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ABC MADRID 22-01-1990 página 125
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ABC MADRID 22-01-1990 página 125

  • EdiciónABC, MADRID
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Hemos visto -Hoy veremos- Antena 3 TV- Genio y figura El caso es que esta vez las payasadas de McEnroe tenían, bien mirado, hasta cierta lógica. No había más que verlo, con la cara pintada y ese gran pañuelo cubriendo a modo de turbante sus huidizos rizos. Claro que no era capricho, ni que de repente el tenista norteamericano haya decidido lucir excéntricos maquillajes en su rostro, sino que por lo visto el calor sobre la cancha australiana, donde se desarrolla el Abierto de Australia, aconsejaba la protección. Y no sólo el ha convertido el sobrio atuendo tenístico habitual- aunque los colores, las rayas y los logotipos comerciales hayan sustituido a la impoluta blancura de antaño- por un sorpresivo y en ocasiones cómico desfile de gorros, pañue- los y viseras que lucen los ju- gadores para defenderse del por lo visto insoportable calor que hace por aquellos pagos. Y claro, no deja de ser cuando menos desconcertante ver a ese antipático témpano de hielo llamado Ivan Lendl disfrazado de legionario francés, tocado con la gorra y retocado con el pañuelo que protege su cuello del sol. El tenis, a veces, es mucho más que un fascinante dum- dum de lado a lado. Con permiso de Arancha. Julio BRAVO Un drama con humor en ¿Quiere ser el amante de mi mujer? John McEnroe Hace algún tiempo, hizo furor una frase procedente de un anuncio televisivo. La pronunciaba ese tenista permanentemente malhumorado a pesar de su rostro infantil, que responde al nombre de John McEnroe. Aquel ¿Bdomea o que? ¡La bola entdo! pasó al repertorio de la antología televisiva. Y es que después de su retirada, que más que un abandono del deporte parecía una redención por amor, y nada menos que por el amor de la actriz Tatum O Neal, su vuelta a los campos de tenis se había caracterizado por la apacibilidad. No obstante, la televisión ha vuelto a ser testigo de la incuestionable veracidad del refranero, y se ha demostrado una vez mas que genio y figura hasta la sepultura Gerard Depardieu Director: Bertrand Blier. 1978. Ciento diez minutos. A las cuatro de la tarde. Comedia. Tras el éxito de Los rompepelotas que dio paso a nuevos planteamientos de la comedia francesa y consagró a la pareja protagonista, formada por Gerard Depardieu y Patrick Dewaere, su realizador, hijo del prestigioso actor Bernard Blier, fue considerado como el maestro de aquel género, y lógicamente reincidió en temas de similar catadura y en el empleo de los actores en cuestión, habiendo, de hecho, seguido trabajando regularmente con Depardieu tras la muerte trágica de Dewaere. ¿Quiere ser el amante de mi mujer? la traducción de cuyo original es Preparen los pañuelos como advertencia al espec- Patrick Dewaere tador de lo que se le ofrece, es la versión humorística de lo que hubiera podido ser un tremendo melodrama. Es la historia de un menage a trois que se verá incrementado con la llegada de un adolescente al que, habida cuenta de la esterilidad de suS componentes masculinos, se invita a convertirse en padre de la criatura que todos esperan y desean. Ni que decir tiene que las relaciones entre los personajes, y en especial entre los adultos y el poco más que niño, son tan atípicas como divertidas, gracias, en buena medida, al trabajo de los intérpretes, expertamente dirigidOs y sabiamente utilizados. C. S. F. Telemadrid -TVE- 1 -TVE- 2- Abuelo made inSpain Director: Pedro Lazaga. 1960. Ochenta y siete minutes. A las cuatro y media. Comedia. Actor teatral de inmensa popularidad, Francisco Martínez Soria, que en su juventud había probado suerte en el cine sin demasiado éxito, encontró, al alcanzar la madurez, su hueco en élal protagonizar, por lo general dirigida, como en este caso, por Pedro Lazaga, una serie de comedias, con frecuencia adaptaciones de las que había interpretado en escena, en las que, de preferencia, encarnaba a hombres del campo llegados a la gran ciudad por motivos familiares, que habían de enfrentarse, además de con quienes habían provocado su viaje, con la vida en la metrópoli. Esta es una de las películas clásicas planteadas a la mayor gloria del cómico, cuyo estilo, en la pantalla, resulta a veces un tanto excesivo, aunque sus incondicionales, que ios tiene a millones, disfrutan enormemente con sus actuaciones, de lo que fue buena prueba la acogida que hace unos años, tuvo el ciclo que le dedicara TVE. No es, en suma, Abuelo... mejor ni peor que el resto de los títulos de la filmografía de Martínez Soria, el más celebre de los cuales sigue siendo La ciudad no es para mi C. S. F. LUNES 22- 1- 90 Antonieta Director: Carlos Saura. 1982. Ciento cuatro minutos. A la una de la madrugada. Trabaja en esta ocasión Carlos Saura, por primera vez, en base a textos ajenos y, por así decirlo, de encargo además de ser esta su primera película rodada fuera de España, y no puede decirse que este cúmulo de nuevas experiencias haya dado como resultado uno de sus filmes más satisfactorios, pese a que cabe suponer que, de alguna manera, la posibilidad de jugar con el presente y el pasado, en una historia que se centra en la investigación que una mujer lleva a cabo, en la actualidad, sobre la muerte de otra, una revolucionaria mexicana desaparecida en 1931, pudo parecerle fascinante. Un guión no demasiado bien trabajado de Jean- Claude Carriere, colaborador habitual en sus últimos años de Luis Buñuel, basado en una novela de Andrés Henestrosa, ha servido al realizador para poner en pie unas imágenes en buena medida pretenciosas en su exceso de esteticismo, al que colabora una demasiado elaborada fotografía del habitualmente espléndido Teo Escamilla. Ni siquiera ha sacado el partido esperable Saura de esas dos actrices, auténticas divas del cine europeo reciente, que son Isabella Adjani y Hanna Schygulla. Duelo de pillos Director: Burt Kennedy. 1970. Ochenta y siete minutos. A las once menos veinticinco. Western. No puede decirse que hayaN estado particularmente inspirados los programadores del ciclo sobre el western al elegir para su clausura, un título tan escasamente estimulante como Duelo de pillos sobre todo habida cuenta de que en el mismo se han ofrecido películas tan espléndidas como, por poner un ejemplo señero, las tres de John Ford, La diligencia Pasión de los fuertes y Cantauros del desierto Es, en efecto, el filme de Burt Kennedy una comedia que no llega al grado de la parodia, centrada en la rivalidad de dos hombres, un sheriff y un bandolero que siempre se han odiado y que habrán de enfrentarse día a día, y ni puede decirse que sea excesivamente ingeniosa a escala de guión ni se puede calificar a su puesta en escena de particularmente afortunada. Hay, sí, algún gag eficaz, algún momento logrado. Pero el conjunto es anodino, por momentos ramplón, e incluso, en alguna ocasión, no se puede excluir una cierta zafiedad. Se salva, en extremo, el trabajo de los dos protagonistas, Frank Sinatra y George Kennedy. ABC 125

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