ABC MADRID 27-11-1980 página 8
- EdiciónABC, MADRID
- Página8
- Fecha de publicación27/11/1980
- ID0001337320
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Dos ejemplos característicos de las caricaturas contra la banda de los cuatro que inundan la geografía china. (Fotos: F. Pastrano. Juicio al ato izquierdista del maoísmo ESTADO CHINO, CONTRA LA BANDA DE LOS CUATRO P OR fin se ha levantado el telón. Después de cuatro años de incesantes preparativos convenientemente amenizados por una amplia campaña de descrédito popular, en la que miles de carteles y caricaturas han jugado una baza decisiva, ha comenzado la representación de lo que ya se conoce como el juicio del siglo al menos en lo que al ámbito oriental se refiere. Escenario: un auditorio con capacidad para cerca de mil espectadores o, lo que es igual, el Tribunal Supremo de Pekín. Protagonistas: nueve hombres y una mujer, es decir, la banda de los cuatro y la camarilla de los generales que durante más de doscientas semanas han ensayado su papel de malvados y a los que solamente se fes acusa de ser la causa directa de todos los mates que sufre China en los últimos años. Artistas secundarios: 35 jueces seleccionados a tal fin, muchos de ellos enemigos políticos de ios acusados. Autor: los expertos en este tipo de obras han advertido que tras la firma colectiva del libreto, el estilo deja traslucir claramente la peculiar pluma de un hábil autor que, a pesar de sus continuos vaivenes, ha sabido mantenerse en un aceptable nivel de popularidad: Deng Xiaoping. Como en la ópera china tradicional, cada personaje tiene su papel bien definido y acotado. El guión es estricto y en este género de espectáculos no hay margen de improvisación. El espectador reconoce al personaje nada más salir éste a escena, aunque no haya pronunciado una sola palabra. El maquillaje, la indumentaria, los gestos son precisos e inequívocos. El mérito de los actores está sólo en su habilidad para reproducir el prototipo del personaje que se les ha encomendado. Y para que no falte nada aparece incluso una sombra (chinesca, claro) sobre el forillo del escenario: la de Mao Zedong, que sin ser del todo visible pesa continuamente sobre la trama. El nudo argumental se basa en la habilidad del autor a la hora de dosificar los ataques contra Mao. En saber bajarle de su pedestal sin derribarle bruscamente, pues el terremoto que podría originar su caída arrastraría consigo no sólo a tos malvados de la historia, sino también a más de uno de los actuales Por Femando PASTRANO dirigentes e incluso a la propia legitimidad del actual Gobierno. Las primeras representaciones han tenido un gran éxito. Los organizadores han previsto la presencia de la televisión, lo que supone un hecho sin precedentes en este tipo de espectáculos. Por primera vez una pugna interna en el Partido Comunista Chino se resuelve por la vía legal de los magistrados y, más difícil todavía, queda grabada en cintas de video, que el mundo entero podrá contemplar y juzgar. El proceso, tal y como está planteado, refleja la imperiosa necesidad del actual régimen de legitimarse no sólo ante su propio pueblo, sino ante la opinión mundial. A partir de ahora eso parece desprenderse del juicio, ya no habrá más purgas soterradas. Cada acusado tendrá su juicio legal y cada juicio su veredicto imparcial. Sean cuales fueren las penas a las que tengan que someterse los diez encausados, Las cuatro, uno a uno Al margen de posibles- -y probables- -delitos personales de cada uno de los acusados, a quien se juzga en este proceso es al régimen anterior, al maoísmo más radical simbolizado en la Revolución Cultural, a una tendencia ultraizquierdista cuya continuidad no se podía tolerar y que está representada por la llamada banda de los cuatro a la que a última hora se ha agregado un quinto componente: Chen Boda, antiguo secretario personal de Mao. Lo que Jiang Qing y sus compañeros trataron de llevar a cabo a partir de 1966, con la aquiescencia de Mao, no fue más que un intento desesperado de consolidar los éxitos iniciales de la Revolución china para que ésta, con el tiempo, no fuese devorada por los previsibles residuos revisionistas, como sucedió con la Revolución soviética de 1917. Según los ideólogos más extremistas del maoísmo, el único medio para erradicar definitivamente todo rastro de capitalismo en una sociedad socialista es arrancar a la burguesía su última arma: la cultura. Así pues, lo que nació como un simple movimiento cultural acabó transformándose en una profunda convulsión social que en muchas ocasiones desbordó el control de sus propios instigadores. Jiang Qing Viuda de Mao. Su principal error fue haber estado ideológicamente muy próxima a su marido y haberle sobrevivido. La revista Cultura Soviética de Moscú, la ha definido como una actriz mediocre que no hizo carrera ni en el teatro ni en el cine, compositora autodidacta que nada sabe de música y madre espiritual de los guardias rojos Su vida política se ha visto interrumpida por frecuentes desapariciones de la escena pública, a pesar de lo cual llegó a ocupar el sexto lugar en el escalafón jerárquico chino. Desde 1969 hasta su detención, en 1976, fue miembro del Buró político del Comité Central del PCCh. Cuarta esposa de Mao Zedong, de quien tuvo dos hijas. En la actualidad cuenta unos sesenta y siete arios. 8