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ABC MADRID 04-03-1991 página 60
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ABC MADRID 04-03-1991 página 60

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. Póg. 60 LA FIESTA NACIONAL En la Monumental de Las Ventas LUNES 4- 3- 91 Ficha de la corrida Plaza de Toros de Madrid. Domingo 3 de marzo de 1991. Corrida de inauguración de la temporada. Buena entrada y tiempo excelente. Tres toros de Jiménez Pasquau, lidiados en Jos tres primeros lugares, flojos en general; uno de Benítez Cubero, corrido en cuarto turno, noble y aplaudido en el arrastre, y dos de José Vázquez (antes Aleas) que salieron en quinto y sexto lugar, noble el quinto y muy flojo ei sexto. El Inclusero, de grana y azabache con remates blancos: cogido al lancear a su primero. José Luis Seseña, de negro y oro. Pinchazo y estocada en el primero (palmas) Estocada rinconera y dos descabellos en el tercero (silencio) Dos pinchazos, media y cuatro descabellos en el quinto (un aviso con silencio) Pepe Luis Martín, de caña y oro con remates negros. Estocada baja en el segundo (silencio) Pinchazo y dos descabellos en el cuarto (un aviso con silencio) Estocada y descabello en el sexto (silencio) La cogida de ElInclusero dejó en un mano a mano el festejo de inauguración Seseña y Pepe Luis Martín no pasaron de voluntariosos Madrid. José Luis Suárez- Guanes El Sol se alió con el comienzo de la temporada madrileña y este primer domingo de marzo amaneció radiante y primaveral. Persistió la bonanza climatológica durante el mediodía- muchos aficionados se desplazaron a las Ventas para presenciar el apartado de los toros matinal- y se mantuvo por la tarde, cuando, calle Alcalá abajo, íbamos con la ilusión de presenciar lo que vuelve a nacer: la primera corrida de toros de la campaña de 1991 estaba en marcha. Ha habido suerte, repito, con el tiempo. Ya dije en mi última crónica de octubre que tanto los últimos días de ese mes otoñal como los primeros de marzo son difíciles para el aficionado que se sienta sobre la piedra de una plaza. Mientras no se resuelva el asunto de una vez por todas de los cosos taurinos cubiertos es necesario esperar un poco para la iniciación de las temporadas, que siempre tuvieron arranque allá L para San José, cuando marzo suele dejar de marcear un poco. El día de hoy es excep lE) n c U s e r o ción, y con un tiempo excelente empezamos a encontrarnos con las caras conocidas de siempre: con los que estuvieron en la feria que llegó del frío de Valdemorillo, y con los que no se atrevieron a acercarse a aquel pueblo. rrochó toda la voluntad del mundo, pero el conjunto resultó largo, insípido e incoloro. En el quinto, Seseña fue aplaudido al veroniquear. El de aleas recargó en una de las varas. Pepe Luis Martín se lució en un quite por chicuelinas. Después Seseña volvió a torear, con la muleta en la mano derecha, en el tono cansino y reiterativo de los toros anteriores. Cambió la onza con la izquierda en unos naturales largos y hondos y, perdida la ayuda de la espada simulada al caerse, ejecutó unos nuevos naturales, sin ella, que estuvieron bien concebidos, pero de menor garra que los anteriores. Prolongó la faena y los buenos resultados aislados se difuminaron por él excesivo metraje del trasteo y el desacertado empleo de las armas toricidas. Creo que pudo lucir más de haber cortado menos la faena. Dejó las cosas como estaban: sin subir ni bajar, pero no era eso. El primer toro de Pepe Luis Martín renqueó desde sus primeros pasos. El tercio de varas pasó como un trámite. El diestro de Ronda le anduvo con la muleta con mimo y sosiego, sacándoselo a las afueras. Dibujó unos derechazos de buen porte, aunque les faltase chispa. Otros posteriores se vieron deslucidos por las caídas de la res, y la prueba zurda no pasó de voluntariosa. La faena acabó difuminada, especialmente por el feo remate de un bajonazo. El cuarto fue devuelto a los corrales por La corrida se truncó desde un principio. El Inclusero fue jaleado en un par de verónicas en el toro que abría plaza y temporada. En la tercera resultó cogido y corneado. Quedó inerte y fue conducido a la enfermería entre el estupor- no había dado tiempo casi ni a sentarse- y el pesar de la gente. Cogió turno José Luis Seseña, que cuidó a la res en los dos primeros tercios, manteniéndose pendiente del transcurso de la lidia. El toro se quedó un punto aplomado por la largura de la primera vara. Seseña insistió sobre la derecha, apuró las embestidas hasta el máximo y aguantó lo indecible. En la segunda serie se mantuvo imperturbable al pararse en seco el toro por dos veces. Aunque aisladamente arrancó alguna ovación no continuada, en el conjunto no pasó de discreto. El tercero, segundo de Seseña, poseía una clara tendencia a tablas. Denotó durante toda la suerte de varas una clara falta de fuerzas. En banderillas, Joselito Calderón realizó un oportuno quite a un compañero perseguido. José Luis Seseña planteó su labor muleteril en los medios. Pasó al toro jiennense con las dos manos, aguantó un par de coladas, de- cojo y salió en su lugar uno de Benítez Cubero, corretón de salida, gris en el primer tercio y escarbador en banderillas. Pepe Luis Martín lo volvió a conducir a los medios y toreó con la derecha con pases de corto recorrido y dejándose a su oponente en el centro de la suerte. De igual santo y seña resultaron los primeros naturales, que terminaron desvaneciéndose en un tono más que gris. De nuevo, con la derecha, hubo un respiro de dos muletazos jaleados al encontrar la distancia, pero la perdió en seguida y regresó a la largura y a la monotonía de una excesiva reiteración. Creo que pudo sacar más partido de la res. En el sexto se lució el torero de Ronda al llevar el toro al caballo galleando por chicuelinas. El público protestó la flojedad de la res, que se cayó cuan larga era. Arreció la bronca, con justicia, en el tercio de banderillas, por no devolverse el toro al corral. Pepe Luis Martín lo recibió por alto de puro trámite, lo sacó- como es su norma- al platillo de la plaza y construyó un hacer desvaído por ambas manos, con la tarde ya vencida y con la reiteración, denominador común de la tarde, como bandera. Tampoco aumentó ni retrocedió en sus aspiraciones. Primera de la Magdalena de Castellón Noble y descastada corrida de Celestino Cuadri Castellón. Francisco Picó destacando el primer par de afueraaadentro. La desesperante sosería y falta de casta De una gran exposición, y que fue un prodide la noble corrida de Celestino Cuadri, malo- gio de facultades. El de Cuadri llegó a la mugraron el resultado artístico de la primera co- leta con los viajes cortos y la fuerzas escarrida de la Feria de la Magdalena sas. Mendes se peleó inútilmente con el astaTomás Campuzano, en el que abrió plaza y do y los pasaportó de una estocada baja, feria, un bonito ejemplar que llegó a la muleta escuchando una gran ovación. muy soso y quedado, se mostró voluntarioso En el quinto, volvió a urcirse con los garaen una faena estimable, en la que sacó algu- pullos, y también a aburrir a los espectadonos muletazos de mérito a fuerza de aguan- res, después de una infructuosa porfía ante tar las arrancadas del burel. Falló con los. un animal noblote, pero que llegó sin emoaceros y tras un pinchazo y unas estocadas, ción a los engaños del lusitano. Víctor lo desseguidas de dos descabellos, se silenció su pachó de un pinchazo hondo y seis descabelabor. llos. El público no se pronunció. El cuarto, que fue protestado de salida, se La labor de Fernando Lozano en el tercero, creció y llegó al último tercio con nobleza y transcurrió entre la frialdad e indiferencia dei bollantía. Campuzano se hartó de dar pases público por la flojedad del astado, que se caen el latillo de la plaza, en una labor en la lló con frecuencia. Los graderíos guardaron que prevaleció la cantidad sobre la calidad. silencio después de que Fernando se lo quiCon el estoque volvió a estar hecho un pin- tase de encima de un pinchazo y una estocachaúvas, precisando seis pinchazos y una es- da. tocada caída para acabar con el noble CuaEn el sexto, tampoco tuvo mayor fortuna. dri. La presidencia le envió un aviso, silenEl ejemplar de Celestino Cuadri sacó nobleciándose de nuevo su cometido. za, como sus hermanos, pero también la soEl portugués Víctor Mendes, se lució al resería y falta de casta que fue el denominador cibir por verónicas al segundo, y en un poste- común de la corrida. Lozano lo mató de un rior quite por chicuelinas. Con la banderilla, pinchazo, una estocada trasera y tres desea- Mendes llevó a cabo un extraordinario tercio, bellos. Silencio en las masas. Parte facultativo Durante la lidia del primer toro ingresó en la enfermería el diestro Gregorio Tébar Pérez El Inclusero con contusión en hemitórax izquierdo, con fracturas costales y enfisema subcutáneo. Pendiente de confirmación radiológica. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia. Firmado: doctor Máximo García Padrós.

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