ABC MADRID 16-11-1933 página 5
- EdiciónABC, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación16/11/1933
- ID0000288662
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FASC 1 SMO EN ESPAÑA Con el acto de afirmación españolista, celebrado en el teatro de la Comedia, ei fascismo ha hecho su aparición oficial en nuestra Patria. Como aspiración, el fascismo existía hace ya algunos años; pero es ahora cuando logra una dirección y. una- solvencia. Más que ningún otro movimiento, necesita el fascismo tener al frente un jeíe de autoridad máxima. La doctrina fascista, que impone una disciplina férrea y exige una ciega obediencia, requiere cualidades excepcionales en los directores de las masas. El fascio italiano es una creación de Mussolini; en Alemania, el nacionalismo no fue nada hasta que encontró a Hitler. El animador del fascismo- español es D. José Antonio Primo de Rivera. Adversario tenaz de la Dictadura (no quiero decir, como dicen otros, sin grave motivo para ello, victima suya porque las molestias c, ue me produjo apenas arañaron mi piel) conservo la serenidad de juicio necesaria para reconocer que de aquel régimen le han quedado a la política española cuatro aportaciones valiosísimas: Calvo Sotelo, Guadalhorce, Vallellano, Pemán. En cuanta a D. José Antonio Primo de Rivera, que tuvo el buen gusto de permanecer alejado de la actividad de aquel período, me hace pensar que si un país, según Nietzsche, es un rodeo que da la Naturaleza para producir dos o. tres grandes hombres la estirpe de los Primo de Rivera, con sus dos caudillos, el de Montejurra y el de Alhucemas, puede haber sido también un rodeo tiara producir al tercer marcmés de Estella. En sus años, pocos para fortuna suya, D. José Antonio Primo de Rivera ha demostrado poseer un rico tesoro de inteligencia, cultura, clara y rápida visión de la vida y los hombres (cualidad recibida por herencia) resuelta voluntad, ímpetu, energía, valor. Y con ello los dos grandes presentes, las dádivas de oro: simpatía, que en España, para el- trato con las impresionables multitudes españolas, es el regalo del hada madrina, la varita mágica que amansa fieras, abré fortalezas y rinde almas: y juventud, que si fue y será siempre arma irresistible en el amor, ahora lo es también en la política, acaso porque en la política han empezado a intervenir mujeres, y porque las resoluciones de los hombres por lo débiles, tornadizas, frivolas, inconsistentes, irreflexivas e inclinadas, a la novelería, tienen también mucho de femeninas. Con tales cualidades- -condecoraciones rutilantes prendidas en su camisa españolista- D. José Antonio Primo de Rivera aparece en la arena lanzando al país, con su arenga, el grito fascista. El guía es irreprochable. Pero, arraigará el fascismo en España? En Italia, en Alemania, el fascismo presenta dos características dominantes: teatralidad y disciplina. Las dos opuestas a nuestra psicología nacional. El uniforme arbitrario y vistoso, el desfile marcial, el canto, el vítor, la charanga Todo eso que enardece a los italianos, que eslá en su tradición y en su gusto, repele a la seriedad y a la timidez españolas y ofrece blanco espléndido para que clave en él sus flechas de ironía nuestro sentido crítico que tan agudamente descubre en todo la caricatura y el ridículo. Lo que estorba en España la difusión y la popularidad de instituciones admirables, muy respetadas por el mundo, es lo que tienen de teatral. Para el español de tipo medio es un sacrificio superior a sus fuerzas lanzarse a la calle con un atavio que le exponga a las cuchufletas del vecino. En otro país no hay sacrificio porque a nadie se le ocurre reírse de un sujeto por muy estrafalario que sea su indumento y porque si alguien se burlara. la víctima de la burla se queda muy tranquila, importándole muy poco la chacota. Tanto como la teatralidad pugna con el carácter español la disciplina. El fascio es la anulación de la individualidad y la extrangulación de la iniciativa. Mando supremo arriba; subordinación absoluta en los demás: éstos son su secreto y su fuerza. Ser fascista es renunciar a la voluntad y al pensamiento, convertirse en una ruedecilla de la gran máquina que mueve una mano omnipotente y que rige una inteligencia que se reserva para sí la facultad de pensar y resolver. ¡Mal sistema para esta nuestra España, tierra de indisciplina y rebeldía, donde cada uno es señor de sí mismo y tiene por aspiración y designio el imponer, sin restricciones, su criterio, haciendo que galope libremente, potro sin doma, su no desbravada voluntad! Cierto es que la Dictadura, entre otras lecciones saludables, nos legó la enseñanza de que esos españoles, tan desaforados y díscolos, se pliegan a la mayor docilidad en cuanto hay un Gobierno fuerte. Sin represiones cruentas, casi sin castigos, sólo con restallar un látigo, el general Primo de Rivera tuvo sometida a toda España durante siete años. Si D. José Antonio Primo de Rivera alcanzara el Poder, le bastaría, como le bastó a su padre, que un piquete fuera pegando un papel por las esquinas entre redobles de tambor para que todo se le rindiese y para que esos que ahora gallean y, amenazan con revoluciones volvieran mansamente a ocupar, si eran llamados a ello, sus puestos en el Consejo de Estado y ea las covachuelas del ministerio de Trabajo. Lo difícil es que consiga las adhesiones necesarias antes de llegar al Poder. Ya sabemos que aquí todos están dispuestos a ser correligionarios y adictos del día siguien- te ¡Lo malo es lograr prosélitos para las vísperas, sobre todo cuando las vísperas pueden ser sicilianas; esto es: duras, penosas, de combate y de sangre! El fascio es milicia ascética, práctica de abnegación y sacrificio, ¡y en España lo que molesta no gana grandes simpatías: todos nos sentimos dulcemente inclinados a la comodidad! Sólo creando un ideal que hoy no existe, despertando un patriotismo, que duerme desde 1 S 08, con el paréntesis breve y leve del episodio de 1 S 60, narrado por Alarcón, y cambiando la teatralidad en sencillez, podrá ser viable el fascismo en España. Y sólo despojándole de su agresividad, convirtiéndole en muro de contención y defensa, substituyendo sus dogmas divinizadores del Estado por otros más conformes con el Evangelio, olvidando todo lo que Mussolini aprendió de Sorel, podrá merecer la adhesión de los que piensan que el Hombre, no su Obra, es el eje del mundo, y que no fuá la violencia, sino la paz, lo que el ángel prometió al anunciar la Buena. Nueva. Pero cualquiera que sea la suerte que al fascismo esté reservada en España, siempre habrá que registrar con complacencia el discurso del señor Primo de Rivera. Con él aparece un valor nuevo: un hombre. Y la aparición de un hombre es siempre un- acontecimiento venturoso que saludarán con alegría todos los que creen que entre las penurias españolas, la más lastimosa es la penuria de hombres, y que sólo alumbrando hombres, empujando hombres, enalte- ciendo hombres- -hombres y no homúnculos- -podrá salvarse España. FEEERICO SANTANDER fc Dos a pe to del hidio de Lindbeigh, amarrado ya a la orilla portuguesa del río Miño, frente a Cuídelas de Túy. (Fotos Pacheco. Á