastas en la vida social española, aunque quizás haya sido una necesidad ineludible, son las jubilaciones anticipadas. Se dice piadosamente que son un mecanismo de rejuvenecimiento y de competitividad, pero son una vía de ahorro de costes y me parecen un desperdicio de recursos absolutamente inenarrable. Personas de cuarenta y tantos o de cincuenta años son simplemente enviadas a pasar las vacaciones a Marbella a costa del Inserso y es un disparate. En los partidos, y en la política en general, además hay competencia interna y, a veces, falta de generosidad. Necesitamos madurar en esas cosas y encontrar lugares para que personas que están dispuestas a colaborar lealmente tengan la posibilidad de aportar aquello que han aprendido, sin necesidad de dar lecciones a los demás. Eso es un proceso de pedagogía colectiva. La clave del éxito, también para el PSOE, está en que el proceso necesario de renovación generacional vaya unido a la capacidad de entreverar la savia de muchísima gente que está dispuesta a aportar lo mejor que sabe. -Desde ese planteamiento, ¿es la suya una jubilación anticipada? -No. Yo no me quiero jubilar, y me parece que no tengo derecho. A veces tengo la tentación de dedicarme a pasear el perro y a viajar, pero creo que no me puedo jubilar con cincuenta y tantos años porque tengo otras cosas que hacer. Me sentiría personalmente mal, aunque me lo pudiera permitir, y en este momento ni me lo puedo permitir económicamente ni me lo quiero permitir. ¿Cree que vivir de la política se ha convertido en la meta de mucha gente dentro de su partido? -Me preocupa hablar de mí porque se pueda crear la sensación de que se quieren dar lecciones a otros. Yo he tenido la fortuna de tener una formación razonable y eso me coloca en una posición mejor que la de otros que pueden tener más méritos. pero que tienen todavía mayores dificultades de reciclaje, por su profesión o porque no tienen titulación. Hay una tentación de profesionalización Jaime García Las jubilaciones anticipadas son un disparate. La sociedad está mal dispuesta para incorporar lo que cada uno puede aportar en cada etapa de la política como forma de vida y a mí me parece que es muy sano acreditar que uno es capaz de vivir de otra cosa. Da una inmensa libertad para defender tus criterios cuando no se depende económicamente de jerarquías mayores o menores que le pueden negar a uno el pan y la sal dependiendo de su comportamiento. ¿Se va porque ya no cuentan con usted o con amargura? -No. Me parecería deplorable que expresara amargura después de haber tenido el privilegio de vivir todo lo que he vivido en política. Lo que sí querría decirle a esta dirección, y no por mí ni en cuanto a mí se refiere, es que para acertar tiene el deber de ser capaz, y eso no se hace en un día, de incorporar, no a la primera fila ni para que salgan todos los días en la pantalla de la televisión, a un montón de gente que está deseando colaborar de una manera mucho más activa de lo que lo hacen ahora. ¿Hay una batalla entre generaciones dentro del PSOE? -No creo que sea un problema entre generaciones, en el sentido estricto. Si acaso, se refiere a la tecnoestructura de las anteriores etapas en relación con la actual, pero eso alcanza a un número de personas relativamente pequeño. Al final estamos hablando de dos docenas de personas. ¿Ese déficit es responsabilidad de quienes deben integrar o de quienes esperan ser integrados? -Es mucho más responsabilidad de quien debe integrar. El problema es encontrar el cauce. Estoy seguro de que José Luis Rodríguez Zapatero lo está intentando, pero aun tiene que avanzar y mejorar en ello. Nadie está deseando tanto como los viejos que los nuevos tengan éxito.

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