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ABC MADRID 09-11-1983 página 44
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ABC MADRID 09-11-1983 página 44

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ABC, 1 póg, 44- TRIBUNA ABIERTA -MIÉRCOLES 9- 11- 83 L día 3 de noviembre falleció en Madrid, a los ochenta y tres años, Teresa Ozores Saavedra, marquesa de Casa Valdés, notable botánica, distinguida historiadora de nuestra jardinería, gran conocedora de literatura española, inglesa y francesa, mas sobre todo encantadora amiga. Trabé conocimiento con. la marquesa de Casa Valdés durante una cena, cuando andaba yo buscando compañero para un concurso radiofónico organizado por la BBC. Se trataba de un certamen, titulado The Round Europe Quiz en el que equipos de dos personas procedentes de diversos países europeos competían en la contestación de preguntas sobre la historia y la literatura de su país y de la Gran Bretaña. La conversación de Teresa Ozores durante la cena, las citas tan oportunas que mé hizo de las poesías de su abuelo el duque de Rivas y sobre todo su recitación del poema The Walrus and the Carpenter de Alicia en eí país de las maravillas, me convencieron de que, a sus setenta y cinco años, era la compañera ideal. El equipo español ganó, en efecto, el Round Europe Quiz de 1977, y aun quedamos segundos y terceros en los dos concursos sucesivos. TERESA OZORES, NOBLE JARDINERA Me detengo un poco en describir sus contestaciones, pues revelan algo de los conocimientos, la vivacidad y la sencillez de maneras de esta gran dama. Brilló naturalmente en cuanto se refería a jardinería y jardineros, a lo que el público inglés es especialmente sensible; deslumbró por sus conocimientos de la literatura infantil de lengua inglesa. Pero sobre todo hay dos detalles que la retratan. Llevada por su entusiasmo, no había forma de que callara las respuestas de las preguntas dirigidas por el maestro de ceremonias a nuestras rivales, de tal manera que tenía yo que tapar a veces el micrófono con la mano. A acusada desviación religiosa que se observa a diario, no sólo en determinados medios de información sino en concretas individualidades, cuyos primeros campos de cultivo fructificaron la mejor ortodoxia, me ha traido in mente, la figura, pero en especial el gesto de aquel docto catedrático que fue de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, don Manuel García Morente. Concretamente su Diario El texto de su testamento espiritual redactado cuando asistía a unos ejercicios espirituales previos a la recepción de las órdenes menores y el subdiaconado. trucción de un jardín español en la exposición de flores de Chelsea, que visitó la Reina Por Pedro de Inglaterra recién llegada al Trono. Y al final de la entrevista, tras adivinar que Para quienes no sabemos nada de aquello Savroia era una novela temprana de Winston de lo que Teresa Casa Valdés sabía tanto, su Churchill, relató la última vez que había palibro Jardines de España, publicado por sado unos días con sir Winston y lady Cle- Aguilar, es una mina de información y sugementine, en Chartwell, la casa de campo de rencias. El jardín español, producto de una la ilustre pareja. Mientras describía el jardín larga tradición, en la que los elementos romade los Churchill, sin embargo, la veía yo dis- nos y árabes adquirieron amplitud y universatraída, conno si le asaltara una duda. Se de- lidad gracias a la influencia borbónica, tiene tuvo de repente, con sorpresa de su embele- un carácter peculiar En él desempeña el sado público. En su cara se pintó la agua un papel preponderante, no sólo para la turbación. Pidió excusas por haber cometido vista, sino también para el oído. una inexactitud. Con toda inocencia añadió: Destacan en ese, libro otras dos cualidades La última vez que vi a los Churchill no fue de Teresa Ozores, que explican el éxito de su en Chartwell, sino en él yate de Aristóteles labor de conservación de jardines en el Onassis. marco del Patrimonio Nacional. Era historiaSu principal afición era la jardinería. Cui- dora paciente y escrupulosa, asidua de los daba sus propios jardines con respeto a las archivos, en los que conseguía los planos oricondiciones naturales y la tradición histórica ginales de los jardines que tenía el encargo de cada lugar. No visité su jardín de Asturias, de restaurar. Recuerdo el entusiasmo con el que me enseñaba las copias de los dibujos pero sí el de la Alcarria. Aquí no buscó crear céspedes impropios, ni plantar árboles se- del jardín de! palacio de El Pardo, cuyo tradientos de- agua. Los caminos son de ladrillo, zado original había sido traicionado por conasí como los bordes de los arriates. Abundan servadores ignaros, decía. Era también por instinto, por don natural, las plantas aromáticas típicas de Guadalajara: romero, salvia, espliego. Subyace el olor pun- arquitecto de jardines. Sus restauraciones zante del boj. Las encinas se conservan. El eran acertadas, porque revivía la distribución esfuerzo de la jardinera se nota en los arbus- de volúmenes, el sentido de las perspectivas tos de rosas y en los macizos de flores de de los grandes creadores. Sabía crear belleza vivos colores, que contrastan con el verde en los graneles espacios con plantas, fuentes y estatuas. apagado de las plantas alcarreñas. Sólo siento que no pudiéramos realizar su Mostrábase Teresa Ozores orgullosa de último sueño: el de crear la Escuela de Jardisus conocimientos botánicos. Había obtenido nería de Madrid, porque perdimos las últimas en Inglaterra el título de la Royal Horticultura! elecciones municipales. Quería fundar algo Society y alcanzado la vícepresidencia de la modesto, no una academia para paisajistas, Sección de Dendrología de dicha sociedad. sino un seminario de artesanos: que pasen Todos los años viajaba a Inglaterra para asis- mucho tiempo manchándose las manos de tir a las reuniones preceptivas. Era allí muy tierra, haciendo esquejes y trasplantes, como apreciada, sobre todo desde que alcanzó yo durante mis estudios en Inglaterra Algún gran éxito de público y crítica con su recons- día se hará. mente aquel sueño de español está plasmado en su libro Idea de la Hispanidad, Y es que Por Antonio BECERRA BAZAL de lo español, como phatos de lo ibérico, constituye lo religioso un factor integrante de Agustín, resuelve buscar a Dios en su interiosu esencia. Es algo irreversible. Cuando un ridad. político de la segunda República española Pertenecía García Morente a esa pléyade lanzaba a los cuatro vientos desde el agora, de pensadores e incluso sociólogos y economás o menos constitucional del Estado, aquemistas que, iniciados por sus bondadosas lla frase sobrecogedora cargada de animadmadres en el santo temor de Dios, y educaversión: España ha dejado de ser católica dos en las virtudes cristianas, se distancian llamaba a combate a las legiones de la aupaulatinamente, cuando no se lanzan con inténtica hispanidad. Así lo entendió Manuel sana rebeldía, por caminos inciertos y turbuGarcía Morente, y por entenderlo así escribió lentos. La Historia nos ofrece múltiples casos en su Diario ¡Qué horror! Una infancia ayer y hoy. La figura estelar de San Agustín, piadosa e ¡nocente que pronto viene a deaunque lejana en el tiempo, está vigente. De sembocar en una juventud llena de presunla última centuria y de la actual recordemos a ción, orgullo y vanidad. Menguados y delezLeón Bloy, Henri Bergson, Maritain... nables éxitos de la vida intelectual. Halagos y Cabalmente, tampoco faltan en nuestros aplausos de maestros, condiscípulos y días hombres arropados con el bagaje univer- amigos. La fe perdida. La soberbia de un sitario, que perdidos en el quehacer político, pensamiento autónomo, construyendo sistese evaden de su educación inicial. Posible- mas del Universo sin Dios, o lo que es lo mente también algún drama esquilano trazó, mismo, con un Dios que de Dios sólo tiene el en algún momento, sus destinos. García Mo- nombre. rante se había perdido en el tráfago de la vida. Hasta que un proceso de hipóstasis le El sentimiento hispánico y él ejemplo percondujo, tras la luminaria de Cafarnaún, a sonal del profesor García Morente son asuncantar la primera misa en enero de 1941, en ciones integrantes de una conciencia nacional la iglesia del Colegio de las Madres Asuncio- que perdura y se hace indeleble frente a nistas de la madrileña calle de Veíázquez. otros derroteros que pretenden desviarla de Años antes había dicho: En el alma de todo su cauce milenario con apariencias de una español hay un místico que sueña! Y justa- hispanidad mejor. L RECORDANDO A GARCÍA MORENTE García Morente era, por los años treinta, una figura de primera magnitud en el ámbito de nuestra intelectualidad filosófica, que, desde su cátedra universitaria expandía heterodoxia en cuanto al Ser de la Creación. Asistía yo, por entonces, como alumno del doctorado de Derecho ampliando conocimientos de Filosofía Jurídica, a la clase de Metafísica de don José Ortega y Gasset, y García Morente, filósofo, al menos irreligioso- -aceptando, en parte, ciertos criterios que niegan su adscripción al ateísmo- -estaba inserto en una concepción escéptica, nihilista de la existencia. Pero el hombre sabio, el intelectual quintaesenciado, hace un alto en el camino, medita, vuelve sobre sus pasos, y, como San

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