ABC MADRID 12-09-1995 página 86
- EdiciónABC, MADRID
- Página86
- Fecha de publicación12/09/1995
- ID0001994131
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86 A B C ESPECTÁCULOS Discos MARTES 12- 9- 95 Carlos Vives, habitante de La tierra del olvido Madrid. Manuel de la Fuente Tras vender cerca de tres millones de copias (más de trescientas mil de ellas en España) de su anterior trabajo, Clásicos de la provincia y tras una celebrada gira por nuestro país este verano, llega el esperado y nuevo disco del colombiano Carlos Vives, titulado La tierra del olvido melancólico nombre el elegido por este paisano de Gabriel García Márquez y Freddy Rincón (dos magníficos goleadores, ansiosos de recuperar la mejor forma) para dar a conocer en todo el mundo la cara más sensible y sencilla de Colombia, la Carlos Vives cara profunda y hermosa, que no se asoma a los titulares ni a las fotografías. Once canciones componen La tierra del olvido y a través de ellas hay lugar tanto para el rescate de piezas tradicionales como La cachucha bacana (de Alejo Duran) o Diosa coronada (de Leandro Díaz) pero también para la innovación: Ella notable ejemplo de folk- rock caribeño, o Pa Mayté teñida de guitarras perfumadas de olor africano, ambas firmadas por Iván Benavides. Otros títulos que sin duda seguirán a las anteriores en la programación de las radiofórmulas y en el cariño de los aficionados bien pueden ser Rosa que ya cantara durante la gira, aunque en formato más rockero, o la canción que da título al álbum. Este nuevo trabajo de Vives es, ciertamente, menos directo, menos accesible a la primera escucha, que aquel Clásicos... pero es, sin duda, un buen ejemplo de música caribeña sencilla y cálida y que debe encontrar otra vez en España un magnífico caldo de cultivo. No falta, por supuesto, la acordeón de Egidio Cuadrado, ni la guitarra de Teto Ocampo, que asoma de vez en cuando sus fauces rockeras, los dos puntales sobre los que Vives edifica su trabajo para el lucimiento en canciones como Puya puya del propio Cuadrado (érase una vez un hombre a una acordeón pegado) Sólo queda esperar que Colombia no se convierta (y menos para los españoles) en esa tierra donde habite el olvido, en los vastos jardines sin. aurora que escribiera Cernuda. Carlos Vives y la Provincia se empeñan con su trabajo en impedir esa injusticia. Más allá del vallenato, más allá de lo tipical y lo tropical, la música de Vives es la esperanza de un pueblo que no quiere ser condenado a otros cien años de soledad sobre la tierra Joan Magriñá i Sanromá. El bailarín y coreógrafo catalán Joan Magriñá i Sanromá falleció ayer a los noventa y un años de edad en su domicilio de Vilanova la Geltrú (Barcelona) Magriñá ingresó en 1926 en el cuerpo de baile del Gran Teatro del Liceo, en Barcelona, donde pronto ocupó el puesto de maestro de baile y de coreógrafo. Posteriormente, pasó a ser el primer bailarín del Liceo hasta que se retiró en 1957, destacando sus coreografías para óperas como El gato con botas de Montsalvatge (1948) o de Romeo y Julieta de Gounod (1963) Entre 1966 y 1977 fue director de ballet del Liceo. En 1982 recibió la cruz de Sant Jordi. El mundo del circo a José Mario Armero Sí. Estaban allí. Bajo la inmensa cúpula de San Jerónimo el Real, más reluciente y brillante que nunca. Tenían el corazón encogido porque aún no podían creerlo. José Mario Armero el hombre que supo hacer de la comunicación, el arte de la convivencia humana se había ¡do en silencio, sin pronunciar una sola palabra. La última vez que estuve a su lado, apenas pude arrancar de sus labios una ligera sonrisa. Y ahora había reunido a todos sus amigos para decirles adiós. Sí, sí, he dicho a todos sus amigos. A los del circo de la vida y a los de la vida del circo. Allí estábamos todos, apretados unos a otros, porque éramos muchos los que acudimos a su llamada. Vimos rostros conocidos. Sobre todo políticos y periodistas. Pero a nosotros, nadie, salvo la familia, nos reconoció. Éramos los de la vida del circo, Claro que no se nos reconocía por el atuendo. Ni narices postizas ni grandes zapatones y quizá por eso nuestro amigo Raúl Heras dijo en El Mundo que faltó la gente del circo. En cambio Pepe Armero, sí que nos vio. Y también Ana, la sufrida y amante esposa que en su azaroso recorrido por la vida, jamás dejó de estar a su lado. Y sus hijos, Coloma, Mario, Ana y Diego, y su hermano Carlos. Cuando llegamos a ellos nos fundimos en un emocionante abrazo lleno de respeto y admiración. Fue un abrazo de amigos. Sí, porque todos sabéis que Pepe Armero fue un gran amigo del circo. Gregorio Fernández Ordóñez, S e m p r ú n Ramón Areces, Camilo José Cela, Francisco Nieva, Gregorio Marañón, Claudio Mariscal... Jaime de Armiñán, Juan José Alonso Millán, Joaquín Calvo Sotelo, ¡Cuánto amor por el circo... Armero redoblaba esfuerzos para estar en todos los acontecimientos circenses, sin abandonar ni un solo instante sus obligados compromisos profesionales. Aún conservo su última misiva fechada en mayo del 94. Habíamos sido invitados por el Ayuntamiento de Cornelia para asistir al Homenaje a Charlie Rivel. Me encantaría ir... pero no puedo Y estampó su firma al pie. Pepe Armero, tras aquel milagroso despertar que nos tuvo en vilo, sintió que algo grave le impedía abandonar el hogar. Y mira por donde, querido Pepe, que ahora, ese gran Homenaje del circo, al que no pudiste acudir por vez primera, va a ser para ti. Y no precisamente bajo el histórico templo del antiguo Monasterio de los Jerónimos, sino bajo la modesta y sencilla carpa de un circo, iluminada en la noche madrileña por los cientos de estrellas que se filtrarán caprichosamente a través de sus viejas cúpulas de lona vapuleadas por los malos vientos de España. Y allí sí. Allí estará presente el circo con sus grotescas narices de cartón y sus grandes zapatones, para demostrarte su cariño y gratitud. Pero no todos acudirán esta vez a la cita. ¡Si vieras que solo va quedando el circo... Yo te pido querido Armero, que desde lo alto de esa gran capa azul en la que felizmente te encuentras, no olvides a esa gente. Dales el calor y el ánimo suficiente para que quienes siguen tu ejemplo puedan sobrevivir. Porque de lo que sí puedes estar seguro es de que el circo, a pesar de su enorme soledad, no morirá jamás. La última etapa del Price Recuerdo que cuando inauguré con mi cuñado Manolo Feijoo, la última etapa del Price madrileño, allá por el invierno del sesenta, Armero había comprado ese día toda la primera fila de círculo para invitar a sus familiares. Más de sesenta localidades. Luego supe que era su costumbre festejar en familia las fiestas navideñas. Diego no había nacido, pero los demás muy jóvenes aún, disfrutaban del circo a su lado. A partir de entonces, Pepe y Ana fueron ya para siempre nuestros invitados especiales. Como también lo fueron de todos los circos españoles que recalaban en Madrid. En el 68, le propuse acudir como miembro de honor al Primer Congreso del Circo que había de celebrarse en Barcelona con la presencia de Salvador Dalí. ¡Cuánto disfrutó con aquella monumental cabalgata circense integrada en las Fiestas de la Mercé! Más de cincuenta carrozas, un centenar de caballos, quince elefantes, tres bandas de música... Charlie Rivel el payaso internacional de Cubellas y Pinito del Oro presidían la fiesta. Armero, abría conmigo aquel colosal desfile, a bordo de un flamante coche blanco, mientras a una incesante lluvia de confeti cubría nuestras cabezas. Luego asistiría a maycres eventos. En el 78 y en unión de otros buenos amigos como Alfredo Marquerie, Álvarez Barrios, José Luis Pécker y Ángel de Andrés, fundamos la primera Asociación española de Amigos del Circo, sin ánimo de lucro y en el 88, culminada la difícil transición política, aún fuimos más lejos. Con la ayuda de amigos como José María González, director del Circo Mundial, Pepe Tonetti, Álvarez Barrios, Pedro Rocamora y Antonio Alberich, organizamos en Madrid el Congreso Mundial del Circo. Veinticuatro países acudieron a la cita. En el comité de Honor, presidido por el Príncipe Felipe de Borbón, figuraban junto al Ministerio de Cultura y al Ayuntamiento madrileño las más relevantes personalidades políticas y sociales. El Príncipe Rainiero de Monaco, Federico Fellini, Javier Solana, Arturo CASTILLA IV edición del Festival Música Visual de Lanzarote Madrid. Luis Martín Tres autores cuya identidad profesional le hace guiños a la estética minimalista, un par de propuestas de jazz fuera de formato, y otra de música electrónica y sintetizadores, conforman el núcleo del próximo festival de Música Visual de Lanzarote, que, este año, desarrollará su programa entre los días 1 y 12 de octubre. El cartel de la muestra, que se presentó ayer tarde en la Sociedad General de Autores, se abrirá con las voces de Hilliard Esemble, para que el saxo de Jan Garberek pruebe sonoridades melancólicas sobre ellas, mientras se reproducen algunas obras originales de Pierre de la Rué, Cristóbal de Morales, el maestro Perotin y otras sin dueño, de las varias que aparecen en el disco Officium El martes, día 3, se celebra el único recital que tendrá lugar en el pequeño auditorio de la Cueva de los Verdes lanzaroteña, a cargo del saxofonista británico John Srman. Ya, en días que siguen, de vuelta a la gruta de los Jámeos del Agua- d e donde el festival ya no saldrá hasta su despedida- llegan sucesivamente el bandoneonista argentino Diño Saluzzi, el trombonista Stuart Dempster, el Vocal Art Ensemble de la cantante francesa Tamia, y el grupo Aquarelo, formado por Hans Joachim Roedelius, Capanni y Alesini. Concluye el abono isleño el día 12 con el añadido de un concierto extraordinario del percusionista suizo Pierre Favre, en el marco escénico que, a tal efecto, se habilitará en la falda del Volcán del Cuervo.