ABC MADRID 26-09-1996 página 75
- EdiciónABC, MADRID
- Página75
- Fecha de publicación26/09/1996
- ID0002044223
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JUEVES 26- 9- 96 DEPORTES ABC Pág. 7 b 14: Otra goleada para asentarse en Europa Superioridad manifiesta del Atlético de Madrid en Lodz, incluso con momentos de brillantez Era lui partido para ganar y el Atlético de Madrid lo ganó con holgura, seriedad y hasta con momentos de brillantez. El campeón español cuenta sus partidos de la Liga de Campeones por goleadas. Cuatro tantos le marcó al Steaua de Bucarest y cuatro, ayer, al Widzew Lodz. 1 equipo de Radomir Antic demostró ser Simeone voMó a marcar dos tantos y es el máximo goleador de la Liga de Campeones Lodz. Enrique Ortego, enviado especial muy superior al cuadro polaco. Solamente en los últimos minutos del primer tiempo el conjunto rojiblanco se complicó un partido que dominó, controló y manejó a su gusto. Diego Pablo Simeone, con otros dos goles (el argentino ya está a la cabeza de los ar tilleros de la competición continental) volvió a ser decisivo. TM TM Wldzew Lodz Mdzew Lodz, 1- Atlético, 4 1 5 Wojtala 14 Bagor 15 Bogusz 2 Szymkowiak 16 (Zajac, m. 76) 7 Michaiski 13 Szarpak 4 (Wyciszkiewizc, m. 12 18 (Miaszkiewizc, m. 62) 17 Michalczuc 6 Citko 8 Dembinski 12 Majak Molina 1 Geli 20 Santi 6 Solozábal 4 Toni 3 Aguilera 15 (López, m. 73) 5 Bejbl 24 Pantic 10 Simeone 14 (Pablo, m. 77) 2 Esnáider 9 Kiko 19 (Roberto, m. 80) 18 ym CQ. 1 Ir Widzew feílf At. Madrid. Movimiento de jugadores AtMatMi 1 Arbitro: Anders Frisk (SueCia) Mostró cartulina amarilla a Pántic; Simeone, Wyciszkiewizc y Bogusz. i Goles: 0- 1, m. 25: Pantic. 0- 2, m. 31: Simeone. 11- 2, m. 44: Citko. 1- 3, m. 57: Simeone. 1- 4, m. 59: Kiko. ¿T El Atlético afrontó su primera salida en la Liga de Campeones con la seriedad y la concentración necesarias para llevarse un partido que tuvo controlado desde el principio y que sólo por falta de experiencia se le atragantó en los últimos minutos del primer tiempo. SaUó el equipo de Antic dispuesto a mandar sin correr riesgos. Nada mejor para ello que tomar el centro del campo, presionar fuerte, achicar en defensa y avisar de su potencial con dos disparos bien dirigidos en los cinco primeros minutos. Así, el campeón español tomó la iniciativa. El resto era cuestión de tocar y tocar, de circular el balón con rapidez y esperar el momento oportuno para asestar el golpe. Técnica y tácticamente era evidente que era mejor equipo que el Widzew. su marcador, Michaiski, de su posición y propiciar más espacios por el centro de la defensa polaca. Los movimientos de Esnáider y Kiko, bajando a buscar el balón hasta la media punta, hacían el resto. El Atlético era superior y una gran jugada de- Aguilera, velocidad y profundidad, supuso el- primer tanto, pues su centro se encontró con un Pantic que debía ser la primera vez que pisaba el área contraria. El segundo tanto, el que tenía que haber asegurado el partido, llegó en la segunda jugada de córner. Rechace que aprovechó Solozábal para recortar a un defensor y poner el balón en la cabeza de Simeone que, libre de marca, logró su tercer tanto en Liga de Campeones. Aquello parecía sentenciado, el Widzew estaba acobardado, perdido en esa trampa que provoca una presión eficiente en el centro del campo y un achique defensivo bien hecho. Con decir que su primer disparo a puerta, de Dembinski, fue en el minuto 39 queda resumido todo. Pero sorprendentemente, a partir de esa jugada el campeón polaco aprovechó los metros que le dio el Atlético para rondar la puerta de Molina y rubricar su osadía con un tanto que nunca se le puede hacer a un equipo serio. De un córner a favor del Atlético surgió una contra, con falta sobre Santi incluida, y un remate de Citko desde 40 metros por encima del adelantado Molina. Peligro... y sentencia Como era de esperar con ese tanto, tras el descanso el campeón polaco salió en avión. Acostumbrado a lo largo de toda la temporada a remontar resultados adversos en su Liga, se creyó que esta vez también era posible y hasta que, pasado el minuto diez, el Atlético no se volvió a asentar sobre el campo y Kiko no diera las primeras muestras de clase, el partido corrió peligro. Pero cuando Aguilera entró por enésima vez por su banda, colocó el balón en la cabeza de Simeone y éste reaüzó aquel precioso giro de cuello que le permitió colocar el balón en el palo contrario, el Atlético se aseguró el encuentro. Ya no hubo más despistes. Kiko atornilló el cuarto y no llegaron más porque cuando un equipo gana por goleada se dedica más a jugar para la galería, a buscar más la acción individual, que a aumentar la ventaja. Aun así, Pantic, al palo, Toni y Esnáider tuvieron claras ocasiones para conseguir una renta aún mayor. Lapizairor SIMEONE, LLEGAR O ESTAR El equipo que tenga un hombre de esos que llega desde atrás, que no es delantero de área, pero consigue una docena de goles por temporada, tiene un potosí. Y el Atlético tiene varios. No todos de una docena de tantos, pero sí de ocho o diez: Kiko, Pantic, Caminero... aunque por encima de todos sobresale Simeone. Además de ser un centrocampista de rompe y rasga, recuperador, que no rechaza la acción individual y que técnicamente se defiende más que aceptablemente, tiene la habilidad de saber llegar al área y resolver con inteligencia. No es alto (1,75) pero maneja el juego aéreo como pocos. Su don está en la colocación. Sabe buscar el punto exacto donde el compañero le puede servir el balón en ventaja. Sabe adelantarse a la jugada y al contrario. En un equipo como el Atlético, sin un ariete clásico, estos hombres que no están, pero llegan, son aún más valiosos, pues sus goles son imprescindibles. Simeone, con cuatro tantos en dos partidos de la Liga de Campeones, está reivindicando la importancia del que llega al área de visita y vive en otras zonas del campo. La banda derecha, crucial Al final, Antic prefirió no retocar el once titular y con buen cri terio mantuvo a Aguilera en el equipo en perjuicio de López. Y precisamente por la banda derecha fue por donde el Atlético maduró su triunfo. Velocidad y profundidad. Dos armas que destruyen al mejor contrario. Aseguraba, además, la posesión del balón con la posición de Pantic, que se retrasó bastantes metros en relación a otros partidos para echar una mano a Bejbl en la salida del balón y, de paso, sacar a