ABC MADRID 22-01-1990 página 122

cada de las comedias, como Las tres noches de Eva obteniendo en uno y otro género creaciones inolvidables, éxitos imperecederos, a los que podrían parangonarse! en los mejores casos, los que obtuviera en sus incursiones en el cine negro en el melodrama social o incluso en el western que fue la primera estrella femenina consagrada en frecuentar sin desdoro. Pero, en definitiva, si hay dos títulos que inmediatamente vengan a la memoria al pensar en la actriz son los del melodrama de King Vidor y la comedia de Preston Sturges. En uno era la madre de turbio pasado y comportamiento pasablemente vulgar que se sacrificaba para que su hija pudiera casarse con el distinguido caballero al que amaba; en el otro, la también pasablemente vulgar aventurera que, tras engatusar a un tímido millonario, y, al ser descubierta ser abandonada por él, vuelve a su lado haciéndose pasar por una noble británica. En ambos casos estuvo no ya eminente, sino genial. Y demostró, si falta hacía, su admirable versatilidad, sin dejar de hacer gala de una personalidad que le era propia y que la hacía diferenciarse del resto de las actrices de su época, carnaba a una distinguida dama que, casi siempre, la superaban en que a una descocada cabaretera, a glamour y hasta en brillantez de personajes esencialmente urbanos primer grado. Hay, por supuesto, y a heroínas de la pradera. Pero lo en su amplia filmografía películas que en definitiva más puede admi- no demasiado estimulantes. Pero, rar de su brillante trayectoria en el con toda seguridad, aunque sólo mundo del espectáculo, que sólo hubiese hecho las dos a que se reen el cine para la pantalla grande fiere este párrafo, ya habría tenido se extiende a lo largo de más de puesto en la Historia del Cine, así, treinta y cinco años, es la absoluta con mayúsculas. Porque es meritofacilidad con que podía pasar del rio saber hacer llorar, y muy difícil más desmadrado -y nunca me- lograr hacer reír, pero resultar major empleada la expresión- de los gistral en uno y otro cometido es melodramas, como el sublime algo que está al alcance de muy Stella Dallas actualmente en pocos, y Barbara Stanwyck lo convías de rernake con Bette Midler siguió en grado superlativo. como protagonista, a la más sofistiCésar SANTOS FONTENLA Dos rostros de mujer ON una de sus películas más mento de su desaparición física, leemblemáticas, Perdición jos de la memoria de los españoles que le valdría en su día una de las de hoy. Y ello pese a que sus años cuatro nominaciones por ella al- de máximo esplendor, los cuarenta, canzadas para un Osear que injus- en los que llegó a ser la mujer metamente nunca se le concedió, y en jor pagada de Estados Unidos, ya la que encarna a una desaprensiva hace tiempo que quedaron atrás, mujer fatal que planeará, junto a sin contar con que, sin haber dejaun empleado de una compañía de do de ser, a su modo, una suseguros al que previamente ha se- perstar no lo fue en la medida en ducido, el rentable asesinato de su que desempeñaron la función de marido, en la cartelera madrileña tales otros actores y actrices de su actual, Barbara Stanwyck, a la que generación. no hace mucho veíamos en TVE Fue Stanwyck, ante todo, una facomo la matriarca de Los Colby bulosa profesional, que, aunque se la serie paralela a la popularísima Dinastía no está, en el mo- tendiera a clasificarla en los papeles de mujer fuerte lo mismo en- C I 122 ABC LUNES 22- 1- 90