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ABC MADRID 25-04-1995 página 22
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ABC MADRID 25-04-1995 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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22 ABC OPINIÓN MARTES 25- 4- 95 Panorama ÁNIMO, SEÑOR JUEZ UY bien, señor Juez, muy bien hecho. Ya sabe Su Señoría de mi decidido esfuerzo de colaboración con su trabajo de clarificación de lo obvio. Sabe Su Señoría que estoy dispuesto siempre a confesar todo y acusar a todos. Usted, Señoría, me parece un personaje apasionante, justiciero, incisivo y de pulso sostenido. No se moleste por el halago, Señoría, pero encuentro pocas personas como usted que mantengan tanta serenidad en los entierros. Recuerdo (qué genio) aquel funeral del General (no me acuerdo quién) al que asistimos juntos y abrazamos a la viuda y bs hijos; poco después detuvo Su Señoría al sargento de policía que abofeteó al torpe que se quejaba porque tenía un carné de identidad falso y se sospechaba de él. Bien hecho, Señor Juez. No vale que e) muchacho fuera claramente sospechoso, no; b importante es y será siempre que un policía es un presunto sospechoso mientras que un delincuente es y será siempre un presunto inocente. Hay ejemplos magníficos que le apoyan claramente, señor Juez. ¿Cómo es posible que todavía no haya unanimidad nacional sobre el tema papeles de oriente Me explico: estoy de acuerdo con Su Señoría en que lo importante debe ser cómo y quién hizo unos textos en francés antes de entrar en temas frivolos como millones de pesetas aparentemente fraudulentos. Lo primero es potenciar la Escuela Oficial de Idiomas, lo secundario las estafas. Yo estoy de acuerdo con Su Señoría. Pero hay más. Han intentado volar a un dirigente político llamado Aznar. El responsable del segundo partido del país. A lo mejor (yo lo deseo) este tema penal recala en su juzgado. Nadie como Su Señoría para ordenar el puzzle ETA- GAL- POUCÍA- GUARDIA CIVIL y demás. Pero yo, que estoy totalmente a su lado, quisiera darle una pista. Me gustaría que procesase Su Señoría al señor Borrell por el atentado contra el señor Aznar. Llame usted a declarar al ministro Borrell por su responsabilidad directa (o previa) en el atentado contra el presidente del Partido Popular. Le cuento, señor Juez, mi opinión. Estos presuntos terroristas han utilizado para el atentado un sistema de transmisión por cable. No perdamos la vista el error formal de los presuntos asesinos. Hoy por hoy no está probada la Ley de Transmisión por Cable. Si esta ley estuviera en vigor, todos estaríamos dispuestos a aceptar que bs que iban a dilinquir tendrían que ser inculpados, pero como la ley no ha sido aprobada, debe ser previo analizar la responsabilidad política del señor Borrell en el atentado contra el señor Aznar. Señor Juez, no lo dude, antes de saber quién explosionó la bomba asesina, llame Su Señoría al ministro de Telecomunicaciones para investigar cómo es posible que el cable y su transmisión todavía no esté regulado. Incluso- estoy a su lado en la idea general- el ministro debe tener responsabilidades concretas. Y que no se escude en su aforamiento porque tiene a su lado una colaboradora llamada Salgado que bien podría ir a Alcalá- Meco, de momento. Por si acaso y con mi aplauso. Señor Juez, mi enhorabuena por cómo está Su Señoría enfocando estos temas de confusa defensa de la Democracia. Sólo nosotros (usted y yo) lo estamos analizando bien: yo en la cárcel- por cierto- y usted en el juzgado. Pero, ¡qué bien lo hacemos! Ánimo, señor Juez, no le desanimen las críticas: Elena Salgado debe estar en la cárcel conmigo y con Rafael Vera. Se ha cometido un error incomprensible y delictivo: el cable que accionó la bomba que casi asesina al señor Aznar era ilegal. Actúe, Su Señoría. Luis SOLANA CoW NO sa HACE ¿o- aue ÍB T M M Mirador RÉQUIEM POR LA CIUDAD N ADIE niega la realidad de un grave problema universal actual: la progresiva despoblación del campo y la emigración a la ciudad. Si nos atrevemos a emplear números, las palabras huirían asustadas. De los 5.000 millones de seres humanos que habitan la Tierra aproximadamente, más de la mitad viven encerrados en calles y cemento. Enunciado así, el problema es pavoroso. El imán de la ciudad es indiscutible, es un polo magnético. Las ciudades ya no se contentan con aflojar los cinturones, los rompen sencillamente. Parecen dormir, pero de pronto sacan un brazo que es una calle que sale de las sábanas, y ese brazo se robustece y pide asfalto. Hay ciudades pegadas a ciudades. Otras, por sus condiciones geográficas, inventan el terreno vertical y sin el más mínimo respeto ni a su historia ni a su arte, frente a una bellísima plaza solariega con monumentos de entrañables recuerdos, levantan rascacielos insípidos que rompen su unidad. Ya sabemos que todos los municipios del mundo tratan de ayudar la vida urbana fomentando los espacios libres. Son respiraderos ciudadanos. Hyde Park, Central Park, Retiro, Boulogne, Palermo, etcétera, son pequeñas limosnas de campo, mendrugos para el hambre de pan verde. Sucede con ellos lo que al señor que coloca en su pisito el cuadro de un bosque o un valle: descansa la vista, pero está en la pared. Sobre este tema leí un día un encantador cuento ruso. Me refiero a la gloriosa literatura rusa, por supuesto no a la de hoy. Se trataba de un pobre niño que jamás había visto el campo, y un día lo descubre y queda asombrado. Era un salvaje urbano es decir, lo que nosotros llamaríamos vulgarmente un paleto de la ciudad ¿Y acaso ese niño no es un símbolo? Nuestra civilización actual puede definirse como la civilización del semáforo. Luz roja: al trabajo, a la oficina, a la fábrica, al comercio o al banco. Luz verde: a la cafetería, al cine, al deporte o a la distracción. En realidad, pasamos por el cantero cuando se nos dice ahora Tal forma de vida tiene su lógica y su excusa: comodidad, confort, rapidez en la necesidad satisfecha, etcétera, pero... a fin de cuentas, todas esas ventajas son los disfraces del lobo que se adorna para comemos mejor. A lo que parece, el hombre gusta del juego y se niega a ser devorado. Sobre este tema, las clases altas del mundo siempre han sabido defenderse: las dehesas y cortijos en España, las estancias en América, las villas en Italia, aunque se escuden en agricultura, ganadería o explotaciones, en el fondo no engañan a nadie porque son una dulce escapatoria. Ahora bien, los tiempos cambian, los privilegios no son letra inamovible y el nivel social se va estabilizando en la teoría y en la práctica. Quiere decir que le ha llegado su turno al pequeño burgués. El hombre medio ya no se contenta con la película en colores del domingo, pide el color real y su cuota de oxígeno. Y se han inventado los fines de semana al alcance de los más modestos. Al séptimo día se sueña con la sierra, el prado, la oveja y la hierba, la montaña y el río. El éxito de dichos fines de semana es una nota típica de nuestros tiempos y hasta la Iglesia Católica ha autorizado la misa del sábado como misa del domingo. Por nuestra parte, al escribir estas líneas, explicamos que nos ha guiado un noble motivo. Aún quedan en la estructura social clases o capas de desheredados para los cuales es inaccesible esa vital expansión. A ellos les dirigimos este envío. Todos los libros que se refieren al futuro, tratando de imaginario, han suprimido las ciudades de los mapas centralizando la vida humana en una infinita red de pequeñas agrupaciones, tan exactamente repartidos que los dones de la Naturaleza no estarán muy lejos para nadie. El colapso de la ciudad, tal como hoy la padecemos, no sólo está augurado por la literatura de ciencia- ficción, pues también es tema de estudios más serios. Y aunque así no fuera, está equivocado aquel que no fíe en la imaginación de los poetas y en la historia del mundo; está bien demostrado que siempre es el poeta el que habla primero. Por tal motivo felicitémonos todos por este réquiem de la ciudad, soñando con una nueva arquitectura bellísima en e! plateresco de un álamo o en la aguja gótica de un pino que se eleva en el cielo como una piedra verde de una catedral. Isabel SUÁREZ DE DEZA

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