ABC MADRID 08-04-1985 página 37
- EdiciónABC, MADRID
- Página37
- Fecha de publicación08/04/1985
- ID0001504416
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LUNES 8- 4- 85 ABC ECONÓMICO Empresa Gestión A B C 37 Un nuevo aumento de impuestos cortaría los indicios de mejoría económica Debe evitarse la confiscación de los beneficios empresariales En las economías de mercado el beneficio del empresario es consecuencia de la valoración que los demás miembros de la sociedad hacen de su contribución al esfuerzo común por mejorar el nivel de vida de la comunidad. La actividad de las empresas, en una economía que progresa, consiste en determinar cuál es el empleo que debe darse a los nuevos medios de producción creados por el ahorro, evitando confiscar los beneficios. En cuanto los empresarios quieren emplear mayor parte de las personas no habían prelos nuevos bienes de capital o aplicar técni- visto, es decir, por haberse registrado un cas recientemente perfeccionadas, necesitan desequilibrio en el mercado. Aquellos empresarios que saben adelanadquirir factores de producción complementarios, materiales y humanos. Estdemanda adi- tarse a estos cambios, y atender las nuevas cional provoca, en el mercado, el alza de los necesidades a los costes más bajos posibles, precios de estos últimos y este aumento de cosechan beneficios. Es el reconocimiento los precios y de los salarios da a los consu- que les otorgan los consumidores por haber midores los ingresos necesarios para com- contribuido a una mejora para todos. Ahora prar ios nuevos productos sin tener que res- bien, existen envidiosos resentimiento. s en tringir la adquisición de otras mercancías o contra de los beneficios de las empresas. Se servicios. Sólo así es posible que las ganan- dice que el empresario se lucra expoliando a cias superen a las pérdidas. El progreso eco- los asalariados y a los consumidores, que el nómico sólo se realiza a base de aumentar y beneficio aparece cercenando los salarios y ampliar, mediante el ahorro, las disponibilida- aumentando abusivamente los precios. Lo des de los medios de capital y mejorar las justo sería que ni hubiese ganancias, por técnicas de fabricación que en la mayoría de consiguiente. Pero la ciencia económica prolos casos exige una previa acumulación de clama que las cosas no suceden así y que nuevos capitales. Protagonistas de dicho pro- los beneficios y las pérdidas son cosustanciagreso son los promotores o empresarios que les a la economía de mercado. En ausencia de ellos este sistema desaparece. Por esto acomodan, aceptando nuevos riesgos y desadebe evitarse, a toda costa, confiscar o redufíos, el aparato productivo del país dejando cir fuertemente los beneficios por la vía de un satisfechos, en el mayor grado posible, los crecimiento continuo de los impuestos si se deseos de los consumidores. Para conse- quiere que e sistema de economía de merguirlo deben repartir las ganancias con los cado siga rindiendo sus mejores frutos en beasalariados y con los ahorradores y los terra- neficio de toda la sociedad. tenientes, creciendo paso a paso la participaOjala que el nivel de beneficios de las emción de estos grupos. Por todo ello resulta absurdo hablar de presas siga creciendo en nuestro país, pues porcentajes sobre beneficios, ni de ganan- ello sería el signo de una plena recuperación cias normales o de utilidad de media El de nuestra economía y ojalá que los benefibeneficio no depende ni del nivel de produc- cios alcanzados por los empresarios merezción alcanzada ni de la cantidad de capital can el respeto de las Administraciones Públiempleado por el empresario. El capital no en- cas y de la sociedad. gendra por sí mismo beneficios, Las pérdidas y ganancias dependen, exclusivamente, de la La distribución de la renta capacidad o incapacidad del empresario para en España adaptar la producción a la demanda, siempre diferente, de los consumidores. Los benefiSe ha cumplido en nuestro país cuanto he cios y las pérdidas aparecen por haberse pro- expuesto anteriormente. En efecto, analiducido mutaciones en el mercado que la zando los datos disponibles de la contabilidad nacional se puede observar, en primer lugar, que la participación de las rentas de trabajo ha pasado a representar el 42,9 por 100 del PIB (al coste de los factores) en 1955 al 56,4 por 100 en 1983. Por lo tanto, las rentas del trabajo, es decir, la suma de los sueldos y salarios y de las cotizaciones sociales- -que es una forma de salario diferido- se llevan más de la mitad del valor de los bienes y servicios producidos en el país, o sea la parte del león. Esta participación mayoritaria de estas rentas de la renta nacional se ha conseguido a pesar del descenso del nivel de empleo de los asalariados en los últimos años, por lo que el salario real por persona ha creacido fuertemente. Caída de las rentas del capital Quisiera exponer unas últimas reflexiones a los lectores sobre la evolución más reciente de las rentas de capital. Según las estimaciones realizadas por el Servicio de Estudios del Banco de Bilbao las rentas de capital, en el período 1973 a 1983, pasaron de tener una participación del 13,9 por 100 en el PIB a sólo 11- 10 por 100. Estas rentas se subdividen en tres renglones cuya evolución ha sido la siguiente: 1973 1983 Intereses y dividendos Beneficio retenido por sociedades y empresas Rentas y alquileres 4,5 4,6 4,7 2,8 2,9 4,2 Rápidamente se advierte que las rentas de los poseedores de bienes inmuebles se han mantenido frente a la caída de las otras dos clases de rentas. Nadie debe dudar, por otra parte, que dentro del primer renglón los intereses han mantenido mejor su situación en los últimos años que los dividendos distribuidos por las empresas que han caído de una forma brutal para el conjunto de las sociedades. Si acudimos a los resultados que ofrece la Central de Balances del Banco de España para nuestra significativa de empresas privadas, la rentabilidad de los recursos propios fue sólo del 2,9 por 100 en 1983 representando los dividendos sobre los recursos propios sólo el 2,81 por 100. Rendimientos que están bien alejados de la rentabilidad del 10 aM 2 por 100 que puede obtener, en nuestro país, cualquier ahorrador al invertir en diversos activos financieros a corto plazo. Indudablemente existe una recuperación del excedente bruto de explotación en los últimos tres ejercicios, pero que a la vista de los datos anteriores resulta todavía insuficiente para asegurar las posibilidades de un rápido incremento de la actividad de las empresas por falta, aún, de un suficiente nivel de beneficios y de ahorro para el conjunto de las actividades empresariales. Pretende ahogar, en estos momentos, la recuperación del nivel de los beneficios, incrementando los impuestos es un error que debe ser evitado por las distintas Administraciones Públicas. Se cortarían las expectativas de una mejora de nuestra salud económica que empieza a florecer. Enrique DE LA LAMA NORIEGA