ABC MADRID 18-10-1986 página 18
- EdiciónABC, MADRID
- Página18
- Fecha de publicación18/10/1986
- ID0001569875
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18 ABC OPINIÓN SÁBADO 18- 10- 86 Panorama ENTRE JUECES N O voy a hablar del Poder Judicial ni a decir que se ha politizado, no; la osadía de la ignorancia no me informa, voy a decir simple y llanamente que la vida diaria se ha convertido en un proceso judicial, cuando no en una agresión abierta. Al prójimo ni lo consideramos como miembro de la comunidad humana- según dice el diccionario de la Academia- ni lo amamos como a nosotros mismos- según enseña el catecismo- ¿Por qué habíamos de quererlo? Bastante tenemos con soportarlo. Es un competidor- e n la cola, en el aparcamiento, en la oficina administrativa, en la mesa del café- o es un pedigüeño, o es un enemigo político, o es un extranjero. Nadie afín, no es nuestro semejante- pura retórica- ¿por qué habríamos de quererlo, de escucharlo, de ayudarlo, de disculparlo? Tenemos prisa y estamos demasiado escarmentados. Estos prójimos te dan cada sorpresa! La convivencia diaria se ha convertido en una lucha. No sé si nos hemos contagiado del parlamentarismo- cuya función parece ser acusar, descalificar, zaherir- si hemos perdido el don de la paciencia, o si es que la depreciación de la vida, con tanto asesinato impune, con tan poco respeto por la concepción de la vida, proyecta como consecuencia directa el desprecio a los otros. Parece que los prójimos hubieran perdido todo lo estimable que el ser humano simbolizaba. Parece que sólo busquemos los defectos, las fallas, los tropiezos de los demás; acusar, juzgar, procesar, interpelar airadamente son los verbos, que definen la relación de fuerzas, la estrategia que de hecho o de pensamiento usamos contra los otros, cuando el respeto, la transigencia o la piedad recíproca deberían informar las relaciones entre seres que, si no otra cosa, les une el don de la vida en un tiempo contemporáneo. El valor de la vida, ese don maravilloso, eso que en abstracto reverenciamos, debería bastar para reconocer y amar en el prójimo ese misterio y esa suerte compartida de algo que pudo no ser y que es. Recuerdo una entrevista radiofónica en el verano del 69 a una anciana que cumplía cien años. En aquellos días, el viaje a la Luna de los astronautas y la proeza del Apolo XI era la máxima expectativa del horizonte informativo. Por eso, entre las sencillas preguntas personales, el periodista pregunto a la anciana: ¿Le parece a usted bien que se quiera ir a la Luna? A mí, no respondió sin titubear la centenaria. ¿Por qué? se extrañaba el locutor. Porque si se caen se matan. Para aquella mujer de pueblo que no sabía leer y que en su larga vida sólo había viajado dos veces a Alicante, llegar a la Luna no le parecía bien si se arriesgan vidas humanas. Ella de viajes, de letras, de progreso no sabía, pero del valor de la vida, más que nadie. Hay que redescubrir el valor de la vida y, a través de él, el amor a los hombres. Otra mujer, la madre Teresa de Calcuta, parece haber cargado sobre sus frágiles hombros la tarea de romper el muro de egoísmo y desamor: Que nadie muera sin ser querido. Marta PORTAL -N o te hagas ilusiones. El que los Juegos se celebren en España no significa que vayan a servir las recomendaciones. Planetario LOS APRENDICES DE BRUJO D ON Lucio Aguinagalde, toda su larga vida luchador de esa tozuda causa que es el llamado nacionalismo vasco, se encuentra en estos momentos en las manos de unos radicales, misteriosos e incomprensibles supranacionalistas vascos que son los terroristas, los secuestradores, los asesinos de la banda etarra. Arzallus, cabeza sin tonsura del nacionalismo peneuvista, considera el secuentro del honesto industrial como una vulneración de todo comportamiento en una sociedad civilizada. ¿Tiene razón? quizá, pero ni él ni sus correligionarios peneuvistas tienen mucho derecho moral a decir frases así. Postulan, más o menos soterradamente, el separatismo. Corren apresuradamente hacia el radicalismo impulsados por la necesidad de no dejar que los de Herri Batasuna les quiten la clientela. No quieren darse cuenta de que sus reticen- EL ULTIMO LIBRO DE EN BARCELONA SE TRASPASA LOCAL COMERCIAL Calle Aussías March, 43 Tienda totalmente instalada, 180 metros cuadrados (93) 317 55 49- 99 (91) 457 4546 cias, sus proclamaciones, sus halagos al extremismo acaban por animar a los verdaderamente extremistas a cometer vulneraciones de todo comportamiento en una sociedad civilizada. A los Aguinagalde, a los Arzallus, a los Ardanza, a los Garaicoetxea, antes Garaicoechea, les pasa lo que a aquel aprendiz de brujo de una conocida página musical. Imprudentemente pulsan resortes peligrosos y cuando quieren detenerlos están con el agua al cuello. Lo que, parece mentira en personajes tan inteligentes, no consiguen establecer es la relación de causa y efecto existente entre los radicalismos nacionalistas que más o menos hipócritamente predican, y esas acciones brutales, vergonzosas, incivilizadas de los del tiro en la nuca, el insolente secuentro de seres con derecho a la libertad que ellos dicen defender, la bomba indiscriminada. Más corto: los terroristas- ¿a sueldo de quién? de ia ETA. El señor Aguinagalde, cuya libertad todos deseamos que sea restaurada pronto y sin daño, tiene ahora ocasión de reflexionar. Una cosa es predicar y otra es dar trigo. El lleva toda una vida predicando nacionalismo, separatismo encubierto, pero algún tiempo negándose a soltar el trigo del llamado impuesto revolucionario. Los etarras le enseñan ahora, como antes a otros, la concatenación inesquivable entre él predicar y el trigo de la pérdida de la libertad. Quizá todavía es pronto para que los aprendices de brujo del peneuvismo vasco comprendan que las palancas que mueven les llevan a un desastre; que es absurdo que, como las ranas de la fábula, quieran cambiar el inerte leño de Madrid por la cruel y voraz cigüeña etarra. Por eso, en el próximo proceso electoral es probable que sigan su marcha suicida olvidándose del secuestro del señor Aguinagalde. Lorenzo LOPÉZ SANCHO