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ABC MADRID 29-10-1974 página 3
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ABC MADRID 29-10-1974 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA R I D D M FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC esa nueva cafisión que traspasa al gusto español de ver matar toros al recién estrenado gusto de ver matar vecinos. El problema de la violencia, que está sustituyendo a la guerra por todo el planeta, se ofrece en Argentina con vivos colores y relieves que invitan a teorizar un poco, i Por qué en Argentina? Con una extensión geofísica de ocho Francias; sin que sus dos pechos- -pasto y ganadería- abundantes como los de una nodriza pasiega, tengan que alimentar nada más que a veinticinco millones de argentinos; te niendo a la mano el ochenta y siete por ciento del petróleo que necesitan, ¿por qué en Argentina es donde la violencia desarrolla toda su técnica? No olvidemos que la técnica es un progreso que se desvía y se hace explosivo en cuanto se desentiende de la moral. La técnica, como su madre la ciencia, es definitivamente progreso Pero progresar es un verbo dinámico que no se compromete con ninguna meta exclusiva. Progresar sin moral es como fabricar trenes, barcos, aviones, sin estaciones, muelles o pistas de aterrizaje. La técnica del atentado, el secuestro o el asalto es como una espectacular organización bélica de la desorganización social. El turno de izquierdas y derechas, que se pensó tan progresivo en sí mismo, como creación de la tolerancia y el liberalismo, empieza a ser una organización retorcida del talión prehistórico: ojo por ojo y diente por diente Es el turno constitucional jugado con otras fichas. La clasificación y el análisis se hacen así más fáciles, porque ahora los grupos violentos reclaman como un honor sus atentados o ruinas. Como si en una exposición internacional de atrocidades las piezas eliminadas lucieran su cartelito: adquirida por la A. A. A. o por los neo- fascistas, o por los tupamaros, o por los montoneros, o por los maos o por la Mafia. La muerte no se va sin dejar su tarjeta. Por vulgar que parezca, uno tiene que tomar en consideración esta especie de registro de la propiedad de ios crímenes para confrontarlo con la erudición que muestra, sobre el tema, la pequeña pantalla. Convivimos con un fenómeno no- REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61- MADRID visimo: las películas del Oeste c u b r e n partidas insospechadas de ingresos de la exportación americana. Como en Francia durante unos años ocurrió que Brigitte Bardot superaba en ingresos de exportación a los vinos de Eurdeos y casi igualaba las cifras de la fábrica Renault. No nos hemos parado a meditar esta insospechada novedad según la que, casi, un 80 por 100 de la exhibición cinematográfica se concentra en los westerns con su inalterable guión: caballo, tiro, sombrero vaquero, diligencia, saloom Viene a ser como si España estrenase únicamente películas sobre las Navas de Tolosa. Con sus aledaños laterales de preparación o de resultados, las Navas ocupan, con prólogo y epílogo, unos seis o siete años de la Reconquista. No vienen a ser muchos más los que ocupan el contenido de cada western reducción de los indios nativos, organización de la vida agrícola y ganadera, tensión dramática de una sociedad con déficit de mujeres y de caballos. Las novias y los caballos hay que conseguirlos a fuerza de tiros. Ese es el Oeste que nos vienen a contar cada semana en plan de estreno. No es de extrañar que ese lavado de cerebro para todo lo que no sea Oeste acabe, en un país como Argentina, en un modo de gobierno donde no vale nada lo que no sea violencia. Como que se está dando el caso paradójico de que la guerra, con sus reglas coactivas que la meten en una cierta disciplina escolástica desde Hugo Grocio y Suárez hasta Ginebra, La Haya o Estrasburgo, resulta un orden a la vera del desorden existencia! y anárquico de la pura violencia. Todo esto son inversiones de las clasificaciones a que estaban acostumbrados. Al comunismo, inconforme con el anarquismo de su mocedad y con el sadismo de Stalin, le están dando la propaganda hecha con sólo lavarse las manos y aparecer descomprometidos con las violencias apocalípticas, con sus victimarios de mujeres y niños. Casi empieza a aparecer el comunismo como la derecha del sccialismo. En Buenos Aires reaparecen los postigos inseguros y las rejillas de los conventos de clausuras para la defensa frente al agresor anarquista. Viejas estampas. Unos tenues aldabcnazos: -Ave María Purísima. -Sin pecado concebida. ¿Quién es? -Vengo a enseñarle el retablo de la capilla a unos camaradas. ¿Tiene su documento? -Sí, madre. Le entrega el visitante un carnet La madre portera deletrea. Adherido Cuadra Quinta; Barrio de los Olivos ¿Comunista? -Sí, madre. -Pase, hombre, pase. José María PEMAN De la Real Academia Española A pesar de todos los yerros e incertidumbres, a pesar de su macrourbanismo ostentoso, Buenos Aires era una ciudad Que se daba a querer. Los argentinos sentían la excesiva ciudad como una criatura tan nacida en sus brazos que no podían considerarla más que como un éxito, porque de otro modo tendrían que considerarla como un gran fracaso propio, puesto que lo que era evidente es que desde el pasto al asfalto todo era creación y responsabilidad de ellos mismos. Recuerdo que estaba un día entre los bastidores del teatro Cómico bonaerense tratando con Lola Membrives algunos detalles del estreno próximo de mi comedia La Casa La función que se celebraba aquella tarde era benéfica, y antes de alzarse el telón la banda municipal tocó el himno nacional argentino. Los europeos, ya un poco empachados de banderas o de himnos, no dramatizan demasiado ios s i g n o s exteriores de su país. En cualquier casino de pueblo, vecino del cuartel con bandera y cambio de guardia, en días de fiesta puede uno ver a los labradores que perfilan la venta de una piara de cabras al son de la Marcha Real. En cambio, yo recuerdo cómo al anunciarse el himno argentino Lola me impuso silencio y, firme como una columna, recibió los solemnes compases, con los ojos entornados, estática, como si recibiera una ducha de nacionalismo. ¿De qué estilo y color? A pesar de sus agitaciones de política urbana continuamente se instala en el proscenio de a vida pública el rancho, la vaca, la leche o el asado. Por eso uno se estremece al ver con qué desenvoltura, ahora, Teócrito es derrotado por Esquilo; la bucólica es barrida por la tragedia; y la Muerte se convierte en pieza constituyente, decisoria e inapelable. Pero no la muerte tal como la usaban Calderón o Moreto para resolver conflictos de honor o de amor, que no tanto se referían a la Muerte entidad metafísica como a los muertos a cuyo cargo corría la solución de los acertijos de capa y espada. Esto era originalidad y estreno de clara raíz cristiana. En la tragedia clásica los muertos ocupaban la luz bobalicona y neutra de una especie de limbo desentendido de toda información terráquea. En Los Persas de Esquilo, los soldados invocan la sombra de Darío. Este obedece y se presenta en escena. Lo primero que hace es preguntar para qué lo llaman. No sabe nada de lo que ocurre. Olfatea que hay pendiente una guerra y pregunta qué guerra es y si es una guerra civil o internacional. Darío, con toda su dignidad política o castrense, da la sensación de un dormilón que se ha despertado tarde y no ha leído la Prensa de la mañana. Uno recuerda aquel Buenos Aires culto y amistoso que mantenía la afición a oír conferencias, como los españoles mantienen la afición a los toros. Uno se queda perplejo y querría perforar la filosofía de ARGENTINA Y SUS MALOS AIRES SRZKR PROMOTORA INMOBILIARIA

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