ABC MADRID 12-07-1983 página 84

GENTE vistiendo un fino, sencillo y elegante traje de seda azul y portando un ramito de flores de azahar en las manos; él, de azul marino y corbata oscura, muy serio. Es negociante y poeta. Difícil maridaje. Podemos decir y también decimos, que había más fotógrafos y gentes de Prensa, Radio y TVE que invitados: allí estaba solamente unos pocos familiares y amigos íntimos. De madrina ofició la hermana del novio, María Dolores Grandes; de padrino hizo el hijo de la novia, Luis. -Parece una primeriza- -decían las curiosas del templo, viendo la emoción de Mayte. Y lo era. Mayte no se había casado nunca antes. Tuvo compañeros, y fruto de las relaciones con el primero de ellos fue el nacimiento de Luis. Pero nada más. De ahí que yo la observara como la novia emocionada que cumplía un viejo sueño: -Y es que los sueños- -me diría luego, en las escaleras de la Iglesia- -se cumplen siempre... cuando se persiguen con constancia. Este es un poco el premio que me han dado a mi constancia. Vamos, que el que la sigue, la consigue, que decían en mi pueblo. El, el novio, era viudo; más no por ir de segundas su emoción era menos. ¿Y es verdad que te retiras, Mayte, para dejar tus negocios en manos de tu hijo Luis? -Sí, un poco. Creo que ha llegado el momento de vivir un poco, cosa que hasta ahora no he hecho, siempre encerrada en mi negocio, sin vacaciones, sin salir... Pero eso será una temporada; luego volveré a los negocios. Pues no es difícil tener a Mayte sin hacer nada, o simplemente viviendo la dolce vita Lleva el veneno de la sangre en las venas. -Tú no te retiras de nada, ¿verdad, Manolo? -De nada. Bueno, solamente de la mala vida... Y me guiña un ojo. Se debe referir a eso que algunos llaman la buena vida. Llueve sobre nuestras cabezas el clásico arroz. Ellos sonríen. Y se besan. De momento se van a América, a las Bahamas. María Teresa Aguado Castillo, Mayte de toda la vida, parecía otra... Quizá estaba pensando que estaba en una boda y ella no la servía. Qué extrañeza, ¿eh? AMILIBIA Mayte y Manolo: una boda sencilla e íntima C OMO los enamorados de antes, se han cansado con urgencias, y no quiero insinuar yo- -qué va, Dios me libre- -que la novia estuviera ya esperando algo, no, eso no, sino que digo y digo bien, que lo han hecho en cuanto los papeles han estado en regla, sin esperar más. Tam- bién puede ser cierto que adelantaran la fecha- -en un principio, la boda era para el 2 de agosto- -de la ceremonia para que ésta se celebrara en mayor intimidad y sencillez. Pero, en fin, sea como fuere, el caso es que desde las siete y media de la tarde de ayer, Mayte, la de Mayte Commo- dore como decían las curiosas que estaban en la calle, y Manolo Grandes, ya son marido y mujer hasta que la muerte los separe La boda se celebró en la iglesia de San Juan Evangelista, del Parque de las Avenidas, a las siete y algo de la tarde. Llegaron juntos la novia y el novio; ella, 84 A B C MARTES 12- 7- 83