ABC MADRID 03-10-1993 página 89
- EdiciónABC, MADRID
- Página89
- Fecha de publicación03/10/1993
- ID0001900158
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DOMINGO 3- 10- 93 LA FIESTA NACIONAL ABC Pág. 89 Cuarta corrida de la Feria de Otoño de Madrid Ficha de la corridaPlaza Monumental de las Ventas. Sábado, 2 de octubre de 1993. Cuarta corrida de la Feria de Otoño. Seis toros de Cebada Gago. Los tres primeros, bravos; el cuarto, manso; el quinto no se empleó y el sexto resultó más codicioso. Joao Moura (ovación) Ribeiro Téllez (ovación) Luis Domecq (ovación, oreja, con algunas protestas, y vuelta al ruedo) Antonio Domecq (algunas palmas) Por colleras: Joao Moura y Ribeiro Téllez (ovación) Luis y Antonio Domecq (ovación, oreja y vuelta al ruedo) Vibrante espectáculo de rejoneo en la fría tarde otoñal Sus Altezas Reales la Condesa de Barcelona y la Infanta Doña Elena asistieron al festejo Mientras en Sevilla se despedía del rejoneo el coloso don Ángel Peralta, en Madrid los nietos de don Alvaro Domecq, Luis y Antonio, competían con los portugueses Joao Moura y Antonio Ribeiro Téllez. Una vez más, Portugal y Jerez rivalizando en el hermoso juego del toreo a la jineta, que cuando parecía que había iniciado un cierto declive por la retirada de los grandes maestros, ha resurgido con una imponente baraja juvenil de caballistas. El espectáculo del toreo a caballo entra por los ojos, deslumhra a grandes y chicos. Rara vez se da la circunstancia de que un buen aficionado a las corridas llamadas de lidia ordinaria se entusiasme con los caballos, pero justo es reconocer que la base de ambas modalidades, bien sea sobre la montura o a pie, radica en el temple. Don Alvaro Domecq y Diez suele rebelarse contra el tópico, en el que caemos casi todos, fijándonos en la forma de clavar. No cabe duda de que tiene gran importancia, porque no es lo mismo ir por los adentros, entrando por sorpresa, que arriesgarlo todo en los medios, dejándose ver, y clavar por delante o al estribo. Cuando yo empecé a ver rejoneadores, lo frecuente era que clavaran a la grupa. Por eso, el maestro don César Jalón Clarito motejó de número del caballito a las actuaciones de aquellos rejoneadores- sálvense las honrosas excepciones- que ofrecían un espectáculo de caballazos, sin interés, largo y tedioso. Conviene no olvidar que el torero a caballo es eso, por encima de todo, un torero cuya virtud fundamental debe ser el temple. El torero de a pie templa con capote o muleta. El torero que va en el caballo ha de utilizar el engaño vivo de su fiel y bien domado equino para torear. Y ya se sabe que, tanto a pie como a cabai 3, hay quien torea simplemente. Pero lo bue. io es hacerlo con arte, tal y como lo sintió siempre don Alvaro Domecq y Diez, al que España, lo mismo que acaba de hacer ahora con don Ánge! Peralta, le debe un homenaje a nivel nacional por lo mucho que ha hecho por este arte. Su breve paso por los ruedos dejó huella de torería y sabiduría, que ha prolongado después desde su campo andaluz en forma de artículos, conferencias y con la generosidad, además, de haber dado a este arte lo mejor y más importante de su vida: primero, su hijo Alvarito, que ha sido uno de los rejoneadores más completos, valientes y toreros que hemos visto por esos ruedos. Y ahora son sus nietos, que llevan el sello inconfundible de la escuela torera del colosal caballero jerezano, al que rindo mi particular homenaje de admiración y respeto, precisamente ahora que goza de excelente salud, porque en esta dichosa nación nuestra, ya se sabe, sólo nos deshacemos en elogios con los muertos o los tullidos. Todavía anda don Alvaro Domecq y Diez con las espuelas puestas por esos verdes campos jerezanos que despiden aroma a jara y retama. Incluir en el abono otoñal madrileño la corrida de rejones suponía para la empresa la garantía de un entradón y la posibilidad de cubrir una fecha en la época en la que no quieren venir a Madrid la mayoría de las figuras del toreo de a pie, como decíamos en nuestra crónica de ayer. A la hora en punto cruzaban el ruedo, luciendo sus casacas lusitanas, vestidos a la Federica, los rejoneadores portugueses. Joao Moura, que hace años que dejó de ser El Niño Moura y Antonio Ribeiro Téllez, emparentado no sé si directamente, creo que sí, con aquel Ribeiro Téllez, que apoderaba mi amigo Vicente Molina, gran bibliófilo taurino y padre del actual redactor del programa Tendido Cero de Televisión Española, Federico Arnás. Hemos acudido al espectáculo ecuestre con ilusión. Reconozco que de cuando en cuando me gusta contemplar las evoluciones de estos artistas. Lo que ya resulta demasiado- y ahí sí que me escabullo- es cuando en cualquier feria, por delante de la corrida vespertina colocan la matinal de rejones. Joao Moura, sobre el caballo Indio cruzado, de cuatro años, clavó dos rejoncillos, cuarteando en los medios. Hizo por dos veces la suerte a la grupa sobre el caballo Café Le alcanzó un derrote en el anca y no consiguió del todo los quiebros en los medios. Enardeció a los grádenos con Abeja que galopa de costado. Puso dos pares, uno de ellos se lo brindó a Doña María de las Mercedes, augusta viuda de Don Juan III. Con Zafiro dejó lucidamente tres de las cortas, para acabar dejando un rejonazo de muerte u tanto bajo que produjo vómito. Joao escuc ó. una ovación. Ribeiro Téllez, que monta de maravilla, toreó primorosamente al su- gy ido de la tarde. Aquello tenía ritmo, muc s veces como si fuera un espectáculo de ballet, algo realmente admirable. Impresionarles ios pares de banderillas. Tiene un caballo excepr 1- al para esta suerte. Produce gozo verle derecuo a la silla, ajeno a cualquier tipo de violencia. El rejonazo de muerte, que cayó bajo, estropeó su soberbia actuación. Luis Domecq, sobre el caballo Tiburón toreó con gran armonía, muy templado. Ban- derilleó con el caballo portugués Bohemio Puso en los medios un colosal par a dos manos, que provocó una estruendosa ovación. Con el caballo Bribón sacó muy toreramente de las tablas a su enemigo. Mató de un rejón caído. Mucho público pidió la oreja, que el presidente concedió. Los que se fijaron en el lugar que había caído el rejón de muerte protestaron la oreja. La mayoría no saben que desde el caballo es dificilísimo acertar con el hoyo de las agujas, y casi siempre los caballeros se ven obligados a apuntar un pelín abajo. Antonio Domecq, que brindó su actuación a Su Alteza Real la Infanta Doña Elena, que ocupaba una barrera del 10 se las tuvo que entender con un manso, al que lidió impecablemente, sacándole las tablas con lances de tirón. Hubo un momento en que en plena cara del toro surgiría una auténtica media verónica belmontina, haciendo girar inverosímil al caballo en plena cara de la fiera. Señores, ¡qué maravilla! Toda la labor de Antonio Domecq fue de lidiador, sacando al buey de las tablas con ejemplar maestría. Magnífica actuación la de Antonio con el peor toro de la tarde. El rejón atravesado deslució lo mucho bueno que había llevado a cabo con el marrajo que le cupo en desgracia. Por colleras, Joao Moura y Ribeiro Téllez se mostraron muy voluntariosos con un toro que también barbeaba las tablas. Los caballeros lusitanos arrancaron fuertes ovaciones, aunque no consiguieran, por la oposición que había presentado la difícil res, el éxito apetecido. Y también por colleras, Luis y Antonio Domecq, con otro toro de Cebada Gago, que se aquerenciaba a las tablas, hicieron un verdadero alarde de torería. Demostraron que el toreo a caballo no tiene secretos para estos jóvenes artistas, dominadores de todos los secretos de tan difícil profesión. El público vibró y hasta se olvidó del frío que estaba pasando. Ambos toreros habían puesto a revientacalderas el ruedo venteño. Lo florido de. los jugueteos, la decisión a la hora de clavar, las toreras salidas de la cara del toro, todo ello formó parte de un precioso espectáculo bajo la luz de los focos. Nadie se movió de sus asientos hasta el último momento. Antonio Domecq dejó un rejón de muerte, que coronó la brillante actuación de los caballistas de tan ¡lustre apellido en el toreo a la jineta. Flamearon los pañuelos en solicitud de la oreja, que el presidente otorgó. El público, pese a lo desapacible de la tarde, lo había pasado en grande. Tienen mucho mérito estos artistas que buscan el triunfo con un duro sacrificio de entrenamiento y de puesta a punto de sus caballos. La afición es el sostén del éxito de estos profesionales. Vicente ZAB ALA Luis Domecq salió en hombros por la puerta grande