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ABC MADRID 22-10-1992 página 97
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ABC MADRID 22-10-1992 página 97

  • EdiciónABC, MADRID
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JUEVES 22- 10- 1992 ESPECTÁCULOS ABC Pág. 97 Dónde está el Sex y dónde el libro El calendario de Madonna es duro, sobre todo para el bolsillo Sex el esperado- por polémico- libro erótico de Madonna, no consiguió agolpar al público en las librerías españolas como si fuesen las rebajas de unos grandes almacenes, pues apenas se vendió un puñado de ejemplares en las primeras Madonna es el objeto de consumo más prolífico, rentable y universal desde la comercialización de la Coca- Cola. El personaje público Madonna esconde a una mujer, de mafioso apellido Ciccone, con un sexto sentido para el negocio y todos los demás puestos en descubrir, fuera de las convenciones, qué atrae al tiempo que espanta al personal para vendérselo luego en forma de libro, disco, película, muñeca hinchable o ropa interior en pública subasta. Porque Madonna ha transformado la lujuria en su profesión como antes hiciera con la música y el cine (mañana pueden ser la iaxidermia o la papiroflexia) Madonna es hoy una embajadora del placer carnal (sin riesgo) una nueva Cicciolina que recomienda brindarle gusto al cuerpo dando ejemplo con el suyo propio, de mil y una a cual más retorcida manera, y que ha convertido sus fantasías sexuales en el material con que están hechos sus sueños crematísticos. Madonna vive y trabaja en la más pura superficialidad, pero tiene el talento, las agallas o el morro suficiente como para hacer que su frivolo mundo se convierta, especialmente para los demás, en lo más importante, revelador o inadmisible del mundo. Como artista multimedia (actriz, modelo, compositora y cantante) es irregular; como empresaria, notable; como provocadora, casi insuperable. Por eso suele despertar la simpatía esta mujer que consigue hacer del más nimio de cada uno de sus actos un motivo de escándalo, adueñarse de las portadas de las revistas y enojar a media humanidad mientras la otra media se lanza a devorar sus productos. Otra cosa es que sus obras resulten cada día menos estimulantes y apetecibles. Ahora es Sex una suerte de guía de conducta sexual para seres sin complejos, quien ha levantado la polvareda y ha cerrado las fronteras de algunos países. Aunque es cada cual, según su entender, quien debe calificar el contenido del libro, parece difícil que la colección de fotografías realizadas por Steven Meisel escandalice; lo más probable es que sorprenda por su rnsüstancialidad y filosofía tirando a barata, aunque la venda Madrid. Manuel Martínez Cascante horas tras su estreno mundial. Sex supone, como casi todos los productos de la ambición rubia un modelo de impostura y falsa provocación y, sobre todo, un libro de postales atrevidas excesivamente caro y de dudoso interés. La guía- calendario de Madonna sobre conductas sexuales mantuvo ayer en algunas tiendas de Madrid un ritmo reposado de venta. En otros puntos del mundo parece que su acogida fue algo más sustanciosa, quizá debido a que su precio de venta fuera de España oscila entre cuatro y cinco mil pesetas, mientras que aquí se vende a siete mil quinientas. Ventas a ritmo de blues Madrid. S. E. Sex fue recibido de manera desigual en todo el mundo, donde ayer era puesto a la venta simultáneamente. Por cuestión de los husos horarios, Australia y Nueva Zelanda fueron los primeros países en proporcionar al público el libro de Madonna, al precio de 4.000 pesetas (en USA el precio oficial es de 5.000 pesetas, mientras que en España se cotiza en 7.500 pesetas) En Londres, Etc una de las tiendas de libros más populares de la capital británica, en Charing Cross Road, fue la primera en vender el libro, que ofrecía en oferta especial al precio de 3.500 pesetas (el valor oficial de Sex en Gran Bretaña es de unas 4.000 pesetas) En la primera hora verdió mil ochocientos de los cien mil ejemplares a distribuir en el Reino Unido. La tirada de la primera edición alcanza los ochocientos mil ejemplares en todo el mundo, de los cuales veinticinco mil corresponden a España. Ayer, el ritmo de venta seguía parsimonioso: Escaso interés y poco dinero en caja (el mayor centro de una de las grandes cadenas madrileñas había colocado a media tarde una treintena de ejemplares, mientras que el resto de puntos de venta consultados oscilaban entre los dos y los ocho cuadernos vendidos) tan cara. Ni erotismo ni pornografía; en pocas palabras, una perfecta sosez. Aunque la carne del libro es más bien fotográfica, tiene una parte colateral y escrita en la que Madonna explica con gruesa palabra y estrecha filosofía algunas experiencias consigo misma. Sus descripciones y apreciaciones sexuales son por lo general un tanto tabernarias; o lo que es lo mismo, Madonna no es precisamente una poetisa. Y no habiendo literatura en el libro, lo de las siete mil quinientas pesetas del precio ha de deberse, sin duda, a otras causas. Lo que parece más costoso y bonito son la tapa y la contratapa (también lo único discreto, pues no aparece en ellas sino el santo y seña) realizadas en pesado aluminio con el título troquelado. El resto, fotografías más o menos artísticas de una panda de amiguetes (Naomi Campbell, Isabella Rosellini, Vanilla Ice... haciendo algo muy parecido al memo. Del detalle de los textos de la artista, mejor ni hacer mención. Sólo apuntar que Madonna no es, ni de lejos, Anáis Nin. Lo suyo es el arte de la apariencia, de la impostura, de dar gato por liebre; técnica que domina a la perfección. Mientras millones de consumidores caemos en su juego de cama favorito: añadir ceros a su cuenta corriente. Disco Erótica y aburrida Madrid. Pablo Carrero Lo cierto es que nunca destacó por sus grandes valores musicales, pero pocas veces se le escapó un disco sin una agradable cancioncilla pop que le permitiera colarse en todas las emisoras de radio de Europa y Estados Unidos, y vender ingentes cantidades de discos. El nuevo álbum de Madonna, sin embargo, resulta bastante más árido que todo eso. Desde el primer sencillo, Erótica hasta la desaprovechada versión del clásico Fever resulta difícil encontrar en la hora y cuarto larga que dura el disco algo de la luminosidad, de la brillantez comercial incluso, de algunas de sus anteriores canciones de éxito. Quizá porque haya andado más entretenida en los muchos otros menesteres que la ocupan últimamente, quizá porque las musas- a quienes se olvidó de invitar a la permanente fiesta en la que parece haberse convertido su trabajo cotidiano- hayan estado menos generosas que en ocasiones precedentes, la cosa es que las catorce canciones que se incluyen en Erótica no pasan de consitutir un cansino ejercicio de música de baile que utiliza constantemente las mismas bases rítmicas y los mismos pequeños trucos. No hay sorpresas en el álbum, no hay apenas novedades, lo que, en cierto modo, difícilmente podría reprocharse, porque pocos artistas son hoy capaces de tal hazaña. Pero lo peor es que tampoco hay buenas melodías, ni siquiera los contagiosos estribillos Who s that girl Like a virgin Material girl Hollyday que la auparon a los primeros puestos de las listas de éxito. Pero ahora, cuando un disco de Madonna es un éxito automático, al margen de las calidades de sus canciones- Erótica ha vendido millón y medio de ejemplares en Europa en sólo una semana- las preocupaciones musicales de la chica parecen disiparse en favor de otras disciplinas. Erótica es, en definitiva, un disco decepcionante, y no sólo para quienes no comulgan con el habitual estilo mercantilista de sus producciones, sino que, probablemente, lo sea también para sus más. fervorosos seguidores.

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