ABC MADRID 21-06-1930 página 11
- EdiciónABC, MADRID
- Página11
- Fecha de publicación21/06/1930
- ID0000233122
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r A B C. SÁBADO s i DE JUNIO DE 1930. PAGINAS AGRÍCOLAS. PAG. 11 Siete lustros hace que habitaba el autor en la aldea de Machindjauri, distrito de Batum, Cáucaso. Observó que entre 60 habitantes de la aldea, todos, excepto cuatro, estaban enfermos dt; paludismo; éstos eran: Shali Eífendi, su mujer y sus das hijos. La sola diferencia de vida entre esta familia: y las demás era que cultivaban judias para vender en el mercado de Ratum, y alfalfa para su caballo. Las judías y la alfalfa crecían alrededor de su casa. Otro ejemplo: cuando el paludismo invadió Machindjauri trasladó su familia a Kvishkety, cerca de Suran, sobre el ferrocarril transcaucasisno. Esta aldea consta de dos partes; la mayor, situad, en el declive de una montaña, está libre de paludismo la más pequeña está en el valle del r o Kura y sufre sus efectos. Uno de los habitantes de esta zona infectada, MIsho Kipiani, sembraba unas tres hectáreas de alfalfa; tan pronto como ésta comenzó su flrración ei paludismo desapareció omo por encanto. Estos dos casos dice que fueron ei punto de partids, de su p n de ataque. Se sabe que los mosquitos se alimentan del jugo de las plantas. En los machos ésta e su alimentación exclusiva; las hembras se nutren además de la sangre de los hombres y de los animales. Descubrió que cuando el Anopheles. el mosquito del paludismo, se alimenta de plantas leguminosas, el jugo de éstas neutraliza su veneno, que no puede ya más propagar el paludismo. Un lugar conocido oor Los Pantanos de Kara- su, en el mar Negro, cerca de Tiflis (Cáucaso) era, inhabitable a causa del paludismo; pero el Gobierno hizo trabajos de saneamiento, y empezaron a acudir los campesinos y a sembrar alfalfa, que era muy estimada en el mercado de Tiflis; al poco tiempo el paludismo comenzó a disminuir; los científicos y médicos locales lo achacaban a los trabajos de saneamiento, pero los mosquitos abundaban como al principio; a juicio del autor, neutralizado su veneno por el jugo de la alfalfa, no producían daño alguno. Lamenta el autor que sus cuadernos, notas y fotografías desaparecieran cuando la Revolución rusa, al tener que escapar de los bolcheviques; pero recuerda varios hechos como el siguiente: en el centro de los pantanos de Arkansas halló una pequeña propiedad, que pertenecía a un anciano; él y su familia gozaban de buena salud, mientras que todos a su alrededor padecían las fiebres. La causa de su inmunidad era clara: al lado de un campo de algodón tenían, cerca de su casa, otro de alfalfa. Sus vecinos cultivaban solamente el algodón. En 1911, enviado a la Argentina para estudiar algunos problemas agrícolas, le impresionó en aquel país la gran extensión de los campos de alfalfa. Sus pesquisas comprobaron que en las localidades infectadas de paludismo desaparecía éste apenas crecía la alfalfa. Como en el Cáucaso, los naturales del país lo achacaban al saneamiento del terreno; había sido saneado, en efecto, pero los mosquitos continuaban vivos, sólo que, esterilizados ahora por el jugo de las plantas, no producían daño alguno. En 1913 fue trasladado de la Agencia Agrícola en San Luis, del Gobierno ruso, al departamento de Agricultura? n Petrogrado. En el verano de aquel año fue enviado al Turquestán (Asia central) para enseñar a los granjeros de California los métodos de secar fruta. También allí vio innumerables casos que confirmaban su descubrimiento. En dondequiera que había alfalfa no había fiebre, que surgía, en cambio, cuando aquélla faltaba. Míster I. N. Klingen, que había sido el principal agricultor de los Dominios Imperiales, comunicó al autor que nos ocupa que, por orden suya, en los Estados de los gran del Imperio romano. Pero desde que en 1897- 98 sir Ronald Ross descubrió que los mosquitos son los propagadores de la fiebre amarilla y del paludismo, se les combate cada vez con más tesón. Los americanos han practicado procedimientos eficaces, puestos de relieve en el Canal de Panamá y en ciudades del Ecuador y de Brasil; las randes poblaciones de este último están, al n, libres por completo de fiebres y mosquitos, pero 1 desgraciadamente los mismos procedimientos no pueden seguirse en el campo. En las ciudades, cualquier recepANDRÉS FERNANDEZ CUERVO táculo que contenga agua puede ser inspecIngeniero agrónomo. cionado y protegido de los mosquitos por telas metálicas, aceite, peces, que se comen sus larvas, etc. En el campo, especialmenLEGUMINOSAS te en épocas de lluvias, toda pequeña cavidad u hoyo del suelo, incluso las huellas producidas por, las pisadas de los animales, CONTRA EL PALU contienen agua y pueden ser criaderos apropiados de mosquitos. Se ve, por lo tanto, la D 1 SMO dificultad de librar al campesino de las piPor ser nuestro país uno de los que más caduras del njosquito, y, por consiguiente, sufren las consecuencias del paludismo, nos del paludismo. El autor lo considera, sin parece serán de interés las observaciones embargo, posible por su procedimiento. Dice que, respecto al renledio o evitación de tan a este respecto que cuando sir Ronald Ross extendida enfermedad, hace en Scientific propagó la teoría de que el paludismo es American Theo. Krysto, M. D. producido por lá picadura del mosquito, todo Si nos damos por satisfechos con que un el mundo se reía de él, incluso el general solo español tome en cuenta los consejos del Gorgas, que luego había de ser su más ardoctor Krysto, serán nuestras aspiraciones diente defensor, consiguiendo, al seguir sus seis veces mayores que las suyas, puesto consejos, que fueia posible la apertura del que él se conforma con que no más que Canal de Panamá. uno de los 120.000.000 de habitantes de NorAtribuye a Ross la frase de que el munteamérica le ayude en su empresa, convencido de la verdad de sus asertos. Este de- do necesita por lo menos diez años para seo, así expresado, no arguye, sin embargo, comprender una idea nueva, explicándose así más que modestia en el autor del trabajo a que la teoría de que el paludismo es proque aludimos, ya que una autoridad como ducido por el mosquito fue primero ridicula del profesor David Starr Jordán, anti- lizada, y su aplicación para salvar la vjda guo rector de la Universidad de Stanford, del hombre, tratada con negligencia, olvido famoso naturalista y especializado además u oposición. Teme que su plan sufra la en el estudio dejos mosquitos, recomienda misma suerte, pero como es tan fácil de la divulgación y ia puesta en práctica de los poner en práctica, confía en que tardará procedimientos preconizados por el doctor menos de diez años en abrirse camino. Krysto. Comienza éste su estudio exponiendo la inmensa zona del globo que padece el azote de! paludismo, que abarca- -dice- -todo el espacio comprendido entre los 40 de latitud Norte y 30 Sur, excepto los países excesivamente secos, como Australia, algunos Estados del Oeste de Norteamérica, la mayor parte de Arabia y Egipto. Afirma que en algunas localidades de África, América central y ¿el Sur, Indochina, las tierras bajas de la India, etc. casi la totalidad de la población padece las fiebres palúdicas, que en algunos puntos de África adquieren tal importancia que matan en cuarenta y ocho horas, y recuerda la bravura de la Reina Ravalona de Madaga scar, que desafió al Gobierno francés, diciéndole: Yo tengo pocos soldados, rero mis fiebres diezmarán vuestros Ejércitos. El autor del artículo que glosamos co noce bien el paludismo por haberlo padeciPara que ui do durante diecinueve años, y afirma que sus sean empr amanestragos pveden evitarse por un procedites aei aseo, enseñemiento fácil, económico y en corto tiempo; atribuye el descubrimiento a un modesto mé es a conocer oesat dico, quien lo llevó a cabo hace treinta y pequen i toa la tocotntres años, habiendo sido comprobada su eficacia en Europa, Asia, África y las dos paraole marca orí Américas, confirmándola después las observaciones de varias autoridades También señala otro procedimiento practicado por un eminente hombre de ciencia francés, cuyos admirables resultados se han visto, no en los laboratorios, sino en la vida real. Entre las muchas variedades de mosquitos hay algunos muy pequeños, casi invisibles; su veneno es causa del paludismo, la fiebre amarilla, elefantiasis, filariosis, etcétera, etc. La lucha entre el hombre y el mosquito es muy antigua, y hasta hace poco los mosquitos eran los vencedores. Algunos eruditos opinan que malaria, es decir, los facilita dentición niños, mata lombrices. r mosquitos, fueron Ja causa de la decadencia Caja, una peseta. tos y refrenado los impulsos juveniles, alguna vez aventurados, sin pensar que no es la acción la que le corresponde, sino la dirección. Es la supresión del director de orquesta porque sus pulmones no pueden con un instrumento de viento, y substituirle con un asistente al espectáculo. Hay que reconocer que ha venido una reacción en esta marcha, y se vislumbra en el porvenir una contraria, que redundará en beneficio de la agricultura nacional. f Fino LA RiVA LACTINA CHELVI