ABC MADRID 30-08-1988 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación30/08/1988
- ID0001657162
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EDITADO PRENSA POR ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 30 DE AGOSTO DE 1988 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC ce de donde había salido para casarse en Brooklyn. En el ínterin, muy disminuido el pequeño patrimonio familiar, Lovecraft viose obligado a escribir intensamente, haciéndolo de manera exclusiva, durante el resto de su vida, para las revistas baratas, especializadas en el género de horror. Desde entonces se organizan los mitos de Cthulhú su amistad con un círculo reducido de escritores y su largo epistolario publicado al cabo de unos años en cuatro volúmenes. Lovecraft murió el 15 de marzo de 1937 en el Jane Brown Memorial Hospital de Providence, después de una existencia dolorosa, atenazado por prolongadas estrecheces económicas y sin haber conseguido publicar en vida un solo libro. Como en tantos otros casos, será sólo después de su muerte cuando el fascinante universo de Lovecraft se verá divulgado y valorado debidamente gracias a August Derleth y a Donald Wandrei, los cuales publicaron dos volúmenes de relatos: The Outsider and Others (1939) y Beyond the Wall of Sleep. (1943) Sin embargo, fueron los europeos, concretamente los franceses, los que otorgaron verdadera proyección universal a la obra de Lovecraft, ocupándose de ella Louis Pawels y Jacques Bergier en Le matin des magiciens Su obra se tradujo casi por completo en la colección Présence du Futur, de Ediciones Denoél, con tanto afecto y fidelidad, que Jean Cocteau pudo decir que su Style gagne encoré á la traduction en francais La importancia de la producción de Lovecraft en el panorama de la literatura de terror estriba, como he dicho al principio, en la nueva dimensión que da a lo desconocido. El mismo Lovecraft, en un extenso ensayo titu- REDAC C I ON ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRI D P. Lovecraft es, sin duda, el autor contemporáneo más importante de la literatura de terror. Lo es por la dimensión extraordinaria que ha sabido dar a lo desconocido enraizándolo, más allá del espacio y del tiempo, en una mitología del cosmos. Su terror, pues, es un terror cósmico, y el lector, como sujeto pasivo de este terror y de esta mitología, no lo asume desde el ángulo individual de su personalidad, sino como representante específico del elemento humano, a dos pasos siempre de su destrucción por las fuerzas monstruosas y abominables que provienen del origen de lo creado. De aquí deriva también la sacralización de su mitología. Maurice Lévy, al terminar su libro sobre Lovecraft, ha podido decir de él que, con su mundo, devuelve al hombre moderno el sentido de lo que es sagrado y también de lo sacrilego, brindándole, como sustitución de los mitos superficiales de la sociedad contemporánea, los mitos horribles y divinizados de Cthulhú Nacido en Providence (Rhode Island) el día 20 de agosto de 1890, Howard Philips Lovecraft vivió una existencia anodina y aparentemente vulgar, animada únicamente por su extraordinaria riqueza interior. Lovecraft viviría por sus sueños y para sus sueños, creados con morosa delectación, como rechazo de una vida que no entendía, que lo hería íntimamente y que a la postre le aburría. De una gran timidez pasó su infancia bajo la tutela de una madre absorbente y autoritaria que le aisló del mundo y lo educó de una forma arbitraria. Tal como podía esperarse de su carácter, leyó mucho durante este período, eligiendo con preferencia todo lo que fuese fantástico y sin ninguna relación con la realidad. Odiaba la luz del día y odiaba igualmente el mar, y hasta los treinta años no pasó una sola noche fuera de la mansión familiar. En 1917 publicó su primer cuento fantástico, Dagon en la revista Weird Tales en el cual se percibe la influencia de lord Dunsay. En 1911 muere su madre y en 1924 se casa con una mujer diez años mayor que él, Sonia Green, que trabajaba en la United Amateur Press Association. Esta experiencia resultó un rotundo fracaso: la pareja se divorció al cabo de cinco años de haber contraído matrimonio, de manera que Lovecraft volvió a Providen- H. LAS PRESENCIAS ARCAICAS lado Supernatural Horror ¡n Literature (1945) afirma que la más vieja, la más fuerte emoción sentida por el hombre es la que produce el miedo y que la forma más poderosa de este miedo es el miedo por lo desconocido Hombre de una extraña cultura, poseía vastos conocimientos sobre lingüística, así como sobre química orgánica, matemáticas, cosmogonías relativistas y civilizaciones antiguas. Sin embargo, a pesar de este bagaje, no era un escritor de cienciaficción, ya que ésta se proyecta siempre hacia el futuro, mientras que los seres y el universo de Lovecraft son regresivos y se retrotraen a un pasado fabuloso y mítico. El sueño, como forma ideal de conocimiento, es precisamente la clave de Lovecraft, pues en realidad, desde su casa, 10 Barnet Street, en Providence, viajó por todos los países reales o imaginarios. Así, cuando Jacques Bergier le felicitaba por la descripción de un barrio de París y le preguntaba si había visitado alguna vez esta ciudad, pudo responderle: Con Poe, en un sueño With Poe, in a dream ABROU S EAS ARGEA riNAS Afirmaba Lovecraft que todos sus relatos, a pesar de ser muy diferentes entre sí, se basaban en la idea central que antiguamente nuestro mundo fue poblado por otras razas, las cuales, a causa del hecho de haber practicado ritos execrables, perdieron sus conquistas y fueron expulsadas del planeta, aunque continúan viviendo en el exterior, dispuestas constantemente a volver y apoderarse de la tierra aniquilando a los seres humanos creados por ellas, no sabemos si por farsa o por error by jest or mistake En La poesía y los dioses Lovecraft transcribe unos versos alusivos a las presencias arcaicas: El movimiento de la luz entre los sauces A través de las aguas negras Los mosaicos de las tumbas y los templos en ruinas Lanzan destellos resplandecientes El cielo se cubre de nubes Como las escamas de un dragón. Estas son las presencias arcaicas que, desveladas de su insondable letargo, habrán de aniquilar al mundo así como las sonrisas de la faz de los hombres. Sólo quedarán cavernas hediondas y signos manifiestos de perversidad. Juan PERUCHO