ABC MADRID 03-08-1985 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación03/08/1985
- ID0001518742
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 3 DE AGOSTO DE 1985 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ACE nueve siglos, e l año 1085, Alfonso VI, Rey de León y de Castilla, después de complicadas luchas y v i c i s i t u d e s reconquistó la ciudad de Toledo y con ella toda la amplia comarca circundante. Es un momento decisivo en la historia medieval, y no sólo de España. La Reconquista avanza y consolida una etapa nueva. Como siempre quedaba entre cristianos y musulmanes una zona muy extensa poco poblada o despoblada, una tierra de nadie (o de casi nadie) que aislaba las dos potencias rivales y favorecía la personalidad de cada una de ellas. En cierto sentido hay que ver la Reconquista como una serie de saltos Hacia el año 1000, los cristianos han alcanzado la línea del Duero (Calatañazor) en 1085, al llegar a Toledo, se avanza hasta el Tajo. Y con ello empieza la declinación de la dominación islámica en España, siempre vista por los cristianos como inaceptable ABC REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID H LA RECONQUISTA DE TOLEDO Y LA ESPAÑA PERDIDA Esa España perdida era el reino visigodo, que desde entonces definirá el proyecto histórico de los cristianos; la empresa, de manera permanente, será la recuperación de esa España perdida, irreal, viva en el recuerdo, trasladada a la esperanza, convertida en la meta de todos los esfuerzos, siempre irradiante, refulgente por su misma irrealidad. La realidad compleja, conflictiva, menesterosa, que tanto dificultó la constitución de las otras naciones de Europa, no era un estorbo para la busca de la España perdida, puesta ante los ojos de los españoles cristianos. León había sido la ciudad heredera de la tradición visigótica, continuadora del antiguo reino destruido, y de ahí le había venido su preponderancia y su prestigio. Pero el centro de la Monarquía visigoda había sido Toledo, sede principial de los Reyes, lugar preferente de los concilios. Solamente la Sevilla de San Isidoro y San Leandro podía equipararse en la época visigótica con Toledo; pero Sevilla estaba muy lejos, firmemente poseída por los musulmanes hasta el siglo XIII- s u reconquista por Fernando III será otro momento capital, y no sólo por su importancia militar, sino como un cambio de la estructura política y la interpretación histórica del reino de Castilla. Cuando Alfonso VI pone el pie en Toledo, ha recuperado el centro de la Monarquía visigoda. La ciudad ilustre, musulmana durante más de tres siglos y medio, va a ser otra vez cristiana, sin interrupción. Es el momento en que se siente que España ya no está perdida. Ciertamente no está recobrada, falta mucho para ello; mucha tierra, mucha sangre, mucho tiempo: un poco más de cuatro siglos. Pero se está en el camino, se tiene la impresión de que se ha alcanzado la divisoria de aguas. La impresión, he dicho. La realidad no llegará hasta 1212, hasta las Navas de Tolosa, después de la derrota de la segun- Es un momento en que se acentúa la presencia del resto de Europa en la España cristiana. Las peregrinaciones a Santiago han hecho que la afluencia sea muy considerable: ideas, formas artísticas, artesanías de más allá de los Pirineos acusan una presencia mucho mayor- hasta entonces, la España cristiana apenas había podido apoyarse en Europa para reconquistar su territorio- La vinculación a Roma se hace más intensa; la presencia de los cluniacenses coincide con la sustitución del rito mozárabe por el romano, para lograr la unificación de la liturgia en toda la cristiandad. El aumento de poder del Rey castellano fue tal, que determinó poco después la enorme crisis: la invasión de los almorávides, nuevo refuerzo norteafrícano que pone en peligro nuevamente a la España cristiana. Sí, todo esto es bien sabido; pero no se suele reparar en que ese revés cristiano fue todavía más grave para los musulmanes de España: los almorávides destruyen lo más propio de al- Andalus, fueron los invasores- m á s que los auxiliares- de la comunidad islamizada, étnica y culturalmente no demasiado distinta hasta entonces de la España cristiana, formada en su mayoría por la población hispanorromana, con elementos visigóticos, que encontraron Táriq y Muza en 711. Pero lo más importante de la reconquista de Toledo, lo que le dio un alcance incomparable, fue su significación como símbolo de la recuperación de la España perdida El nombre que se dio- -en la leyenda, en los romances, en la historiografía- a la invasión musulmana fue la pérdida de España. Ese desastre sobreviene- como dirá fray Luis de León- a toda la espaciosa y triste España después de cinco luces (cinco. días) de lucha equilibrada, el furibundo Marte la sexta, ¡ay! te condena, ¡oh cara patria! a bárbara cadena da invasión africana de al- Andalus, la de los almohades. Entre Toledo y las Navas esperan a los cristianos muchos peligros y reveses, y a los musulmanes muchas humillaciones y opresiones de sus salvadores africanos. Fue decisivo, sin embargo, que Toledo no se perdiera nunca. Su posesión por los Reyes de Castilla los hizo sentirse- y ser reconocidos por los demás soberanos- como Reyes de España. Menéndez Pidal, Sánchez- Albornoz, Valdeavellano mostraron con inmensa erudición y rigor histórico lo que significó la posesión de Toledo. Ser Rey de Toledo- -o en Toledo- -era el equivalente del dominio virtual de toda España. Alfonso, emperador en Toledo y en León dirá el Rey de Aragón, Sancho Ramírez. Emperador toledano Alfonso Emperador en Toledo, León, Galicia y Castilla Alfonso Emperador toledano magnífico triunfador Emperador de toda España Emperador constituido sobre todas las naciones de España Se va a entender también sobre la España musulmana, que irá siendo sometida a un régimen de parias o tributos, se irá convirtiendo en una especie de protectorado lo que enfriará en ocasiones la voluntad de reconquista, hará que los Reyes castellanos se sientan perezosos; y así ocurrirá después de Alfonso XI, hasta la última campaña fulgurante, ya plenamente española, de la España unida por los Reyes Católicos. Esto explica el papel que Toledo había de desempeñar en España, desde hace nueve siglos hasta que dejó de ser la Corte imperial de Carlos V. El peso de Toledo- e n la política, en el arte, en la lenguafue inmenso. Y cuando la Corte lo abandonó, cuando se estableció en Madrid, la pequeña villa casi toledana, empezó otra fase: quedó el Arzobispado, la sede primada de España, con su prodigiosa catedral, sus inmensos recursos, su prestigio. Ya no son los Reyes, sucesores de los visigodos; pero la otra mitad de la tradición visigótica, la eclesiástica, va a ser la que irradie desde Toledo. Los concilios, tan influyentes, incluso antes de la conversión de Recaredo, cuando los Reyes godos eran todavía arríanos, van a reverdecer desde la Iglesia. En esta ciudad que sólo es imperial en el recuerdo y el prestigio, casi medio milenio después de la entrada de Alfonso VI, entrará otro hombre menos exaltado, un griego de Candía que señalará otra etapa de Toledo, quizá la más refulgente; un coetáneo de Cervantes, a quien sus convecinos llamarán simplemente El Greco. Julián MARÍAS de la Real Academia Española EDICION INTERNACIONAL Para hacer llegar sus mensajes comerciales a todo el mundo.