ABC MADRID 17-10-1971 página 138
- EdiciónABC, MADRID
- Página138
- Fecha de publicación17/10/1971
- ID0000987346
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CONTINENTES A L Hace unos doscientos millones de años, cuando en la Antártida reinaba un clima tropical, las tierras emergidas estaban agrupadas en dos bloques. Australia y África estaban unidas a América dei Sur, mientras Eurasia y América del Norte formaban un solo Continente. Las convulsiones de! planeta han dado a nuestro Globo una configuración muy diferente y que cambiará todavía mucho: ios geofísicos prevén ya la desaparición dei Pacífico, dentro de ciento cincuenta millones de años. T J T AN oído ustedes hablar del lis 1 1 trosauro? E s t e reptil de 1,23 metros de largo vivía, hace cosa de doscientos millones de años, en los climas cálidos, a la orilla de ríos y lagos poco profundos. Se han encontrado frecuentemente r e s t o s de este animal en África del Sur y en la India. Ahora bien; el 4 de diciembre de 1969 se descubría el cráneo de un listrosauro en los montes de Alexandra... en plena Antártida. ¿Cómo pudo llegar ese reptil, aficionado al fuerte sol y al agua dulce, a un Continente desierto y helado, a 500 kilómetros del Polo Sur, y separado de toda tierra acogedora por anchos océanos? ¿Habría que admitir qae en la era secundaria el Polo Sur disfrutaba de un clima cálido y soleado? Para la mayoría de los geofísicos y geólogos la respuesta es otra: en la época en que vivió aquel animal, el Continente antartico no ocupaba su posición actual. Estaba en otras latitudes, más cerca del Ecuador; junto con África, América del Sur, India y Australia, formaba un solo y gigantesco Continente. Luego, la inmensa superficie se fragmentó y cada trozo del supercontinente se fue a la deriva. Entre ellos la Antártida (con su colonia de listrosauros) que a una velocidad de crucero de unos cuantos centímetros a! año, navegó hasta ocupar su posición actual. El reptil fosilizado aporta así un argumento de peso a los partidarios de la deriva de los continentes una teoría casi umversalmente aceptada hoy por t o d o s los qie estudian las ciencias de la Tierra. No lo fue, sin embargo, al ser publicada, por el alemán Alfred Wegener, en 1915, en un libro titulado La génesis de los continentes y de los océanos Wegener, de treinta y cinco años, herido dos veces en el frente francés antes de ser destinado a los servicios meteorológicos del Ejército alemán, era conocido, sobre todo en los Cuatro aspectos de la separación de los continentes. En el primer gráfico, hace 200 millones de años la Antártida y Australia comienzan a alejarse. En el segundo, hace 150 millones de años la India se separa y se abre lo que será el Atlántico Sur. En el tercero, hace 40 millones de años nace el Mar Rojo y la India y África se sueldan ai continente euroasiático. En el cuarto, que refleja la situación actual, el Atlántico y el Mar Rojo siguen su expansión. círculos científicos, como explorador- -había estado dos veces en Groenlandia- -y como aeronauta: pocos meses antes de la guerra había batido el récord mundial de permanencia en globo, con cincuenta y dos horas de vuelo. Pero había efectuado paralelamente investigaciones geofísicas. En su libro. TÍTegener hablaba, en primer lusrar. del lamoso puzzle que permití armonizar la costas de Brasil y las del Golfo de Guinea. En esto no hacía sino insistir en la idea de un francés, eJ R. P. Francois Placet quien, en una obra publicada en 1858, escribía que antes del Diluvio América no estaba separada de la; demás partes del mundo. Mas, partiendo de esta afirmación, Wegener iba muchc más lejos que el religioso francés. Explicaba que las actuales tierras emergidas constituyeron inicialmente un solo bloque continental, bautizado por Wegener con el nombre de Pangea. Estaba constituido de la siguiente m a n e r a Alrededor de Europa, Asia y África, América se enea jaba al Oeste; Antártida, englobando a Madagascar. se situaba en las costas orien tales de África, mientras Australia se in sertaba entre India e Indochina. Median te algunos desplazamientos, todos esto; continentes encajaban a maravilla. Má ¡aún, las capas de terreno, y muy a menudo las faunas, se- correspondían a uno y otro lado. El Polo, añadía Wegener, estaba entonces aproximadamente en el centro de África (o más exactamente, África ocu paba una posición polar de la que se apartó más tarde) explicándose así la presencia de morrenas glaciares en el Sahara, y también la existencia del grar cinturón hullero que va del nordeste d Estados Unidos a Siberia. El carbón s produce de la descomposición de productos vegetales; la e n o r m e acumulaciói observada en el cinturón sólo se explicaba por la existencia de un clima subecuatorial en este lugar durante la era primaria. Ahora bien, el montaje de Wegenei harria coincidir precisamente las cuencas hulleras con el Ecuador. En aquella época, el mundillo científico se enfrentó alrededor de la teoría de meteorólogo alemán. Los únicos principios reconocidos entonces eran los establecidos por el geólogo inglés Charles Lyel en 1333: una Tierra estática con conti 18