ABC MADRID 31-10-1984 página 69
- EdiciónABC, MADRID
- Página69
- Fecha de publicación31/10/1984
- ID0001486314
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MIÉRCOLES 31- 10- 84- MUSICA 69 Apoteosis y sensacionalismo conBernstein, Zimerman y la Filarmónica de Viena El director demostró su capacidad de comunicación Excepcional calidad de una cuerda y un solista pió podrían parecer histriónicas, a los pocos instantes me electrizaron y mantuvieron sin respiro hasta el compás último y la explosión de un griterío impresionante. Ahora, también extravertido, pero un poco más remansado, Bernstein recrea la música, rnoldea, expresa, mina, sugiere, matiza, vive y hace vivir. La Filarmónica de Viena y Mozart forman una ecuación perfecta. Gracia, equilibrio, transparencia de ejecución, naturalidad de lo que se frasea como algo consustancial, pueden ser virtudes que acompañan a la básica: la jerarquía de una cuerda milagrosa de calidad aterciopelada y- aquí si cabe la manifestación radical- dulzura única en el mundo. La Sinfonía 35 la Haffner fue un modelo de pureza y encanto. El Presto una maravilla. El Divertimento para orquesta escrito por Bernstein para conmemorar los cien años de la de Boston en 1980, después. Música refrescante, directa, desenfadada, virtuosista, simpática, si demostrativa del dominio por el compositor del instrumento de las cien cabezas, también de la versatilidad de los filarmónicos vieneses que se ven a sus anchas con la samba, el jazz el vals nostálgico, la citas y alusiones- Quinta beethoveniana; Condenación de Berlioz... -y lucen su calidad en solos y prestaciones de conjunto. Se repitió el sugerente vals entre gritos y murmullos, con la orquesta gentilmente abandonada por el maestro, inmóvil en su podio. Pero lo mejor, lo inolvidable vino luego. El Segundo concierto para piano y orquesta de Brahms, verdadera gran sinfonía con solista, iluminó la otra parte del programa. Kristian Zimerman, sin duda ef gran pianista mundial de su g e n e r a c i ó n es no sólo un excepcional dominador del teclado, un virtuoso con extraordinaria técnica- mucha, buena, en el mecanismo y la preciosa calidad sonora- sino un estupendísimo artista que pone sus medios al servicio de la música, la que no es tan habitual en la mayoría dé los concertistas del presente. Actuación inspirada, perfecta, infatibe y emocionante. El gran lied instrumental que es el solo dé violonchelo sonó deliciosamente. La orquesta en pleno colaboró como lo que es: una centuria envidiable. Bernstein aglutinó a todos con una dirección atenta, persuasiva y vibrante. Viena estuvo muy cerca de nosotros en el tiempo último. El público gritó con asombro, entusiasta, minutos, minuto Ya con la orquesta fuera, obligó a salir a Bernsteir, lo esperó en la calle. En el Real no cabía un alfiler. Radios y fotógrafos óquparon espacios imertisfmMs: Los comentarios, al final, echaban timbre! Antonio FERNANDEZ- CID La Reina Doña Sofía presidió el concierto Presidido por Su Majestad la Reina Doña Sofía que, con su hija la Infanta Cristina, fue recibida y despedida con el Himno Nacional, entre ovaciones que también premiaron la interpretación del himno austríaco, se celebró el concierto noticia cultural de otoñoTeatro Real. 30- X- 84. Concierto de clausura del Festival de Otoño. Orquesta Filarmónica de Viena. Director: Leonard Bernstein. Solista: Krystian Zimerman. No ya en la historia del Teatro Real, desde su reaparición como sala de conciertos en octubre de 1966, ni aún si retrocedemos en el tiempo mucho más: se hace imposible recordar en los anales del sintonismo madrileño una convocatoria que haya producido mayor expectación y un clima sensacionalista, al borde ya de lo histérico, paralelo al desencadenado por este concierto que pone broche brillantísimo al Festival de Otoño. Sus organizadores no dudaron al enfrentarse con algo que, a sabiendas de su coste de bastantes millones imposible de cubrir, podía ser gancho para las docenas y docenas de llamadas- algunas de alta clase; muy menores, otras- que integraban la prueba. Incluso llegaron a la innecesaria prodigalidad: sumar a director y orquesta, por sí mismos acontecimiento suficiente, un concertista que lo hubiera sido en recital aparte, con lo que habríamos ganado éste y también la ventaja de oír todo un programa sin solista al espléndido conjunto sinfónico vienes. La presencia madrileña de Bernstein, Zimerman, los filarmónicos austríacos, foco de tantos y tantos comentarios sobre los que el crítico ha preferido mantenerse al margen, admite muchas lecturas. Se han movilizado apasionados buscadores de entradas, inesperados locos por la música incluso culpables, lo que es bien triste, de que auténticos aficionados de siernpre hayan perdido la ocasión de oír en directo a unos artistas a los que admiran y conocen bien por discos y retransmisiones de televisión o radio. Los precios se han disparado de tal forma- 5 0 0 0 0 60.000 pesetas? -que cabría sugerir, a los frustrados aspirantes a tal derroche, que por una cantidad similar podrían escuchar íntegros los ciclos, cincuenta y tantos conciertos, de las dos temporadas madrileñas base, Nacional y Sinfónica de RTVE, en los que hay programas de indudable interés; que incluso podrían trasladarse a la capital austríaca y disfrutar en su ambiente con la Filarmónica de Viena; que, en fin, este curso actuarán en Madrid la Sinfónica de Chicago, con Solti; la Filarmónica de Nueva York, con Mehta; las Orquestas de la BBC, Dallas, San Louis, cuyos nombres no ge han dado, y en Granada, en donde ovacionamos en julio último a la sensacional Concertgebouw, con Haitink; la London Symphony, con Maazel. Dicho sea todo ello para que nadie pueda pensar, ante las Leonard Bernstein desmesuradas reacciones de ahora, que España en lo sinfónico es un país tercermundista. Como contraste, no faltan las voces que minimizan y restan valor a lo que sin duda lo tiene grande. Sobre todo en el caso de Leonard Bernstein, como si fuese un abuso intolerable mostrar una clase personalísima de director, una atrayente personalidad de compositor, unas dotes nada comunes de pianista, unas condiciones de conferenciante o animador musical fuera de serie. Pero todo eso es verdad, porque Bernstein es un completo músico, de fuerza seductora que, como los artistas que de verdad lo son, nos lleva siempre a su terreno e impone sus versiones. Cuando lo contemplaba en el Real, a lo largo de su concierto, vino a mi recuerdo el primero que le escuché, hace muchos años, en Salzburgo, también con los vieneses. Dirigía la Octava de Mahler, y sus gestos, saltos, movimientos y expresiones si al princi- Ivo Petric, ganador del XIV Premio de Música Osear Esplá El XIV Premio Internacional de Música Osear Esplá, que coHvoca el Ayuntamiento de Alicante, y que está dotado, con seiscientas mil pesetas, ha sido ganado por Ivo Petric, compositor de Yugoslavia, con su poema sinfónico El retrato de Dorian Gray