ABC MADRID 10-06-1936 página 46
- EdiciónABC, MADRID
- Página46
- Fecha de publicación10/06/1936
- ID0000337100
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AVB CrMIERCOLES le DE JUNIO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 46. TEATROS, CINEMATÓGRAFOS Y CONCIERTOS EN ESPAÑA Y EN EL EXTRAN 1 ERO Informaciones teatrales y musicales. Estrenos en Jos cecines Guia del espectador. Cartelera madrileña Estrenos en los cines Avenida: La gran aventura de Silvia Kathariue Hepburn es siempre superior a sus películas. En todos los casos. No sólo en las obras mediocres, rodadas sin otra finalidad que el lucimiento de la estrella, sino también en las obras logradas; con interés de argumento, adaptación perfecta y realizador inteligente. Katharine Hepburn absorbe toda la atención del espectador. Así, por insignificante que sea el tema interpretado por ella, la película tendrá una calidad. Así, por excelente que sea el film, la suma de todos sus aciertos no rebajará en lo más mínimo el valor de la protagonista. Porque Katharine Hepburn- -como Elisabeth Bérgmer, como Greta Garbo- -es una figura de excepción en la pantalla mundial. La gran aventura de Silvia es un argumento excesivamente amañado, para que todo resulte bien, para que todo salga, a la medida de los deseos del autor. La animosa muchacha pasará por terribles pruebas; tendrá que vestirse de hombre, soportar a un padre abúlico, sin redención posible, y renunciar generosamente al amor. Pero, al final, en premio a su gentileza, a sus gracias, a su buen corazón, alcanzará la dicha que le ha sido negada a través de tantos fotogramas. Por suerte, La gran avenara de Silvia ha encentrado dos figuras capaces de resolver todos los problemas que el abuso de lo convencional plantea en el guión: la actriz y el realizador. Si el nombre de Katharine Hepibupn es una garantía al frente del reparto, también lo es el nombre de George Cukor como responsable de la película. Gracias a él un film que hubiera sido solamente la interpretación espléndida de un asunto discreto, es, además, una magnífica realización. Georg- e Cukor y Katharine Hepburn salvan con sus aciertos rotundos, de animador y estrella, todas las concesiones de un libro que no desdeña ningún recurso para lograr la emoción. Y ésta llega tan fácilmente al gran público como si todas las peripecias de la película fuesen un prodigio de naturalidad. Gary Grant ha encontrado su mejor papel en La gran aventura de Silvia. Brian Aherne y Édmund Gween, buenos actores, cumplen perfectamente. Nadie desentona en esta agradable aventura, que hubiera fracasado, seguramente, sin el acierto de sus productores al elegir los elementos que habían de ¡plasmarla en el celuloide. -ANTONIO BARBERO. nidad para tributar a La legión blanca todos los elogios que merece, con entera sinceridad, sin ninguna reserva mental, sin el menor reparo. Utt argumento hondamente humano, un ambiente lleno de poesía, una dirección sabia y una interpretación verdaderamente magfstral forman ese conjunto de imágenes de una desusada belleza, que tienen la rara virtud de hacer vibrar nuestro espíritu con esa emoción que brota de la ternura, dulce, apacible a los sentidos; una emoción tan bianca y suave como las cofias y los uniformes de esa abnegada legión de mujeres que, impulsadas de fervorosa piedad cristiana, consagran por entero su vida al servicio de la Humanidad. Aparecen como protagonistas del film Loretta Young y John Boles; pero con ser muy acertada y digna de encomio la labor de ambos artistas, no lo es menos la de cada uno de los restantes personajes, mujeres en su mayoría, que dan un gran relieve a sus respectivas intervenciones. Por último, el realizador, Irving Cummings. con un dominio absoluto de la técnica, se ha servido de todos esos elementos y los ha utilizado con extraordinaria habilidad, componiendo una serie de cuadros en los que alternan la alegría y el drama en un perfecto equilibrio, sin rebasar los cauces normales. mia, este sabueso logra olfatear, el sitio de donde han partido los disparos que originan ios crímenes, y saca a luz el verdadero asssino, después de alumbrar sus extraños procedimientos de muerte. El director, Alan Crosland, no ha tenido más preocupación que mantener en la sombra al delincuente hasta última hora. Y para ello se entretiene con idas y venidas desde el lugar de la ocurrencia a la comisaría. En la técnica cinematográfica, sólo encuentra ocasión de lucimiento al castigar al delincuente por la mano de la Providencia. En lo demás, hay muchos primeros planos y sobrado diálogo de policías abrutados. Edmund Lowe hace el frescales detective con gracia y simpatía. Jean Dixon, Esther Ralston y Verna Hillie, son las damas que adornan con su belleza los incidentes de la requisitoria. A ellas no les han hecho mella todavía, como a la señora del tranvi, los dientes de Saturno. Pero a la pobre película la han dejado hecha migas, de ancianidad y artristismo. -A C. i t Callao: a El hombre de los brillantes Palacio de la Música; La legión blanca Ciudad encantada Después de la pasada que nos ha jugado ¡el almanaque y cuando ya íbamos resignándonos a hacer un puente entre el invierno y el otoño, dos acontecimientos nos deciden a arrinconar el gabán: la aparición de los aguaducho- y el estreno de una buena película. Porque la práctica nos ha enseñado que los mejores films del año suelen estrenarse en el período canicular, sin propaganda previa y como para salir del paso. Son contadas las veces que los puntos de la pluma se separan con tanta complacencia como hoy al chocar contra el papel. Por eso es justo que aprovechemos esta oportu- r Nadie es capaz de poner coto a la. fantasía de un novelista, y menos aún si para forjar sus narraciones respiró el ambiente semirromántico de las postrimerías del siglo XIX. De ahí que en la época actual, donde todo materialismo tiene su asiento y toda bastardía su clima propicio, un asunto como el de la novela norteamericana Diamond s Jim, traducido en imágenes, resulte sorprendente, por la ingenuidad que revelan su fondo y su forma. No se concibe que un hombre, por muy glotón y ordinario que sea, cargado de brillantes, encuentre siempre la neCiudad encantada eá un documental del gativa de aquellas mujeres a quienes ama, bello y famoso paraje cercano a Cuenca. negativa que fundan en el insignificante deTony Román, su autor y realizador, sigue talle de que el hombre que simboliza Edward. la ruta que se trazara con su primera pe- Arnold en la película no es un Adonis pre lícula de ese género consagrada a Galicia; cisamente. pero ha incurrido en el error de hacer haPero, en cambio, tiene, entre otras cuablar de un modo vulgar e ingenuo a los per- lidades considerables, una bondad ilimitada sonajes con los que pretendió dar anima- y una resignación a prueba de fracasos. Yción al escenario natural, sin darse cuenta mucho dinero, que si no es cualidad, es una de que en el cineniar- -fenómeno extraño en gran ventaja. ¿No les parece? quien tan clara visión tiene de él- -un solo Este es el perfil de más relieve en el pergesto es mucho más elocuente que la frase sonaje central de El hombre de los brillan más genial. tes. Toda la fábula va envuelta en un tono Dejando aparte ese defecto, diremos que sentimental amable, con escenas cómicas bien intercaladas, pequeñas ironías y agudos conel film tiene su mérito más acusado en la fotografía, Jimpia y de una elevadísima ca- ceptos, que reflejan muy aproximadamentei en general, el carácter de la mujer. lidad, a cargo de Cecilio Paniagua. Los intérpretes son Luisa Unos, Ramón Es formidable la labor artística que, en Goñi y Pedro Calderón, mucho más acerta- este film como en tantos otros, desarrolla el dos cuando la palabra no profana su ac- magnífico actor Edward Arnold. Su gesto, tuación. la sobriedad de que hace gala y su tempeTiene la película una adaptación musical ramento, aliados con una caracterización imde Salvador Ruiz de Luna, compositor cuyo pecable, dan un valor insospechado a la petalento promete excelentes frutos, a juzgar lícula. Contribuyen al buen éxito de El hombre, por esta prueba de sus estimables dotes arde los brillantes, con su trabajo discreto tísticas. -ALFREDO MIRALLES. Jean Arthur, Binnie Barnés, César Romero, Eric Blore y George Sidney. Palacio de I a Prensa: Alias El director de la cinta, Edward Sutherland, ha sacado al libro de donde ésta proDinamita cede las mejores esencias cinematográficas, Esta síñora que ha venidlo con nosotros MIGUEL RODENAS. en él tranvía ¿t Serrano, ¡qué magnifica estaría, en 1920! Esta película que acabaFígaro: El rayo lento mos de ver en la Prensa, ¡qué bien nos hubiera parecido por esos mismos días! Pero La película que actualmente se pasa en la no hay nada que perjudique tanto a las pe- pantalla del Fígaro, no s ólo rompe con el lículas y a las señoras como el tiempo. Cro- género peculiar en dicho marco cinematogrános es terrible y lo mismo que devora a sus fico, sino que se opone abiertamente al esti hijos devora la geometría femenina y el lo policíaco, tan dilecto de Sus espectadores celuloide. Alias Dinamita nos llega con al- Si algún cine madrileño tiene su público gunos años de retraso. -como le ha ocurrido a algún teatro- -éste Es el asunto del crimen misterioso y del es el Fígaro. El género policíaco, casi excludetective despierto. La única novedad que sivo de su marco luminoso, cuenta en Maaptorta es el carácter del detective jque en vez drid con gran número de admiradores. Y no de presumir de silogista presume de perdu- se crea en una sola clase social, sino en las lario. Esto es todo. Entre trampas y bohe- más vanas y opuestas, contando entre sus