ABC MADRID 30-09-1988 página 64
- EdiciónABC, MADRID
- Página64
- Fecha de publicación30/09/1988
- ID0001660863
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64 ABC ABC DEL OCIO VIERNES 30- 9- 88 Madrid se convertirá en capital La Asociación Española de Amigos del Circo prepara para la próxima semana el I Congreso Internacional Durante doce días, a partir del próximo martes, Madrid se convertirá en la capital europea del circo. Cientos de amigos del más maravilloso espectáculo del mundo se darán cita para intercambiar sus conocimientos, para exponer aquellos problemas que afectan al circo en cada uno de los países y sus posibles soluciones, dentro del I Congreso Internacional de Amigos del Circo, cuya presidencia de honor El circo es un arte milenario, pues, según vestigios que aparecieron en las cuevas de Dunhuang, en China, dejan constancia de la existencia de juegos malabares, mimos y equilibristas en los años 720 al 221 (a. de C) durante la dinastía Qin: pero, sin embargo, donde el circo toma dimensiones gigantescas es sin duda en Roma, donde seiscientos años (a. de C. Tarquib l Ancien construye el circo máximo: un hipódromo con una gran pista de arena de forma oval con capacidad para ciento cincuenta mil espectadores. Bajo este modelo, los romanos construyeron a lo largo de todo el Imperio centenares de circos, en los que tenían lugar las carreras de cuadrigas, que constituyen su principal espectáculo. A partir de aquí a nuestros días, el circo dejó su forma oval para convertirse en pista redonda, donde, según los propios especialistas, ios caballos pueden seguir el ritmo del galope sin frenar su marcha. Desde entonces, el circo ha pasado por diversos avatares de auge y decadencia, pero el amor por él nunca ha desaparecido. Pero los problemas que afectan a este maravilloso mundo de ilusión y fantasía son los principales motivos que han animado a la Asociación Española de Amigos del Circo a organizar este I Congreso Internacional, sexto de los que se celebran en Europa, con el fin de contrastar las diversas ponencias sobre la problemática que le afecta, lo que le espera en Representantes de veintitrés países debatirán, en apretadas jornadas, los problemas que afectan al mundo circense Madrid. C. G. ha sido aceptada por S. A. R. Don Felipe de Borbóti, Príncipe de Asturias, a cargo de personalidades expertas de los diferentes circos y asociaciones procedentes de diversos países, tanto europeos como asiáticos y americanos. Y, así, se podrán observar, igualmente, los mejores números circenses a cargo de destacados grupos artísticos de los circos procedentes de los veintitrés, países que participan en el Congreso. cada uno de los países o lo que necesita para que pueda resurgir. El apretado calendario de actividades comenzará él martes por la mañana con la presentación de diversas ponencias que van desde El circo, un fenómeno cultural una divagación socio- filosófica sobre el circo como cultura, como juego y como forma de arte, presentado por Albert Spruit, de la República Democrática Alemana, hasta El circo de hoy en el camino hacia el circo del mañana del alemán federal Rudolf Geller, donde se analizan las preferencias del público, los problemas del circo y su futuro, así como el papel que debe cumplir el Estado, pasando por las ponencias sobre la situación del circo en cada país. Otras ponencias hablarán sobre el pesimismo que existe en el circo, superado por la televisión como divertimento popular; un melancólico paseo descriptivo por los principales payasos franceses, y un análisis sobre las deficiencias y soluciones que afectan al circo. Homenaje a los artistas Tras el acto de inauguración del Congreso, bajo la presidencia de honor de S. A. R. Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias, y el. saludo de bienvenida del presidente del mismo, Arturo Castilla, se entregará a medalla de ora del Congreso Internacional a diez artistas españoles, ya retirados, que lograron, en su tiempo, fama internacional. Elhyc Es bien cierto que nos conmueven las viejas imágenes del circo. Yo repaso con delectación masoquista muchos libros especializados que las recogen. Viejos carteles de viejos payasos y viejos gimnastas, que allí aparecen en su gloria de colorines y como mariposas disecadas tras el cristal del tiempo. Ese antiguo- circo es la nata del kitch con esa nota triste y sentimental de los saxos narrativos, que cuentan melódicamente el drama y la ilusión de muchos hombres ingenuos. (El revés trágico del circo es también ¿no de sus atractivos. En esas viejas estampas la propia muerte nos hace un guiño, detrás de ellas se esconde la risa de muchos niños muertos. También tenemos en ellas ia presencia patética de una seducción pasada de moda, unos tipos de atletas o de ecuyares y trapecistas que responden a cánones eróticos que hacen reír compasivamente. Esas viejas estampas huelen a patchouli, antiguo perfume venéreo. (Recuerdo que, de chico, revolviendo en unos ancestrales baúles, herencia de unas viejas tías, encontré un polichinela de juguete que tocaba los platillos apretándole en los hijares. La seda de su traje bombacho estaba prensada con indefectibles arrugas y sus platillos sonaban a cosa rota para siempre. En ellos sonaba la tristeza de un mundo antiguo y pueril, que me arrancó lágrimas no sabía muy bien por qué. Creo que lloraba sobre un desvalimiento mío interior, de cuando era más pequeño y el muerto payasito aquel me hubiera dado una sorpresa más risueña, más ingenua. Así el circo lo vi más tarde como una decantación del sentimiento de pérdida de la ingenuidad. Es- un sentimiento general que ha ¡do volviéndose cada vez más literario y demasiado socorrido para que veamos ahí que el circo no sirve sólo para eso. Este sentimiento de adiós al circo se ha amanerado y ha caído, a su vez, en ingenuidad. Muere un circo y nace otro, dispuesto también a morir, pero el circo y lo circense, como esencia, es tan fundamental como la tragedia, la comedia, la música y hasta la historia. La décima musa es la del circo, que si no pudo entrar en el cotarro, hubo de ser por fresca, por hacer espuma de todo y ofrecer emociones tan intensas como fugaces. Ofrece lujo y seducción, más que riqueza y pensamiento. Y más sorpresas que certidumbre. Es tan volátil como un sueño esa musa del circo. Bajo esas premisas de la musa circense ¿Se imagina nadie lo que puede ser un circo moderno? Si el circo cumpliese en estos tiempos lo que daba de ilusión, de maravilla en aquéllos, otro modo de juzgar el circo tendríamos, pero es evidente que los movimientos económicos del siglo XX en nuestras latitudes han dejado caer como lastre el lujo del circo. Y conservar es un lujo que sólo los países ricos se permiten y ya sabemos cuánto la cultura le debe al comercio y a la economía. ¿Nos creemos- indicios hay que nos consternan- en una sociedad liberal y de fiera competición? Pues ¡Qué mal hacen ustedes, señores, en no conservar el circo, como prueba desgravable en beneficio de la cultura, como desgravación de los impulsos depredadores! Pero en una sociedad más moderna- y hacia esa tenemos que ir- la conservación de ciertas esencias, como es la del circo, es voluntad de hacer posible la aparición de un nuevo humanismo. El vértigo de la técnica con sus sorpresas no debe absorbernos de otras fuentes de la sorpresa, que andan por el corazón y el sexo de los hombres. Éstos no merecen perderse vanamente, perder identidad histórica. ¡Qué ominosa pasividad! ¿Cómo puede decirse que esa sorpresa sea una diversión? El circo, con su vocación a ser barraca de curiosidades, legitima la sumisión de la técnica a su espectáculo- y de ahí viene también la seducción del antiguo circo decimonónico, el que más bombillas y arcos voltaicos empleó- y es pura barbarie el pensar que de la técnica puede hacerse un circo babarie y boberí. El tiempo todo lo pone en su sitio. Una gran manifestación circense a la altura de nuestra época sería esa manifestación de un ensueño en donde toda clase. de habilidades gratuitas presentan el espejismo de nuestro tiempo lo imposible banalizado, una poderosa ficción que decanta un espacio de nuestra existencia dedicado a esa cosa tan difícil de satisfacer que es el estado de alegría De ahí viene el sentido melancólico del circo, al ser éste una máquina de alegría que se nutre de todo lo pasajero y lo brillante, que se lo traga como un moloc de feria. Mu-