ABC MADRID 27-10-1964 página 44
- EdiciónABC, MADRID
- Página44
- Fecha de publicación27/10/1964
- ID0000727552
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ABC EN FALENCIA Alar se ha ido abriendo paso a codazos en la vida, hasta lograr ocupar un interesante puesto en el capítulo industrial y económico de la provincia. Los linderos municipales son como un estrecho cerco que oprime a Alar, que le asfixia, dificultando su normal desenvolvimiento. Tal vez donde el lindero municipal haga más las veces de dogal sea en la vecindad con San Quirce. Vale la pena referirnos a San Quirce. HOGARES INTERPROVIN CIALES Aunque el término municipal de San Quirce está lamiendo las piedras urbanas de Alar, la capital de aquél esta a cinco kilómetros de esta linde. Sin embargo, a muy pocos metros de Alar, en el término burgalés de San Quircs, han sido edificadas unas cien viviendas. Y aquí está la piedra angular de la rivalidad y el amor de ambas localidades. Todos los vecinos de esta barriada trabajan en Alar, aprenden en Alar, se surten en Alar, se divierten en Alar, sueñan con Alar, y, prácticamente, viven en Alar. Pero es San Quirce quien reclama a estas gentes a la hora del trámite oficial; para bautizar hay que ir a San Quirce, y para casar, y para enterrar, y para papelear cinco kilómetros de mala carretera, cuando a dos pasos Alar brinda buena iglesia, amplio y cuidado cementerio y estupendos servicios oficiales. Hay u n a z o n a- -denominada del Canal -donde existen viviendas en plena linde intermunicipal (que lo es a la vez interprovincial) de tal forma que el corredor o pasillo de la casa coincide con este límite, dándose el caso de que en una misma vivienda hay habitaciones que pertenecena Burgos, y dependencias que se hallan en el territorio palentino. En estas viviendas resulta la mar de sencillo- -y pintoresco, con todos y los mejores respetos- -resolver el capítulo de sepelio en caso de fallecimientos; de cada defunción ocurrida en habitaciones palentinas se hará el entierro en Alar; por descontado que ningún óbito, en estas viviendas, tiene lugar en dependencia burgalesa pues, aunque así sea, es fácil trasladar al difunto a otrat pieza, para evitar la larga caminata de uri cortejo funeral de cinco kilómetros, por mala carretera, para llegar hasta San Quirce. UNA ANÉCDOTA DE ALFONSO XIII La estación ferroviaria goza de este interprovincianismo, cuya realidad se refleja en el rótulo indicativo: A l a r- S a n Quirce Y la estación- -por ello- -ha sido marco dé escenas pintorescas en torno a esta accidentada vecindad. Una anécdota que se recuerda todavía fresca y jugosa tuvo por protagonista a Alfonso X m En uno de sus estivales desplazamientos a Santander, por ferrocarril, el Monarca español gustaba de asomarse a la ventanilla al llegar a Alar, para contemplar el pueblo con apellido real; los alcaldes de Alar del Rey y San Quirce salían a cumplimentar al Monarca; pero en una ocasión ambos corregidores llegaron casi a las manos, pues los dos querían presentar al Rey su bastón de mando; la cuestión- -después de una escena un tanto violenta- -se resolvió siendo el de San Quirce quien se salió con la suya... por considerar que este pueblo derechos que Alar, porque las nes de la estación ocupaban unos palmos más del terreno de San Quirce. al parecer tenía más instalacio (entonces) municipal POR ALAR Y POR SAN QUIRCE Y así, de la mano, como dos hermanos inseparables, Alar y San Quirce van pespunteando su vida, entre una rivalidad oficial y un amor efectivo, que en Alar se convierte en obras (puestos de trabajo para los mayores, escuelas y comedores gratuitos para los pequeños, etc. y en San Quirce cristaliza en lógica gratitud y en ca- liado reconocimiento. Ambos se necesitan, porque el uno en el otro encuentran su mutuo complemento: San Quirce encuentra en Alar prácticamente sus medios de vida, de comodidad y de cultura; Alar, en San Quirce, un precioso terreno inactivo que se convertiría en plataforma para la industria y el progreso, y una colaboración social y económica que Alar merece, como compensación a una serie de servicios públicos que graciosamente viene ofreciendo, desde hace muchos años, a los vecinos de San Quirce. Dos Municipios que están llamados a fundirse, aunque sólo sea al conjuro de cubrir con decoro, facilidad y comodidad las más elementales necesidades sociales. Y esto lo saben- -incluso en ocasiones llegan a paladear la gracia de su futura- posibilidad- -no sólo las gentes de Alar, sino también los esperanzados v e c i n o s de San Quirce. A. A. S. Plaxa Mayor de Alar del Rey, contados metros de! limite provincial con Burgos.