ABC MADRID 01-12-1999 página 13
- EdiciónABC, MADRID
- Página13
- Fecha de publicación01/12/1999
- ID0002200746
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ABC MIÉRCOLES 112 99 13 BREVERIAS M Me CAN 5 AR be o M 5 D C A 5 AvJe yRée- Q 9 KAAR? LA VoUTiCo síNceftjo? ft. oci- AMA; Arnaldo Otegi Inadmisible El portavoz de la Mesa Nacional de HB, rizó el rizo del cinismo ál decir ayer que él no desea que se rompa la tregua, pero que no pedirá a ETA que la mantenga para no presionarla. Se cometería una injusticia al equiparar y dirigir la presión a una organización que ha mantenido catorce meses de tregua frente a los Estados que han mantenido una posición de absoluto sabotaje a su iniciativa política ¿Desde qué código moral, ético o político puede obrar en contra de lo que asegura que son sus deseos, calificar de injusticia a un llamamiento a la cordura, calificar de sabotaje al imperio de la ley? Javier de irala Tiene un problema Iberia invirtió hace años más de 200.000 millones de pesetas en la compra de Aerolíneas Argentinas para iniciar su expansión en Suramérica. Ante las incontrolables pérdidas de la compañía, American Airlines tuvo que hacerse cargo de la gestión, Pero la falta de expectativas ha hecho que la compañía norteamericana haya dejado la gestión de la ruinosa Aerolíneas, que tendrá que volver a la órbita de Iberia. Irala y la Sepi tienen ahora un problema que añadir a los surgidos en el seno del núcleo estable de sus principales accionistas y al retraso de la privatización. N el Corán no hay camellos: no es la obra de un turista, sino de un árabe que, harto de montarlos, nunca sintió la necesidad de describirlos. Para nosotros, en cambio, un camello es un caballo diseñado por una comisión, lojjue nos da una idea bastante aproximada de la fascinación que en nuestra cultura ejercen los camellos y de la solvencia que en nuestra política acreditan las comisiones. Por ejemplo, la Comisión de Educación y Cultura del Senado, que ha pedido un informe oficial de la complexión media de los españoles a fin de reprimir la moda fideülo que proyectan las pasarelas, lo cual que en adelante los modistos podrán imponer, un suponer, las faldas de tubo, pero no las tallas de las faldas, que será competencia de los senadores, esos dignatarios decadentes que sacrifican informes oficiales a las piernas de las mujeres con la misma fe que sus antepasados sacrificaban los jarretes de los muslos a la diosa de la guerra. No sé senatorialmente, pero socialmente asistimos a una revolución mental que supone el cambio de una creencia en la educación, en forma de condicionalidad social, por una creencia en la naturaleza, en forma de condicionalidad genética. Retrocede, pues, la moda krausista, con sus caminatas pedagógicas de fin de semana, y avanza la moda neurocientífica, con sus fogonazos de magnesio en las revistas especializadas. Esto convierte a la ciencia en un tribunal sin apelación, cosa que por ejemplo no se puede decir del cacareo de esa E IGNACIO RUIZ QUINTANO Extremidades Hombres, pollos y moscas compartimos un gen que forma las extremidades Comisión de Educación y Cultura cuyos miembros han tenido la mala pata de pedir el informe de las tallas para corregir nuestras flaquezas de pasarela en coincidencia con la publicación del último y más estremecedor hallazgo científico en el campo ambulatorio, y es el de que hombres, pollos y moscas compartimos un gen que forma las extremidades. ¿Las extremidades, dice usted? Las extremidades, dicen los científicos. Por extremidades hay que entender lo de siempre, es decir, un par de piernas. Antes de la emancipación social de las piernas femeninas, los ingleses acostumbraban cubrir con tela las patas del piano, y los españoles, las de la radio, que era el piano de los pobres, y todos se referían a ellas como las extremidades. ¿Qué haremos los poetas sino buscar tus lagos? pregimtaba Rubén al cisne. El cisne de los científicos es la genética, en imo de cuyos lagos acaba de aparecer el gen de las extremidades, que es un gen monstruoso que pide un cambio en nuestra forma de an- dar por el mundo. Después de todo, si ya nos costaba creer que las extremidades del pitu de caleUa que sirven en Casa Marcial, en Arriendas, tuvieran el mismo origen genético que las extremidades del pollo que sirve en Madrid el coronel de Kentucky, ¿cómo hacerse a la idea de que esos trémulos muslos comparten su gen con el leve fémur de la mosca doméstica y con las fugitivas piernas de Sharon Stone? Si un japonés descubre vello en las piernas de una mujer, siente hormigueos en su carne escribe Ohsawa. El machismo japonés atribuye el veUo a la fuerza masculina del yang, razón por la cual las japonesas se sentían avergonzadas de lo yang de sus piernas. Con lo que sabemos ahora, a la que ellos tuerzan un poco la cara, ellas siempre podrán cruzarse de piernas y decir: ¡No me eches la culpa! ¡Estoy mal programada! En nuestra buena sociedad, donde, quien más, quien menos, todo el mundo se cree descendiente del muslo de Júpiter o de la pata del Cid, la prosopopeya del gen de las extremidades será causa de estupor, pero ya se sabe que cualquier cambio en nuestra imaginación es difícil, especialmente cuando ya no se es joven. Pensemos, sin embargo, en la industria del fútbol, es decir, en las expectativas bursátiles que la fidelización genética de las pantorrillas puede crear en esas cabezas que parecen genéticamente programadas para rematar todos los pelotazos que es como popularmente se conocen las comisiones diseñadas por un camello.