ABC MADRID 03-02-1952 página 19
- EdiciónABC, MADRID
- Página19
- Fecha de publicación03/02/1952
- ID0000449571
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HClNTíNARIO D! UN SABIO Yn n w i r v r w Tffflf i iiMii DON JAIME FERRAN Por el Dr, J, Alvartz- Siarw L 2 d e febrero de 1852 nació e n Corbera. p u e blo que, según la tradi ción, tomó BU nombre de la m a n a d a s de cuervos que a n i daban e n los cerros próximos, situado e n la falda de u n a c o lina entre Oandesa y Mora de Ebro, el glorioso sabio don Jaime Ferrán y Chía. Con fre cuencia leemos y olmos a las muchas personas que se ocupan de su glorioso pasado iniciar las referencias blobibliográficas, diciendo: Ferrán y la vacunación anticolérica visión u n poco restringida, ya que el genial bacteriólogo n o sólo tuvo el acierto del descubruñiente de la vacuna anti. colérica, y con ello de ia pri mera vacuna química preparada, sino que también inició loa trabajos de inmunización artificial a la fiebre tifoidea; fue el precursor del t é t a no y peste bubónica, y logró antes que nadie la inmunización de los animales contra el veneno diftérico. m Esto último fue reconocido por el propio doctor Frftenke! a quien el doctor Koux, en el Congreso de Higiene de B u- dapest, al referirse al suero- v, TM descubierto en 1880 por Behr nig y Kitasato, atribuyó la i n i ciativa de la inmunización. En 1894, Fraenkel tuvo la lealtad de deshacer el error, r e conociendo en Ferrán sus d e réchos de prioridad, desde las ¿r columnas del Berliner K l i f í fe nlsche Wochenschrifz No menos interesantes son sus investigaciones referentes a la rabia, el carbunco y la tuberculosis. Lo que ocurre es que el descubrimiento de la vacunación anticolérica, por haber sido la primera vacuna artificial, preparada entre matraces y retortas, estopas de cultivo, tubos de ensayo y microscopios, asi como las campañas violentas a que dio lugar, se conceptúa como su actuación más genial y el xponente más destacado de su gloria. En la historia de la civilización y del progreso humanos, encontramos muchas veces la odisea de sabios e inventores que sufrieron persecución e incluso martirio por la ignorancia de sus coetáneos. Esto, que pudo tener cierta justificación en siglos pretéritos, parece inexplicable en la época moderna, y, sin embargo, asi fue. En 1884, estando atacada Marsella por el cólera, el Municipio de Barcelona tomó el acuerdo de enviar una Comisión de médicos a estudiar aquella terrible enfermedad en su foco más intenso. Adjudicado a Ferrán la plaaa de bacterlólasro, se instaló en el Hospital Pharo, donde también Nicati y Roetsch estudiaban el cólera. Terminada brillantemente su misión, y ya de E regreso, en su laboratorio d e Tortosa. des- justo la pués de repetidos experimentos sobre la única es decirlo, el orgullo d e haber sido a acción inmunizante que confieren los cul- vor deCorporación que se pronunció a f Ferrán ¿manteniendo sus debates tivos muertos del vibrión colérico a l orga gran altura, prenunciaron defennismo humano, preparó u n a vacuna que diendo la vacunación, losdiscursos, Pulido, doctores empezó por aplicarse a sí mismo y a su f a- Tolosa Latour, Calleja, Cortezo, Moreno de milia. Pronto se formó a su alrededor u n Fernández grupo de entusiastas profesores que t a m- la Tejera, Comenge, a l m e n o votar, y se bién se vacunaron, así como numerosas Caro y Ovilo. Se abstuvieron de doctore Toledo, personas, aplicando las inyecciones a m á s mostraron en contra, los y listarla. de 50.000. Al estallar la epidemia colérica Vfilenüuela, Sierra Carbó El ministro señor Hornero Robledo llevó en Valencia, fue requerido por u n grupo de personalidades científicas, trasladándo- a la Gaceta u n e Real orden prohibiendo IB práctica de la vacunación, Herido F e se a la bella ciudad levantina e n momentos de trágica angustia, donde pudo comprobar rrán en su honorabilidad profesional, susel éxito de la inmunización; asi como e n pendió sus trabajos y d e esta manera el cólera pudo causar en España u n a mortalilas vacunaciones la ciudad de Aicira. dad de 150.000 personas; si se hubiera e m Entonces surgieron las discusiones bi pleado la vacuna n o habría llegado a cinzantlnas del coro de doctores; se nombra co o seis mil. ron Comisiones oficiales, que fueron a VaPasaron loa años, se terminó e n Valencia lencia; e n las Academias y Ateneos se e n ia epidemia colérica, y Ferrán siguió sus tablaron enconadas polémicas, correspon investigaciones sobre el tifus, peste, tuberdiendo a la Sociedad Española de Higiene, culosis, carbunco, etc. Los sabios y loa nona-