ABC MADRID 28-03-1996 página 20
- EdiciónABC, MADRID
- Página20
- Fecha de publicación28/03/1996
- ID0002020256
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20 ABC OPINIÓN Panorama 51 toSüB H E pet iT N rtA Uiíe SN tiOH RB J 3 L PüeeiO VASCO 6 S 9 eR M 5. DEL TeRftoRíSTA OeT 6 MlliO HAVA ACrUAlio? ü 6 BU VASCO JUEVES 28- 3- 96 IMPRESIONES DE BREMEN o s partidos políticos no sólo deberían combatir las injusticias sociales, también tendrían que luchar contra las injusticias climatológicas y de género. Y es que nacer es una lotería en la que no sólo se rifa la riqueza y la pobreza, y el ser hombre o ser mujer, sino que también puede tocarle a uno la desgracia de caer en un lugar que ronda los veinte grados bajo cero durante los largos meses de invierno, como ocurre en esta ciudad de Bremen, al norte de Alemania, o, en cambio, tener la suerte de disfrutar de la caUdad y la suavidad del clima mediterráneo. ¿Y quién reparte esta suerte? Quizás exista alguna ley compensatoria que prepara a los países más fríos para afrontar su futuro de la forma más próspera. Lo cierto es que estos alemanes de Bremen que me encuentro a veinte grados bajo cero después de dejar la primavera estallando en Barcelona, son una gente que ni siquiera pone cara de pocos amigos, como sería de esperar. Al contrario, se muestran tranquilos y cordiales en la mañana impaseable de un helado domingo, y dan muestras de una educación y una templanza que es difícil encontrar en nuestras latitudes, Por ejemplo, en Bremen es posible entrar en un café y sentarse a leer durante una hora sin que te interrumpan las voces de los clientes que entran y salen, o de los que se sientan a tu lado con el mayor de los cuidados. Y no sólo es de agradecer la discreción de la clientela; todavía tiene más mérito que los camareros no se pongan nerviosos por verte allí sentada tanto tiempo y no empiecen a merodear tu mesa invitándote a pagar, salir y dejar la silla libre para otro. Quizás no sea un comportamiento tan raro, pero cuando afuera hiela y la nariz se cae a pedazos, yo estaría dispuesta a elevar a categoría de valor nacional esta simple hospitalidad de bar en Bremen. Hay muchas cosas que sólo son producto del momento o de una circunstancia particular, pero la vida es eso. A pesar de los grandes proyectos, la vida es un encadenamiento de circunstancias más o menos peculiares. El día antes, también en Bremen, estaba invitada por el Instituto Cervantes para leer poesía ante. un auditorio hispano y alemán, y, después de una perfecta puesta en escena con un traductor impecable y una lectora que muy bien podría haberme sustituido, tuvo lugar lo que siempre me hace temblar: el temido coloquio que todos los locos aprovechan para bombardear o que, simplemente, se llena con silencios o con preguntas sin sentido. Pues, como en el bar, naáe me puso en este aprieto. Aquella gente, con sus preguntas y sus curiosidades, resultó ser de un coeficiente intelectual medio alto difícil de encontrar por estos pagos de las conferencias, y realmente todo transcurrió como entre personas despiertas y normales. Fue precisamente un uruguayo y no un alemán el que me preguntó si también en mi país era necesario ser mujer para publicar un Ubro. Preferí contestarle con un consejo: si lo que pretendía era colocar un libro suyo en alguna editorial, quizás no sería mala idea ñrmarlo con nombre de mujer, a ver si cuela. En el siglo XIX muchas escritoras firmaban con nombres masculinos y no les iba mal. Las leyes compensatorias han de servir para eso, al menos, para no ser tan tontos, a pesar del frío o del género. Hay preguntas que son súplicas. Luisa CASTRO L Planetario CUESTIÓN DE PALABRAS ABLÁNDOSE aquí mismo ayer de las ejemplares relaciones de estos políticos a punto de salir, nos acogimos al quédese para mañana para no hablar de las relaciones que empiezan de los que acaban de llegar y, por cierto, empiezan a ser causa de nuevos sinsabores. No nos quedaban líneas ayer, de temer es que haya que dar algunas cosas otra vez para mañana. Por eso, mañana, que es ya hoy, los acontecimientos sorprendentes han pasado en las horas de una primera sesión de las nuevas Cortes, cuyos miembros electos han pasado a efectivos sin más milagros que algunas sorpresas. Federico Trillo es ya presidente por mucho qué le molestara el cada día más futuro ex presidente que es ahora don Felipe González y, en cambio, no es señora presidenta o señora presidente del Senado la muy preconizada teniente de alcalde del Ayuntamiento, la brillante concejal Esperanza Aguirre, que Aznar se reserva para importantes y de momento callados, altos destinos. Un político hasta ahora poco conocido de la Üamada ciudadanía, el profesor universitario y letrado, Juan Ignacio Barrero se encargará de convertir en algo realmente útil el recinto senatorial. Se ve que Aznar se ha tenido muy calladas sus pap) eletas entre las cuales una de las que más interesan a su nuevo asociado el honorable Pujol es la de empezar a distinguir entre nacionalidades y regiones que aunque a un lerdo pudieran parecerle una misma cosa, no lo son ni lo serán mientras tengan los franceses la razón al decir que le nom ne fait pas las chose No es una inocente cuestión de palabras la que mueve a los nuevos socios del PP que son los de CIU a instar a que de ahora en adelante empecemos a llamar nacionalidades a lo que llamábamos regiones. Es- H tos tíos a los que invitan a opinar ciertas emisoras, se cuidan de sostener que no es importante haber cazado al monstruo asesino en Lasarte, porque lo importante no es la acción de la Policía sino lo otro. Como se haría dentro de poco con el miserable criminal capturado Valentín Lasarte si en lugar de los sorprendentes cambios políticos iiúciados por la mañana hubiera sido de nuevo presidente del Gobierno el que todavía juega con sus bonsais en la Moncloa. Son tan importantes los nombres, que este país empieza a respirar al ofr los nuevos nombres y apellidos que Aznar está sacándose ya de la manga. Por eso lo que importa hoy aun más que una colección de nuevos hombres en los resortes del poder político es comprobar que los que vienen se traen cambiada la fraseología. Que empiecen de una vez a Damar a las cosas, a los sucesos por sus verdaderos nombres. A los terroristas, asesinos y no violentos; a las tropillas de miserables que se tiran al suelo como mujerzuelas asustadas cuando los cazan los de la Ertzainza en un mercadillo haciendo la compra, cualquier cosa menos comandos y a las sentencias destinadas a no ser cumplidas como venía ocurriendo bajo la Presidencia de González, cualquier cosa también menos sentencias. ¿Y por qué no llamar etarras a los que ahora se llama proetarras y no meter mano con los rigores de las leyes a los que invaden, conquistan, subyugan las calles de San Sebastián, de Bilbao, mientras los pobres guardias se hacen los locos? Esperemos que el cambio haya comenzado con los nombres que Aznar empieza a sacarse de la manga. Lorenzo LÓPEZ SANCHO rmTrT in r T TimirTiíi 1 r TTirirnrTTT r- 1 T