Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 18-09-1956 página 3
ABC MADRID 18-09-1956 página 3
3/52
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 18-09-1956 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

DI. ARI- O I i USTRABO DI 5 1 NF O R M A C I ON GENERA L 1 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUfiTO LUCA DE TENA D I Á R I O IL U S T RADO) DJE INF O RM A C I O N G ENE. R A L Sí 2 más aún que con sus acuarelas de la Alhambra o de los aguaceros del Avellano, con los jeroglíficos que amenizaban la última página de algún diario o revista. No sabíamos puntualizar al detalle la decoración modernista de El Gato Negro pero su estilo era precisamente ése, el que adoptaron otros decoradores de cafés y establecimientos públicos de todo orden, empezando por algunos cines -los primeros cines -de entonces, y los ilustradores de libros y publicaciones periódicas. Estaban de moda, reelaborsdos, los viejos temas de la luna, la mandolina, el esquife, Pierrot... Muchos cisnes, pavos reales, algún elefante, crisantemos. ¡Ah! Y nenúfares, o cualquier flor caprichosa de tallo muy largo. Todo eso era el modernismo, en la superficie de sus elementos ornamentales, más tantas otras cosas que enumerativamente contribuirían a definirlo: la misteriosa penumbra de Maeterlinck, los terciopelos patricios de D Annunzzio, la magia del Sa- r Peladán, los violines de Verlaine, los trompetazos de Wagner. los carteles de Alfonso M u c h a el decadentismo de Wilde y de Lorraine, el arte escénico de Sada- Yacco, las orieníalerías de Píerre Loti, los jardines de Rusiñol; las primeras mujeres fatales fotografiadas por Reutlinger; la. libélula vega de una vaga ilusión las sirrias de violeta aquello tan expresivo de Oíoño en el paisaje, Chopin en tu piano... las piedías engarabitadas de Gaudí, las hieraticas cordobesas morenoverdosas de Romero de Torres el marqués de Bradomin; el bulevar, visto por Gómez Carrillo; Maxim s, la bailarina de los pies desnudos, las princesas que se enamoraban de un violinista y los archiduques que se perdían mar adentro en un yachí fantasma; los paraísos artificiales, Myrian Harry, Els quatre gats la Norah ibssniana en la vida real, Nieízsche en las traducciones de Sempere... Todo eso era el modernismo, e históricamente lo es. Mas ese ya desmontado escenario El Gato Negro que en su denominación exhibía la ejecutoria de aquel movimiento, con alusión directa a los antepasados Póe y Baudelaire. Habría que hablar también del Nuevo Café de Levante, en la calle del Ar, enal. Pero ésta ya sería otra historieta y haría pensar a! lector en la tópica nostalgia de los cafés que se cierran; que se cerraren antes, llegada que les fue su hora. Nada de eso. Lo patético do los viejos, cafés es que en el agua quieta de sus espejos se han sumergido muchas vidas, ilusiones, fracasos, sombras. i. M. FERNANDEZ ALMAGRO! de la Real Academia. Esomñola HI me he ido dejando la vida solía decir A n d r é s González Blanco, descontento de su tiem- nacal, velados de e ¡mccíón los ojos y po perdido, al pasar por delante de El la voz: y huya el tropel equino por la monGato Negro en la calle del Príncipe. taña vasta, Murió pronto, sin dejar tras de sí la obra a que su agudeza crítica, capacidad de su rostro de ultratumba bañe la luna casta lectura y entusiasmo literario parecían de compasiva y blanca luz; y el sátiro contemple sobre un lejano monte predestinarle. una Cruz que se eleva cubriendo el horizonte Fueron muchos los escritores de esa y un resplandor sobre la Cruz. misma generación- -la modernista en senDon Ramón se santiguó, y con él su tido lato- -que en el café ahora desaparecido se fueron también dejando la vida, coro de amigos, y los parroquianos todos las posibilidades inmediatas de una vida de las otras mesas, puestos ya en pie, intelectual prcmeíedora, sacrificada, sin automáticamente, por un m i m e t i s m o emocional a que, de ssguro, no era ajeno sentir, en el ara absurda de una mesa el imperioso gesto de Valle- Inclán; de de café, en constante tertulia, tarde y noche, desbordando horas muertas. Valle- aquel extrsño Valle- Inclán, autoritario Inclán y Benavente. que tantos y tantos y libertario en síntesis nada extraña a su cafés iluminaron con el fulgor de su paradójica y connatural manera de ser. presencia, incluido este Gato Negro Tales fueron lss repentizadas exequias del que fueron durante años dioses pe- literarias- de Rubén Darío en El Gato nates; Valle- Inclán y Benavente, deci- Negro y quizá al mismo tiempo de la 1 mos, tenían vida más que bastante para propia escuela modernista, no en lo que no llegar a consumirla nunca, prodigán- tenía ésta de fecunda creación personal, dola, no ya en la obra, de riqueza inago- sino de fugaz gusto de época. ¿No había table, sino en la despreocupada actividad dejado ya de ser Rubén Darío, moderde la conversación, que, en definitiva, nista él mismo, en recreación continua? formó parte también de la obra misma Valls- Inclán ya no seguía el camino que de aquéllos ingeniosos habladores. Del le condujera a los primores formales de uno y del otro podría formarse- -ello es las Sonatas y Cuento de Abril sabido- a más de un copioso anecdo- Benavente había renunciado a vestir sus tario, todo un repertorio de improvisadas nuevas creaciones con las ajadas sedas disertaciones sobre temas múltiples, si de La Princesa Bebé Juan Ramón entre sus contertulios hubiese figurado Jiménez emprendía, despegando del melancólico país de los primeros versos, su alguno con vocación de Eckermann. El primer día en que se sentó a una viaje de poeta recién casado, al mundo mesa de El Gato Negro el que esto virginal de otra Lírica. Los modernistas escribe, llevado por Enrique de Leguina, dejaban la tierra mágica- -con más esceexcelente poeta de triste destino, para nografía que naturaleza- -de jardines otorealizar nuestro vehemente y iuvenil de- ñales, de lagos de azur y mares glaucos, seo de conocer a Valle- Inclán, fue justa- de palacios ds malaquita, de estrellas mente la tarde, en que llegó a Madrid estupefactas, dé boscajes con centauros la noticia de la muerte de Rubén Darío, y resonancias de minué... Algo de ese en su Nicaragua natal. Valle- Inclán le mundo de cuento o de abanico se transadmiraba sinceramente, y- había sido uno parentaba en la decoración de El Gato de sus más fieles y constantes amigos. Negro que corrió a cargo, en parte al, menos, de un pintor granadino, Enrique Profundamente conmovido, don Ramón se puso en pie, se descubrió, y tsosando Marín, que se haría luego muy popular. su única mano sobre la mesa, comenzó a recitar el. Responso a Verlaine lenta y solemnemente, escandiendo el verso. con el educadísimo oído que le. era peculiar y el natural resabio de su conocimiento exacto de la métrica latina, tal y como él gustaba de recomendar a poetas y actores; Padre y maestro mágico, liróforo celeste, que al instrumento olímpico y a la sitiiigu lasresle diste tu acenlo encantador... Hasta acabar, alzada 1 mano trémula, erguida la barbada cabeza de aire mo- CORRIGEN EL ESTREÑIMIENTO

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.