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ABC MADRID 01-04-1988 página 34
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ABC MADRID 01-04-1988 página 34

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ABC, pág. 34 TRIBUNA ABIERTA -VIERNES SÁBADO 1 2- 4- 88 ENGO la impresión de q u e por una vez, los españoles, al menos los estratos con alguna preocupación intelectual, se disponen a tomar posesión de una porción de su realidad, largo tiempo olvidada, enajenada, casi perdida: el siglo XVIII. Y ocurre que, lejos de tratarse de una curiosidad erudita, es mucho más que eso: la clave para comprender dónde estamosrqué somos, qué hemos dejado de ser, qué podríamos ser de nuevo! Y no sólo los españoles, sino en igual medida los hispanoamericanos, desde México hasta el Cabo de Hornos. El segundo centenario de la muerte de Carlos III, que se cumplirá a finales de 1988, está siendo un estímulo, más intenso y eficaz de lo que me atrevía a esperar. Desde los primeros meses se han empezado a evocar algunos rasgos capitales de aquel tiempo, desde el comienzo en 1759 de aquel reinado. No se va a tratar, pues, de una improvisación de última hora, sino que, cuando el año termine, se va a poseer mucho mejor que antes esa época decisiva con todo lo que lleva dentro: en buena parte, nuestro porvenir. Un paso particularmente importante, y que me congratula, es la publicación del volumen XXXI, repartido en dos grandes volúmenes, de la Historia de España que va publicando Espasa- Calpe; la fundó y dirigió don Ramón Menéndez Pidal; la ha continuado José María Jover; han colaborado y colaboran en ella muchos historiadores españoles con la ayuda de algunos extranjeros. Es una obra inmensa, a la cual faltan todavía bastantes tomos; algunos de los anteriores reclamarían una revisión (o sustitución) cuando esté completa va a permitir un conocimiento, un dominio de nuestra historia superior a cuanto había sido posible en el pasado. Uno de los rasgos de esta Historia es su rica y espléndida ilustración, que permite ver las épocas estudiadas, y así entenderlas mejor. Retratos, cuadros, estampas, mapas, fotografías de ciudades, monumentos, paisajes, objetos; todo ello va depositando en el lector una imagen de cada tiempo, de sus huellas, de los personajes que en él vivieron. Como creo que el rostro es lo más revelador, poder ver las caras que tuvieron los que usualmente no eran más que nombres es algo admirable. Durante casi toda la historia no se ha dispuesto de la fidelidad fotográfica; pero en modo alguno son desdeñables los cuadros y grabados, cuyo carácter interpretativo, cuando sé trata de grandes artistas, puede superar en valor de conocimiento a una fotografía aislada. Basta pensar en Holbein, Franz Hals, Velázquez, Rembrandt, Goya y tantos otros. La rúbrica bajo la cual se estudia este período es La época de la Ilustración y sus fechas, 1759- 1808, es decir, desde el comienzo del reinado de Carlos III hasta el final del de Carlos IV, truncado por la invasión francesa. En rigor, la Ilustración española empezó mucho antes, pero es cierto que en ese momento alcanzó su consolidación y su mayor esplendor. Y, como ya se había visto, y mostró con precisión Carlos Seco en su estudio sobre Godoy, en algunos sentidos se dilató durante el reinado de Carlos ÍV; el propio Jovellanos señalaba ya en sus Diarios y corres- T sámente en este orden. Porque las Indias, América y secundariamente las Filipinas y demás isPor Julián MARÍAS las del Pacífico, eran parte de la Monarquía, pondencia que hacia 1795 ó 1800 las cosas literalmente de España en su realidad efectiva- más claramente, de las Españas Y lueestaban mejor que veinte años antes. El primer volumen está dedicado a El Es- go viene la política exterior, que se hacía tantado y la cultura Es obra de muchos colabo- to desde América como en Europa. Este voluradores, entre ellos Miguel Batllori, Miguel En- men, a diferenciadel anterior, ha sido redactaciso, Fernando Chueca, José Miguel Caso. do solamente por cuatro personas: Mario Hernández Sánchez- Barba, CarSe abre con un interesante estulos Daniel Malamud Rikles, Pilar dio del padre Batllori sobre la Ruigómez y Carlos Seco Serrapresencia de España en la Eurono. Es esencial que los españopa del siglo XVIII, principalmente les se acostumbren a ver su hissobre los libros extranjeros sobre toria ligada estrechamente a la España, y algunas respuestas de América, precisamente hasta que suscitaron. En conjunto, el comienzo del siglo XIX, y un resultado es desolador: con popoco menos estrechamente hascas excepciones, los viajeros- y ta hoy. Y que los hispanoamerilos que sin viajar hablaban de oícanos, en lugar de inventar una das- dieron una imagen ridicula historia inexistente, con una parte de España, sin apenas contacto precolombina y otra desde la incon la realidad. Es decir, contridependencia, que por supuesto buyeron ampliamente a eso que es ininteligible, empiecen a ver llamo. estado de error al que sus países como miembros de en modo alguno es ajena nuestra Julián Marías una comunidad más amplia, con época. Sólo echo de menos que de la Real Academia puestos variables en sus diveren este documentadísimo estudio Española sas fases, a la cual siguen pertese saquen con mayor energía las neciendo. consecuencias que deberían desEsta obra pone también en daro, y es mériprenderse. Se iluminan en este libro aspectos enorme- to especial de Carlos Seco, el enorme trastormente interesantes y a los que no se ha pres- no que significó para España y América la tado la debida atención; así, el que Chueca Revolución francesa y, sobre todo, la invasión dedica a Corte, ciudad y población como napoleónica, que vino a devastar un grupo de marcos de vida que nos acerca extraordina- países que representaban un equilibrio estariamente a ló que fue la segunda mitad del si- ble y creador, más que verbalmente de heglo XVIII y lo hace vivir ante nosotros. En to- cho, en las formas de la vida. dos los trabajos se incluyen informaciones Es posible que no se subraye lo bastante lá que dan un relieve inesperado a una época responsabilidad y por tanto veracidad que cacasi siempre tratada de forma bastante inex- racterizó a la Ilustración española; esto, unido presiva. a la mala prensa de España, que tan bien Otro acierto es que ei segundo volumen cu- ha mostrado el padre Batllori, hizo que se le bra Las Indias y la política exterior y preci- prestara poca atención; pero al cabo de dos siglos provoca admiración y, lo que aún es más interesante, adhesión: duele profundamente que fuera tan poco atendida y estimada, en su tiempo y sobre todo después, casi hasta nuestros días. La falta de simpatía que Menéndez Pelayo sentía por el siglo XVIII hizo que no le dedicara el esfuerzo que derraAPARTAMENTOS DE LUJO mó a manos llenas sobre otras épocas y ni siPRIMERA LINEA DE PLAYA quiera se benefició de las frecuentes y geneEDIFICIO IMPERATOR rosas rectificaciones de don Marcelino en su Magníficos jardines y piscina sobre el madurez, las palinodias que en parte estumar. Plaza de garaje dió con perspicacia y encanto Dámaso AlonGrandes facilidades de pago so. Oficina ventas: Echo de menos que se pasen por alto alguCalle Camilo José Cela, s n. nos libros que dan una imagen de singular viTeléis. (952) 82 39 28- 77 57 93 veza de la vida cotidiana y sus formas. Pienso en Fray Francisco de Ajofrín, penetrante a fuerza de ingenuidad, y en Antonio de Ulloa, para dar un par de ejemplos. Ante los libros de historia, sobre todo cuando tienen la exce La Publicidad le informa. lencia del que estoy comentando, se siente el Le pone al día délas últimas deseo de una mayor intensidad teórica, del novedades. Recuerde que la empleo a fondo de conceptos y categorías decisión de compra que el pensamiento actual ha elaborado, y siempre la toma con especial hondura y rigor en nuestra propia lengua. El día que en España- y en otros usted. lugares, por supuesto- se logre la fecundación mutua de las disciplinas intelectuales, se dará un paso gigantesco hacia la comprensión de lo humano. TOMA DE POSESIÓN M ARBE LL A LA PUBLICIDAD

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