ABC MADRID 27-05-1962 página 110
- EdiciónABC, MADRID
- Página110
- Fecha de publicación27/05/1962
- ID0000660001
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ABC. D O M I N G O 27 DE M A Y O DE 1963. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 110 ANTONIO MINGÓTE HISTORIA DEL TRAJE OFRECIDA POR PAÑOS BAMBAfíA EL DESCOTE Y LA GORGUERA La mujeres europeas, aunque también siguieron, naturalmente, la moda general, se resistieron a taparse hasta la barbilla, como las españolas, y conservaron los cascotes peculiares de cada país. Los descotes extranjeros provocaron en los españoles una- viva sorpresa, primero, y luego un entusiasmo que se tradujo en piropos encendidos, discursos elocuentes e incluso sonetos, dando lugar a la leyenda de la galantería española que aún perdura. Xos el e- g a n t e s, tanto hombre como mujeres, que habían empezado enseñando un pedazo de camisa sin más complicaciones, se vieron obligados á hacerle un cueIlecito más o menos gracioso; el cuello se convirtió en gola rizada; y ¡a gola acabó- siendo una monumental gorguera de muela de molino Nunca se sabe a donde pueden llevarnos las malas inclinaciones si no se atajan a tiempo. XII EL SIGLO DE ESPAÑA UNANIMIDAD En el siglo XVI, cuando España es la nación más poderosa de Europa, todo el mundo empieza a considerar las modas españolas como muy dignas de imitarse. El irresistible fulgor de los poderosos hace que los severos atuendos ibéricos les parezcan encantadores a los elegantes de todo el continente. Durante la primera mitad del siglo, mientras reina el Emperador, que era- -dicho sea con todos los respetos- -flamenco, persiste la influencia alemana- En la segunda mitad, ocupando el trono el digno vallisoletano Felipe II, se impone definitivamente la moda española. LOS CUCHILLOS Y LAS CALZAS DE PUNTO La costumbre de acuchillar los trajes no fue debida a una ráfaga de genialidad de un sastre artista, como podría creerse, sino una eos- tumbre impuesta por los soldados que de alguna manera tenía que ensanchar los trajes estrechos pro- iedentes del saqueo. No- siempre íe encuentra botín de guerra a la medida. El acuchillado sufrió distintas transformaciones. Desde el raro calzón germánico, formado por tiras sujetas a la rodilla y desbordadas por la inmensidad de tela que se llevaba debajo, hasta el discreto calzón español, más o menos abullonado, cuyas cuchilladas eran muchas veces fingidas, porque nadie quería enseñar la ropa interior, ni mucho menos confundirse con los protestantes, de quienes cualquier extravagancia podía esperarse; incluso la de llevar trajes de varios colores, en lugar de vestir sencillamente de negro o de marrón, como todas las personas sensatas. España se cubrió de gloria- -también en el campo de la moda- -con el invento de las calzadas de punto, que proporcionaron a las piernas españolas un esplandor inusitado, y a los hombres españoles la fama de orgullosos de que aún disfrutamos.