ABC MADRID 12-05-1966 página 23
- EdiciónABC, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación12/05/1966
- ID0000779181
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pana, que anunciaba al carro en el que se hacinaban y trasladaban los cadáveres para evitar la propagación de la epidemia, como en los días de la terrible peste en Milán. Hubo actos de abnegación heroica, en bien de todos. En este caso fue el elemento humano de la ciudad el que sufrió la tremenda y desgarradora desgracia. En el Gran Incendio de hace trescientos años, la población sufrió mucho, pero la importancia se fijó en los daños materiales causados a la edificación urbana, a la City recinto primitivo de la ciudad, que ya en tiempos de los romanos estaba amurallado. Sin haberse recobrado Londres del terrible torcedor de la Oran Plaga, estalló el incendio, sobre cuya iniciación refiere el agudo, polifacético y hombre de muchos quehaceres y recursos Samuel Peppys, que el- -domingo día 2 de septiembre de 1666, las criadas de la casa, que habían trasnochado para preparar la fiesta del día siguiente, le despertaron alrededor de las tres de la madrugada para informarle de que se veía un gran fuego n la ciudad. Peppys dice que se levantó y que, poco acostumbrado a observar incendios pensó que la tocalización era lejana; se volvió a acostar y durmió tranquilamente. Se levantó a las siete de la mañana para vestirse, y observó el fuego desde la ventana de su casa, situada en Seething Lañe- -cerca de la Torre de Londres- no creyéndolo tan cercano y tan intenso como en realidad era. El servicio le fue informando de que se decía que habían ardido ya más de 300 casas y que el fuego se extendía a todo lo largo de Fish Street, al lado del London Bridge, que estaba en llamas. Impresionado hasta los tuétanos según su propia frase, Samuel Peppys se desplaza a la Torre de Londres y observa que todo London Bridge es presa de un fuego infinito pareciendo como un arco de llamas tendido de un lado a otro del rámesis. Es de observar que un bienhuoiorado observador de la época dijo que London Bridge era una calle de Lon 1 dres, con hermosas casas, que unía, las dos villas del Támesis, con unas perforaciones por debajo para que pasase el río Visita ai lugarteniente de la Torre, el cual le informa de que el fuego se inició no ordenaban que se derribasen las casas, en la madrugada en el obrador del pa- no habría medio de contener el fuego. El nadero del Rey, en Pudding Lañe, y que Rey le encomendó ordenarlo así, en su había ardido la iglesia de San Magnus y nombre, al lord mayor, al que encontró la mayor parte de Msh Street. en Canning Street, físicamente derrotado, Sentimentalmente, observa Peppys que con un pañuelo ceñido al cuello y gri los pobres pichones, no queriendo aban- tando: ¡No me obedecen! He derribado donar sus cobijos, revolotean alrededor de muchas casas, pero el fuego avanza con los balcones y ventanas d é l a s casas en más rapidez que nosotros. llamas, y se desploman al quemárseles las. Embarcados Peppys y sus acompañantes alas sobre las aguas del Támesis, el espectácuEfRey Carlos n y el duque de York. lla- lo era dantesco: La contemplación de la marón a Peppys, y éste les dijo que si ellos gran hoguera, que cubría una enorme ex- El Carro oe la muerte Transporte de cadáveres. tensión, nimbada por el arco fulgurante del puente de Londres en llamas, sobrecogía el corazón y hacía llorar a nuestros ojos, irritados por el humo caliente, el polvo de ceniza y las chipas que nos alcanzaban. Iglesias y casas, todo ardiendo; el ruido espantoso por el estampido de los gases y materiales en combustión, los derrumbamientos, la sensación de cataclismo, nos hicieron volver a nuestras casas con el ánimo deprimido. Así se expresaba Peppys. El reverendo T. Vincenfc refiere qué el Guildhall ofrecía un espectáculo impresionante, pues permaneció perfectamente encuadernado durante bastantes horas después del fuego, y, ya sin llamas, brillaba la madera carbonizada como si fuese un palacio de oro o un gran edificio de bronce pulido; lo que atribuía a la magnifica calidad de la madera de su construcción. El recinto de la City quedó casi totalmente destruido en tan sólo cinco días Ardieron por completo la catedral de San Pablo, 90 iglesias de las 107 que había en el recinto, 50 Uncios de compañías ¡mercantiles, cuatro puertas de la ciudad, cuatro prisiones y unas 13.000 casas particulares; calculándose el valor de las pérdidas en unos 11.000.000 de libras, cantidad fabulosa para aquella época. La reconstrucción de la amada ciudad -V. I belfo puente London Brldge s monumento y las iglesias construidas por Wren. r