ABC MADRID 22-09-1990 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación22/09/1990
- ID0001802956
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 22 SEPTIEMBRE 1990 ABC LA ESPAÑA PROFUNDA DOMICILIO SOCIAL SE RRANO, 61 2 8 0 0 6- M D R ID A DL: M- 13- 58. PAGS. 128 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA IEMPRE de nuevo, el tópico noventayochista de la España profunda, o si se prefiere, de la España negra, recuelo ya estomagante de la romántica espagnolade reflota, sale a la luz pública y produce innegable fruición a Jos comentaristas cada vez que algún suceso viene a suministrar el pretexto idóneo. Así hemos podido comprobarlo días atrás en el estético regodeo con que los medios de comunicación pública trataban un sórdido episodio sangriento: el crimen múltiple de Puerto Hurraco, ocurrido en casual coincidencia con otros análogos del medio rural, pero también en concurrencia- y disputándose por cierto el espacio en los periódicos- con no menos brutales y obtusos o demenciales hechos sucedidos en otras latitudes, tal, por ejemplo, la matanza de estudiantes en una Universidad de Florida. Pero, según se advierte, sólo las hispánicas tragedias rurales y sólo por el hecho de ser eso: rurales, nos mueven a reincidir en el viejo y tan remanido tópico. enigmática, y nuestros compatriotas ilustrados secundaban su encanto estéalguien, quizá un estudiante en trance de tico. Por supuesto, pasada la primera escribir su tesis doctoral, tuviera la curio- fase del Romanticismo, que tan anómalo sidad de coleccionar, ordenar y analizar curso tuvo en España, el enigma de este pueblo nuestro angustiaría a los intelas muestras de este singular fenómeno (el de la españolada adoptada y sus- lectuales preocupados con su destino y crita por españoles) Debería el hipotéti- empeñados en escrutar sus característico investigador explorar para ello los dis- cas, fustigando sus pretendidos vicios tintos sectores de la cultura, empezando congénitos, intentando un diagnóstico de por la literatura, desde sus más altos ni- sus males y buscándoles adecuado remedio. Sin duda, la elaboración artística veles hasta los ínfimos, y espigando asimismo en los campos de las artes gráfi- del que se llamó problema de España cas, del teatro, del cuplé, y examinando, era capaz en todo caso de salvar, desde en definitiva, las convenciones verbales el punto de vista estético, aun aquella con que el lenguaje comente suele dar que desde un punto de vista intelectual o expresión a las actitudes sociales que moral pudiera quizá considerarse lamenresponden al estereotipo. Digo que sería table y aun detestable, dignificándolo así hora de que alguien emprenda esa tarea en último extremo. Quien recuerde, por histérico- crítica, porque, de hecho, los ejemplo, las sonadas campañas antitauhsensacionales cambios experimentados nas y, en general, anticasticistas de un Eugenio Noel, no dejará de reconocer en por la sociedad española durante los decenios últimos han ido haciendo cada su actitud un tanto frenética una marcavez más improbable ese estereotipo, de da ambivalencia, que le permitía complamodo que existe ya el necesario distan- cerse en éso mismo que estaba aplicado a denostar, y demoler, y ¿cuánto deleite ciamiento para aislarlo y objetivarlo. no hallaba el escritor en aquello que con En efecto, las muchas atrocidades de Una puntualización se impone aquí: dique con perverso gusto informa a diario cha convencional imagen del español tanto encono denigraba? En los poemas la Prensa, bien sea ocurridas en este y de lo español aunque en sus oríge- de un Antonio Machado, que- estos s í están sin duda en la memoria de todos país de nuestros pecados o en tierra ex- nes (que- dicho sea entre paréntesistraña, se imputan, explícita o implícita- no se remontan más allá de los comien- nosotros, nadie dejará de admirar la bemente, a factores diversos, sociológicos zos del Romanticismo a principios del si- lleza lapidaria de- sus famosos y siempre o de cualquier otra índole; pero cuando glo XIX) viniera adornada con el brillo citados vituperios: la España de charanla noticia proviene del ambiente aldeano, atractivo de lo pintoresco, es lo cierto ga y pandereta esa España inferior de inmediato suscita la evocación de la que siempre apareció bajo una luz dudo- que ora y embiste cuando se digna usar España profunda, de esa España negra sa, en una atmósfera de inquietante am- de la cabeza un trozo de planeta por que al parecer está ahí, agazapada en el bigüedad. Esa atracción suya era debida donde cruza errante la sombra de Caín fondo de la historia, para, como los perti- en gran parte al aura temerosa de lo Evidentemente, hay ahí un placer estétinaces fantasmas de los cuentos, reapa- desconocido y extraño, y extraño, desco- co que en nada atenúa- antes bien rerecer a la menor oportunidad y hacernos nocido, era para los viajeros foráneos el fuerza- la dura reprobación que esas recordar la fatalidad de nuestra condi- pueblo español. No se olvide que este caracterizaciones implicaban en el renoción. Seguro que, si en lugar de haber concepto, el concepto de pueblo reci- vador afán regeneracionista de don surgido en el agro y por una cuestión de bió del pensamiento romántico una acu- Antonio... Todo esto pertenece a un pelindes en un municipio aldeano de Extre- ñación que le prestaba trascendencia ríodo histórico ya cerrado: el período del madura, el brutal crimen a que estoy alu- metafísica, haciendo de él una entidad tardío y resentido nacionalismo español diendo se hubiese producido con iguales cuasi sagrada, misteriosa y, como las di- que la derrota de 1 S 98 exacerbaría al incaracterísticas y por análogos motivos de vinidades arcaicas, dotada de incalcula- sistir, con múltiples variaciones, en las rencilla vecinal dentro de una urbaniza- bles potencialidades tanto para el bien posiciones e interpretaciones, más bien ción madrileña o barcelonesa o sevillana, como para el mal. Nuestros visitantes delirantes, que Ganivet había enunciado a nadie le hubiera pasado por las mien- sentían la fascinación de esa entidad en ese Idearium suyo de tan dilatada y poco benéfica influencia. tes hablar de la España profunda a proPero, como decía al comienzo, cualpósito suyo. Sólo cuando el sangriento quier mínimo pretexto sirve todavía para suceso se produce en el ambiente rústiconcitar una vez más entre nuestros coco suscita la infalible evocación de aquementaristas de la actualidad el cliché de lla imagen singular que, con una especie la irreductible esencia española, aunque de encantada fascinación, quisieron ver sea ya tan sólo en manera desmayada y como la genuina y correspondiente a la en su vertiente negativa, ahora que, con esencia de esta tierra nuestra, retrasaridículo anacronismo, se intenta sustituir da misteriosa e irreductible los en el ánimo de los peninsulares (y, cómo extranjeros que venían a recorrerla duno, también, por supuesto, en el de los rante el siglo XIX; una imagen que, isleños) el viejo, gastado y ya inservible aprendida en los libros de esos viajeros, cliché españolista, reemplazándolo por el los españoles mismos habían de aceptar de otras irreductibles esencias de más y asumir también ellos, contribuyendo corto radio. enseguida con notable entusiasmo a cultivar l espagnolade HORA Y MEDIA AL DÍA Francisco AYALA DE LUNES A VIERNES Interesante sería a estas alturas que de la Real Academia Española S TE OFRECEMOS EL MEJOR CURRO